Enero de 1967 El incendio que destruyó Catedral de México

Un cortocircuito acabó con el patrimonio cultural y religioso del monumento novohispano. ¿Podría suceder de nuevo?

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La conmoción mundial por el incendio de la catedral de Notre Dame en París hizo que, de forma inevitable, venga a nuestra memoria la cuestión sobre la seguridad de una de las joyas más preciadas de la arquitectura novohispana en México: Catedral metropolitana.

El bicentenario monumento ha sufrido el paso del tiempo, los implacables sismos; hundimientos y agrietamientos que a punto estuvieron de cerrarla al público por los evidentes riesgos. Su rescate ha costado millones de pesos y en la memoria quedan también capítulos aciagos que conmocionaron a la capital del país como aquél del incendio de 1967 que acabó con el Altar del Perdón y el Coro.

Cuentan las crónicas que “Minutos antes de la medianoche del martes 16 de enero de 1967, el patrullero Jesús Leos Hernández observó que salían grandes llamaradas del lado derecho de la Catedral. De inmediato comunicó a Radio Patrullas y a la Estación Central de Bomberos quienes apagaron el fuego, pero el Altar del Perdón se había perdido”. El costo del incendio fue mayor al medio millón de pesos de ese fin de década de 1960, pero lo lamentable fue la pérdida irreparable del patrimonio suscitando además amplios debates para corregir los errores del pasado, inclusive litúrgicos, ante el entusiasmo de la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II.

El incendio comenzó en el Altar del Perdón, situado en la nave central frente a la puerta principal. Dos días después se contabilizaron las pérdidas. Según los especialistas del Instituto Nacional de Antropología, el fuego arrasó el retablo del Altar del Perdón de 1735; dos órganos, el de la Epístola manufacturado en España en 1693 y puesto en servicio en la Nueva España en 1695 y el del Evangelio ensamblado por completo en la Nueva España en 1735. Se perdió la sillería de coro, el facistol, diversos objetos de valor patrimonial y pintura mural.

A finales de 1967, los testimonios de la época dan cuenta del debate que se dio en torno de la reconstrucción de catedral. ¿Renovación o restauración? Pero el examen también quiso desentrañar la causa del accidente en una de las catedrales más hermosas del continente y que puso al virreinato de la Nueva España en la marcha cultural del cristianismo occidental.

El historiador Arturo Arnaiz y Freg (1915-1967), de la Academia Mexicana de Historia, periodista y escritor, escribiría a finales de 1967 que ese incendio fue originado por causas más simples producto de la negligencia y descuido: “Un abandono increíble de las instalaciones eléctricas visiblemente desnudas. Existen testimonios muy claros que prueban que, en ocasiones, se hizo notar que, en el Coro, había alambres conductores de la corriente eléctrica visiblemente deteriorado. Qué fácil hubiera sido cubrirlos para evitar el corto circuito que, según todas las probabilidades, provocó el siniestro”.

Ante la tragedia de Notre Dame provocada presuntamente por un burdo cortocircuito, la revisión es exigida para saber cómo está la seguridad de nuestra catedral. No han sido pocas las denuncias sobre su abandono por negligencia y falta de recursos; el arzobispo de México ha abandonado su sede para ir a la Basílica de Guadalupe y en Catedral metropolitana se nota el desdén de autoridades que la ponen en riesgo. En 2017 -cincuenta años después del incendio de 1967-, el canónigo José de Jesús Aguilar Valdés publicó el videodocumento "Me dueles Catedral" exhibiendo el deterioro, olvido y evidentes riesgos que podrían desatar una conflagración en el recinto.

Pero en México, la política está acostumbrada a ser candil de la calle y oscuridad de la casa.

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