La Iglesia católica está apoyando esa lucha por el cuidado de la Casa Común Los Waorani de Ecuador demandan al Estado por permitir la explotación petrolera en sus territorios

Los Waorani, en lucha
Los Waorani, en lucha

Lo que sucede en nuestros territorios es nuestra decisión y nuestro territorio no está a la venta. Nuestro territorio es parte de nuestra vida. Nosotros moriremos si las empresas petroleras entran en nuestras tierras

Nuestro territorio está sano, no hay contaminación. Nosotros, Pikenanis [líderes y sabios waorani], nunca vamos a vender nuestro territorio a las petroleras. Queremos vivir bien en nuestro territorio

Nuestra selva está sana porque mis abuelos y antepasados la defendieron

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La defensa de la Amazonía por parte de las comunidades indígenas contra las invasiones de las empresas, muchas veces con el apoyo de los gobiernos, se ha convertido en una lucha, casi siempre desigual, pero en la que se pone en juego la sostenibilidad de una región de cuyo futuro depende la vida del Planeta.

En estos últimos días han sido las comunidades Waorani de la provincia de Pastaza, en Ecuador, quienes han presentado una demanda histórica contra el Estado Ecuatoriano por violación de derechos a Consulta previa, libre e informada y autodeterminación, en el marco de la licitación petrolera, que ha sido dado a conocer en un comunicado hecho público este 13 de abril. La demanda ha sido interpuesta en la ciudad de Puyo, capital de la provincia de Pastaza, donde 16 comunidades Waorani piden que se reconozcan sus derechos y se les compense por los daños sufridos, que se remontan a 2012, cuando el Estado decidió licitar parte de su territorio ancestral para actividades petroleras.

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Diferentes miembros de las comunidades indígenas han declarado ante los jueces, exigiendo que se respeten sus derechos, como reconocía Nemonte Nenquimo, presidenta de la Organización Waorani, quien les hacía ver que tienen la responsabilidad de defender sus derechos, pues “lo que sucede en nuestros territorios es nuestra decisión y nuestro territorio no está a la venta. Nuestro territorio es parte de nuestra vida. Nosotros moriremos si las empresas petroleras entran en nuestras tierras. Vamos a luchar hasta el final, no solo aquí en esta corte”.

La importancia de este momento radica en el hecho de que se trata de una prueba de fuego para el gobierno y para el propio país, que está siendo obligado a escoger entre la explotación de los combustibles fósiles y los derechos constitucionales de Pueblos Indígenas, también reconocidos internacionalmente, algo en lo que ha insistido Lina María Espinosa, abogada de los demandantes Waorani, pues "creemos que este caso representa una oportunidad histórica para que la Corte de Pastaza proteja los derechos de Pueblos Indígenas a la Consulta Previa y este derecho sea por fin entendido por el estado como una herramienta para la protección de sus modos de vida, si fallan a favor de los Waorani estarán además sentando un precedente para todos los Pueblos y Nacionalidades del país y de la región y estarán haciendo una diferencia sustancial, para su territorio, para su vida".

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Lo que se ha denunciado es que en 2012, abogados y funcionarios del gobierno ecuatoriano realizaron interrogatorios agresivos, confusos y a menudo, culturalmente insultantes, en una tentativa de consulta previa, que de hecho no respondió al marco legal establecido. Los propios indígenas reconocen que los tiempos y los modos de defenderse han cambiado, “mis antepasados defendían la selva con lanza. Cuando entraban invasores, mis antepasados mataban con lanza. Yo he venido con palabra. En 2012 el gobierno vino muy poco tiempo [en nuestras comunidades] para ofrecernos salud, educación, viviendas. Pero nunca sabíamos que querían explotar petróleo. Nuestro territorio está sano, no hay contaminación. Nosotros, Pikenanis [líderes y sabios waorani], nunca vamos a vender nuestro territorio a las petroleras. Queremos vivir bien en nuestro territorio", dijo el anciano Memo Yahuiga Ahua Api en las declaraciones de apertura.

No podemos olvidar el papel decisivo de los indígenas en la conservación del territorio, pues como afirmaba la anciana Omanka Enqueri Nihua, “Yo vengo de la selva. Nuestra selva está sana porque mis abuelos y antepasados la defendieron”. Esa es la esperanza del pueblo waorani, que espera una sentencia que será dada a conocer el próximo 26 de abril. Este es un paso más de una lucha que se inició en 2018 con una recogida de firmas que ya alcanzó 73.000 apoyadores.

En esta lucha de los pueblos indígenas también se ha hecho presente la Iglesia católica. El obispo del Vicariato Apostólico del Puyo, que comprende la provincia de Pastaza, Monseñor Rafael Cob, acompañado del capuchino Charly Azcona, uno de los grandes acompañantes de las luchas indígenas en la Amazonía ecuatoriana, han estado al lado de los pueblos indígenas. De hecho, el Sínodo para la Amazonía, está siendo un buen instrumento, que está ayudando a tomar mayor conciencia sobre la importancia del cuidado de la Casa Común, una actitud sobre la que los pueblos indígenas tienen mucho que enseñar a la sociedad y a la Iglesia católica, que busca nuevos caminos para una ecología integral.

Monseñor Cob califica este acontecimiento "como algo que puede ser histórico para las comunidades indígenas", respaldando las demandas de las comunidades indígenas waoroni contra el gobierno "por haber hecho una consulta engañosa y no haber respetado las normas y leyes de la Constitución a la hora de querer explotar el petroleo de estas tierras". Ante las pruebas presentadas por el pueblo waorani, el obispo del Vicariato del Puyo reconoce que "todos estamos solidarizándonos con ellos en estos días que ha durado la audiencia".

Ante la sentencia, que es esperada para el día 26 de abril, el obispo pide oraciones de todos "para que la sentencia sea favorable y pueda ser un hito histórico para siguientes demandas que los pueblos indígenas puedan presentar a los gobiernos, para que respeten sus territorios y los derechos de los pueblos indígenas a decidir". Monseñor Cob insiste en que "la tierra es un don y un regalo de Dios para vivir, y ellos entienden muy bien que la tierra y su vida forman una misma realidad". Por todo ello, el obispo pide "esa conversión ecológica integral que el Papa Francisco nos pide a todos".  

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