La sabiduría e inteligencia del Papa Francisco: su legado intelectual en Latinoamérica y para el mundo
Este artículo, nace de mi último viaje y experiencia en Lima, un lugar muy significativo de América Latina, y de la actualidad del Papa Francisco que pronto estará de nuevo en su realidad latinoamericana de origen y que, próximamente, cumplirá ya 5 años en el Ministerio Petrino. En este mes de Enero, el Papa visitará otra vez Latinoamérica y estará en países como Perú, entre otros lugares en Lima, o Chile. Por lo que tendremos otra posibilidad de que nos transmita su enseñanza y testimonio que, cada día, es más relevante. En América Latina, por ejemplo, su popularidad subió un 75%, en España y en la revista Time Francisco ha sido elegido como la persona más emblemática del 2017.
Y es que a pesar de la más que conocida oposición y ataques que sufre el Papa por parte de ciertos sectores, en buena medida muy ligados al tradicionalismo e integrismo, Francisco sigue cautivando y enamorando con su vida, mensaje y su ser-testigo. Entre dichos ataques que padece el Papa, se le acusa de no estar preparado y formado a nivel académico e intelectual, que su enseñanza no contiene esa altura teológica, de pensamiento e intelectual que requiere la fe e iglesia con un Papa católico. En este artículo, vamos a tratar de mostrar que eso no es cierto. Y que, como hemos estudiado e investigado junto con otros autores, el Papa tiene una formación y sabiduría profunda por la que nos transmite una enseñanza sólida y honda que recoge, actualiza y profundiza lo más valioso de la fe, de la teología, filosofía y del pensamiento en general, por ejemplo, la misma ciencia.
Entre estos autores y estudios mencionados, merece destacarse algunos recientes como los de los filósofos y profesores Massimo Borghesi, con su libro“Jorge Mario Bergoglio: una biografía intelectual. Dialéctica y misticismo”, y de Rodrigo Guerra, amigo y colega mexicano. De forma similar a como he procurado estudiar, por ejemplo en mi reciente artículo que ha salido en la revista “Carthaginensia: Revista de estudios e investigación” (ITF de Murcia), el profesor Guerra nos ha mostrado la fidelidad y continuidad creativa del Papa Francisco con la tradición y magisterio de la Iglesia. Por ejemplo, el Vaticano II o San Juan Pablo II del que Rodrigo, asimismo, es un profundo conocedor como del pensamiento personalista, que tanta sintonía y afinidad tiene con todo este magisterio así como con Juan Pablo II.
Desde lo anterior, podemos conocer la sólida y profunda formación que, además como jesuita, tuvo Francisco. Con sus influencias y referencias a autores como R. Guardini, al que trabajó en sus estudios de doctorado, y que es muy valorado por otros Papas como Benedicto XVI. De la misma forma, evidentemente, podemos constatar sus raíces jesuitas e impronta ignaciana, con la repercusión de estudios ya clásicos como el del jesuita G. Fessard, y latinoamericana con su espiritualidad, pastoral y teología. Como la desarrollada en Argentina, conocida como teología del pueblo. Tal como ha estudiado el jesuita J. C. Scannone, que fuera formador del Papa y unos de los pensadores más relevantes de la actualidad. Scannone es, igualmente, un estudioso de estas raíces teológicas e intelectuales de Francisco y representante, junto a L. Gera o R. Tello, de toda esta teología latinoamericana liberadora y argentina del pueblo que tanto ha marcado al Papa Francisco.
En todos estos estudios e investigaciones, podemos ver el trasfondo humanista, crítico, liberador e integral que, en sintonía con todo este pensamiento universal e iberoamericano, el Papa Francisco nos lega con su magisterio y sabiduría. Francisco nos transmite una cosmovisión de la vida y de la fe con una perspectiva global que abarca e incluye las diversas dimensiones de la realidad y de la fe, de la teología y de la filosofía e incluso de la ciencia. El Papa presenta una compresión de la realidad en donde esta diversidad de aspectos y dimensiones se religan e inter-accionan entre sí en tensión, comunión, solidaridad, inclusión, de forma dinámica y trascendente. Francisco contempla, discierne y vive esta paradoja tan cristiana, teológica e ignaciana de la tensión, diversidad y unidad entre: gracia y naturaleza, fe y razón, cielo y tierra, trascendencia e historia, salvación y liberación humana e integral; santidad y pecado, vida y muerte, esperanza y mal, razón y emoción, pensamiento y sentimiento, inteligencia y corazón; misericordia y conversión, espiritualidad y moral, mística y política, contemplación y lucha por la justicia en la opción por los pobres.
Lo que no comprenden los fundamentalismos e integrismos así como los relativismos e idealismos o postmodernismos- como se sabe los extremismos se tocan-, y por eso acaban en estos sectarismos o totalitarismos al igual que atacan al Papa Francisco, es esta mirada compleja y global de lo real. En una comunión fraterna y solidaria que integra dicha diversidad de todas estas dimensiones de la realidad y de la fe en tensión, co-relación y comunión solidaria. Como es el Misterio del Dios Trinitario. De esta forma, el Papa Francisco nos transmite los valores, principios, sentimientos y experiencias vitales de lo humano, real y de la fe como son la alegría, el amor, misericordia, vida, dignidad, paz y justicia con los pobres de la tierra.
El Papa acoge toda la sabiduría e inteligencia de la vida y de la realidad, del tiempo e historia, donde Dios se va manifestando y acompañando a los pueblos que, en el Espíritu que los habita y sus signos de los tiempos, expresan estos valores y experiencias. Mediante sus culturas, tradiciones, religiosidad popular y espiritualidad. Es la sabiduría vital y cultura popular de los sencillos, humildes y pobres que nos comunican dichas virtudes y principios morales, sociales y espirituales. Por los que promueven la vida, dignidad, solidaridad, justicia y esperanza. El Papa Francisco nos muestra así el verdadero rostro e imagen de Dios, tal como se nos revela en Jesús de Nazaret. El Dios del amor y de la misericordia, de la paz y justicia con los pobres de la tierra, el Dios de la vida humanizadora, con sentido y felicidad, realizada, plena y eterna. El Dios de la salvación liberadora de todo mal, pecado muerte e injusticia, el Dios del Don (Gracia) de la fe, esperanza y caridad.
Toda esta sabiduría e inteligencia espiritual del Papa Francisco en la vida y realidad, como nos transmite la cultura y espiritualidad latinoamericana, es el significado profundo de su pastoral popular y ecología integral. Con la opción por los pobres, sacramentos de Cristo pobre-crucificado, y por la hermana tierra. Lo que lleva a las personas, pueblos y a los pobres a ser sujetos protagonistas de su desarrollo humano, liberador e integral, de su promoción y luchas liberadoras por la justicia. En comunión mística con Dios, con la iglesia y con toda la naturaleza (cosmos)-creación. El Papa, con su ecología integral que lleva al buen vivir, escucha y acoge el grito de los pobres promoviendo la justicia social, el clamor de la tierra para realizar la justicia ambiental, la vida y dignidad en todas sus dimensiones, fases y aspectos, la fecundidad del matrimonio y la familia. Es una existencia e iglesia pobre con los pobres, sobria y austera en solidaridad de vida, bienes y compromiso por la justicia con los pobres y con la tierra. En contra de los ídolos de la riqueza-ser rico, poder y violencia, del consumir, poseer y tener que se imponen sobre el ser persona, fraterna, solidaria, ecológica y espiritual.
Francisco promociona los derechos humanos y sociales de los pueblos, el protagonismo de sus movimientos populares en sus luchas por la justicia y estos derechos como son las 3 “T”, tierra, trabajo y techo. Estos movimientos sociales y populares de trabajadores, campesinos, mujeres, indígenas…, los pobres de la tierra, tienen al Papa como valedor de sus luchas, causas y esperanzas en ese otro mundo posible. Una mundialización fraterna de la solidaridad, del bien común universal, la paz y la justicia socio-ambiental. En oposición a la globalización neoliberal e insostenible del capital, de la guerra, competitividad y de la destrucción ecológica. En donde se promuevan los principios y valores básicos como el destino universal de los bienes, la equidad y justa distribución de los recursos, que tiene la prioridad sobre la propiedad. El trabajo decente, la dignidad del trabajador y de toda persona con sus derechos como es un salario justo, que está antes que el capital.
El Papa muestra así una moral y bioética global, coherente e integral que defiende la vida contra todo mal e injusticia, desde el inicio hasta el final, la vida y dignidad de las personas, familias, pueblos y de los pobres con el cuidado de la tierra. Francisco testimonia todo este desarrollo humano, integral y liberador de las desigualdades e injusticia sociales-globales. Como son los holacaustos y lacras del hambre, la pobreza, esclavitud como la infantil y la trata de personas, las guerras y violencias con sus armas, el drama de los hermanos migrantes y refugiados, la destrucción ecológica, el aborto y la eutanasia.
Francisco promueve la verdad, bondad y belleza del matrimonio y de la familia. Con la alegría del amor fiel y sólido de un hombre con una mujer que se abre a la vida, hijos y a la solidaridad en el compromiso por el bien común, paz y justicia con los pobres; frente la familia burguesa, individualista, posesiva y consumista. Por todo ello, le damos las gracias a Dios y al Papa Francisco, por su sabiduría y revolución de la alegría, de la misericordia y belleza de la vida, de la realidad y de la fe que nos prepara para esta nueva visita latinoamericana.
Y es que a pesar de la más que conocida oposición y ataques que sufre el Papa por parte de ciertos sectores, en buena medida muy ligados al tradicionalismo e integrismo, Francisco sigue cautivando y enamorando con su vida, mensaje y su ser-testigo. Entre dichos ataques que padece el Papa, se le acusa de no estar preparado y formado a nivel académico e intelectual, que su enseñanza no contiene esa altura teológica, de pensamiento e intelectual que requiere la fe e iglesia con un Papa católico. En este artículo, vamos a tratar de mostrar que eso no es cierto. Y que, como hemos estudiado e investigado junto con otros autores, el Papa tiene una formación y sabiduría profunda por la que nos transmite una enseñanza sólida y honda que recoge, actualiza y profundiza lo más valioso de la fe, de la teología, filosofía y del pensamiento en general, por ejemplo, la misma ciencia.
Entre estos autores y estudios mencionados, merece destacarse algunos recientes como los de los filósofos y profesores Massimo Borghesi, con su libro“Jorge Mario Bergoglio: una biografía intelectual. Dialéctica y misticismo”, y de Rodrigo Guerra, amigo y colega mexicano. De forma similar a como he procurado estudiar, por ejemplo en mi reciente artículo que ha salido en la revista “Carthaginensia: Revista de estudios e investigación” (ITF de Murcia), el profesor Guerra nos ha mostrado la fidelidad y continuidad creativa del Papa Francisco con la tradición y magisterio de la Iglesia. Por ejemplo, el Vaticano II o San Juan Pablo II del que Rodrigo, asimismo, es un profundo conocedor como del pensamiento personalista, que tanta sintonía y afinidad tiene con todo este magisterio así como con Juan Pablo II.
Desde lo anterior, podemos conocer la sólida y profunda formación que, además como jesuita, tuvo Francisco. Con sus influencias y referencias a autores como R. Guardini, al que trabajó en sus estudios de doctorado, y que es muy valorado por otros Papas como Benedicto XVI. De la misma forma, evidentemente, podemos constatar sus raíces jesuitas e impronta ignaciana, con la repercusión de estudios ya clásicos como el del jesuita G. Fessard, y latinoamericana con su espiritualidad, pastoral y teología. Como la desarrollada en Argentina, conocida como teología del pueblo. Tal como ha estudiado el jesuita J. C. Scannone, que fuera formador del Papa y unos de los pensadores más relevantes de la actualidad. Scannone es, igualmente, un estudioso de estas raíces teológicas e intelectuales de Francisco y representante, junto a L. Gera o R. Tello, de toda esta teología latinoamericana liberadora y argentina del pueblo que tanto ha marcado al Papa Francisco.
En todos estos estudios e investigaciones, podemos ver el trasfondo humanista, crítico, liberador e integral que, en sintonía con todo este pensamiento universal e iberoamericano, el Papa Francisco nos lega con su magisterio y sabiduría. Francisco nos transmite una cosmovisión de la vida y de la fe con una perspectiva global que abarca e incluye las diversas dimensiones de la realidad y de la fe, de la teología y de la filosofía e incluso de la ciencia. El Papa presenta una compresión de la realidad en donde esta diversidad de aspectos y dimensiones se religan e inter-accionan entre sí en tensión, comunión, solidaridad, inclusión, de forma dinámica y trascendente. Francisco contempla, discierne y vive esta paradoja tan cristiana, teológica e ignaciana de la tensión, diversidad y unidad entre: gracia y naturaleza, fe y razón, cielo y tierra, trascendencia e historia, salvación y liberación humana e integral; santidad y pecado, vida y muerte, esperanza y mal, razón y emoción, pensamiento y sentimiento, inteligencia y corazón; misericordia y conversión, espiritualidad y moral, mística y política, contemplación y lucha por la justicia en la opción por los pobres.
Lo que no comprenden los fundamentalismos e integrismos así como los relativismos e idealismos o postmodernismos- como se sabe los extremismos se tocan-, y por eso acaban en estos sectarismos o totalitarismos al igual que atacan al Papa Francisco, es esta mirada compleja y global de lo real. En una comunión fraterna y solidaria que integra dicha diversidad de todas estas dimensiones de la realidad y de la fe en tensión, co-relación y comunión solidaria. Como es el Misterio del Dios Trinitario. De esta forma, el Papa Francisco nos transmite los valores, principios, sentimientos y experiencias vitales de lo humano, real y de la fe como son la alegría, el amor, misericordia, vida, dignidad, paz y justicia con los pobres de la tierra.
El Papa acoge toda la sabiduría e inteligencia de la vida y de la realidad, del tiempo e historia, donde Dios se va manifestando y acompañando a los pueblos que, en el Espíritu que los habita y sus signos de los tiempos, expresan estos valores y experiencias. Mediante sus culturas, tradiciones, religiosidad popular y espiritualidad. Es la sabiduría vital y cultura popular de los sencillos, humildes y pobres que nos comunican dichas virtudes y principios morales, sociales y espirituales. Por los que promueven la vida, dignidad, solidaridad, justicia y esperanza. El Papa Francisco nos muestra así el verdadero rostro e imagen de Dios, tal como se nos revela en Jesús de Nazaret. El Dios del amor y de la misericordia, de la paz y justicia con los pobres de la tierra, el Dios de la vida humanizadora, con sentido y felicidad, realizada, plena y eterna. El Dios de la salvación liberadora de todo mal, pecado muerte e injusticia, el Dios del Don (Gracia) de la fe, esperanza y caridad.
Toda esta sabiduría e inteligencia espiritual del Papa Francisco en la vida y realidad, como nos transmite la cultura y espiritualidad latinoamericana, es el significado profundo de su pastoral popular y ecología integral. Con la opción por los pobres, sacramentos de Cristo pobre-crucificado, y por la hermana tierra. Lo que lleva a las personas, pueblos y a los pobres a ser sujetos protagonistas de su desarrollo humano, liberador e integral, de su promoción y luchas liberadoras por la justicia. En comunión mística con Dios, con la iglesia y con toda la naturaleza (cosmos)-creación. El Papa, con su ecología integral que lleva al buen vivir, escucha y acoge el grito de los pobres promoviendo la justicia social, el clamor de la tierra para realizar la justicia ambiental, la vida y dignidad en todas sus dimensiones, fases y aspectos, la fecundidad del matrimonio y la familia. Es una existencia e iglesia pobre con los pobres, sobria y austera en solidaridad de vida, bienes y compromiso por la justicia con los pobres y con la tierra. En contra de los ídolos de la riqueza-ser rico, poder y violencia, del consumir, poseer y tener que se imponen sobre el ser persona, fraterna, solidaria, ecológica y espiritual.
Francisco promociona los derechos humanos y sociales de los pueblos, el protagonismo de sus movimientos populares en sus luchas por la justicia y estos derechos como son las 3 “T”, tierra, trabajo y techo. Estos movimientos sociales y populares de trabajadores, campesinos, mujeres, indígenas…, los pobres de la tierra, tienen al Papa como valedor de sus luchas, causas y esperanzas en ese otro mundo posible. Una mundialización fraterna de la solidaridad, del bien común universal, la paz y la justicia socio-ambiental. En oposición a la globalización neoliberal e insostenible del capital, de la guerra, competitividad y de la destrucción ecológica. En donde se promuevan los principios y valores básicos como el destino universal de los bienes, la equidad y justa distribución de los recursos, que tiene la prioridad sobre la propiedad. El trabajo decente, la dignidad del trabajador y de toda persona con sus derechos como es un salario justo, que está antes que el capital.
El Papa muestra así una moral y bioética global, coherente e integral que defiende la vida contra todo mal e injusticia, desde el inicio hasta el final, la vida y dignidad de las personas, familias, pueblos y de los pobres con el cuidado de la tierra. Francisco testimonia todo este desarrollo humano, integral y liberador de las desigualdades e injusticia sociales-globales. Como son los holacaustos y lacras del hambre, la pobreza, esclavitud como la infantil y la trata de personas, las guerras y violencias con sus armas, el drama de los hermanos migrantes y refugiados, la destrucción ecológica, el aborto y la eutanasia.
Francisco promueve la verdad, bondad y belleza del matrimonio y de la familia. Con la alegría del amor fiel y sólido de un hombre con una mujer que se abre a la vida, hijos y a la solidaridad en el compromiso por el bien común, paz y justicia con los pobres; frente la familia burguesa, individualista, posesiva y consumista. Por todo ello, le damos las gracias a Dios y al Papa Francisco, por su sabiduría y revolución de la alegría, de la misericordia y belleza de la vida, de la realidad y de la fe que nos prepara para esta nueva visita latinoamericana.