Gloria, alabanza y honor

Gloria, laus et honor, Binchois

¡Feliz jueves! Tras palabras muy sugerentes para una música no menos sugerente. A veces nos cuesta mucho escuchar la música contemporáneo porque el lenguaje nos resulta complicado (quizá por lo poco que estamos acostumbrados a él). Lo mismo nos ocurre con la música medieval porque utiliza a veces unas técnicas algo abstrusas para nuestros oídos tan anclados aún en el barroco y el romanticismo. Merece la pena hacer el esfuerzo de entenderla.

Gilles Binchois

Vamos a estar un rato en compañía de Gilles Binchois (c. 1400-1460), maestro belga nacido probablemente en Mons en el seno de una familia burguesa puesto que su padre era consejero del duque Guillermo IV de Hainaut. El nombre original de Binchois era Gilles de Bins. Parece ser que en 1419 Binchois era organista en Ste.-Waudru y unos años más tarde lo tenemos en París, también en la corte. Al contrario que otros, no se hizo sacerdote y estudió en ninguna universidad pero sí consiguió bastantes prebendas en diversos lugares. Sin embargo, sí compuso una buena cantidad de música religiosa y sabemos que en 1449 conoció a Dufay. Binchois era un reconocido maestro y cuando falleció otros reputados compositores, como Johannes Ockeghem o Guillaume Dufay, compusieron lamentos por el deceso. El poeta Martin le Franc le acreditó a Binchois la regeneración del arte musical en el continente europeo y sus obras debían tomarse como modelo para todas las generaciones venideras, cosa que verdaderamente ocurrió. Es más, su música sabemos que estaba presente en una gran cantidad de manuscritos europeos, tanto de su época como posteriores.

Disfrutemos de su motete Gloria, laus et honor. Las voces ejecutan desde el principio un impresionante movimiento paralelo lo que le confiere a esta pieza de una solemnidad y una severidad muy especiales. Esta composición, basada en un texto del Antiguo Testamento, fue muy admirada en su tiempo a pesar de su carácter conservador en cuanto a técnicas de composición. Binchois parece encontrar como fuente de inspiración la música de las capillas borgoñonas y compone una música funcional, con un uso estrictamente litúrgico, incluso sin la intención de que fuese más allá de eso. A pesar de todo nunca pierde ese carácter maestro que tiene no solo el compositor sino esta impresionante obra.

La interpretación es del Ensemble Gilles Binchois dirigido por Dominique Vellard.

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