Conferencia de Religiosos chilena: "La protesta tiene raíces profundas, pero no justifica la violencia descontrolada" El Celam condenó los actos violentos contra las iglesias en Chile
“Condenamos este y cualquier acto de sacrilegio o profanación que atente contra la vida espiritual de los fieles y el trabajo evangelizador de la Iglesia, especialmente en estos difíciles tiempos de pandemia que nos toca vivir”, se lee en el mensaje del Celam dirigido al presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh)
"Hagamos un llamamiento a la paz, mostremos solidaridad con las parroquias afectadas, invitemos a la gente a dejar las armas y las piedras", evitando acciones que "vayan en contra de la vida y del respeto a lo que nos rodea", ha pedido la Conferencia de Religiosos, recordando que no obstante la mayoría de los chilenos se ha manifestado pacíficamente
| Celam/Sir
La presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) expresó su solidaridad con la Iglesia chilena al rechazar de manera categórica los actos violentos que afectaron a las parroquias de la Asunción de la Virgen María y San Francisco de Borja el pasado domingo.
Los representantes del organismo de comunión eclesial confían en que las autoridades esclarezcan con celeridad este acto de violencia que no puede admitirse de ninguna forma, sin importar su origen, porque todos debemos trabajar por el progreso de nuestros pueblos, esforzándonos por vivir en paz y armonía.
“Condenamos este y cualquier acto de sacrilegio o profanación que atente contra la vida espiritual de los fieles y el trabajo evangelizador de la Iglesia, especialmente en estos difíciles tiempos de pandemia que nos toca vivir”, se lee en el mensaje dirigido al presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), monseñor Santiago Silva Retamales.
“Nos unimos solidariamente con su excelencia, con el episcopado chileno, con la comunidad arquidiocesana y con toda la Iglesia que peregrina en Chile, que de manera indesmayable acompaña a su pueblo y más aún en los duros rigores de la pandemia, adversidades a las que resisten arraigados en su fe y sus convicciones religiosas, de donde se nutren de fortaleza y esperanza para superar las dificultades, con ejemplar despliego de generosidad y fraternidad”, escribe el Celam.
“Haciendo nuestras la palabras del papa Francisco” -concluye el mensaje del organismo eclesial latinoamericano- es preciso recordar que “en un mundo en el que diversas formas de tiranía moderna tratan de suprimir la libertad religiosa, o de reducirla a una subcultura sin derecho a voz y voto en la plaza pública, o de utilizar la religión como pretexto para el odio y la brutalidad, es necesario que los fieles de las diversas religiones unan sus voces para clamar por la paz, la tolerancia y el respeto a la dignidad y derechos de los demás” (discurso en el Independence Mall de Filadelfia, EE.UU., en 2015).
En el mismo marco de los actos de violencia que tuvieron lugar el domingo 18 de octubre, conmemoración del primer aniversario de las protestas sociales de 2019, la Conferencia de Religiosos de Chile expresó, por su parte, su rechazo a "todo acto contrario a la vida y al respeto de la libertad religiosa de toda persona que vive en nuestro país".
En un comunicado, los religiosos dicen que la protesta "tiene profundas raíces en el malestar social y la búsqueda de un país más justo. Estamos de acuerdo en que las demandas que llevaron a estas manifestaciones no han sido aún respondidas por el Estado, ni resueltas. Sin embargo, estas no son razones para que la violencia se vuelva desenfrenada y descontrolada".
El mensaje de la Conferencia de Religiosos chilena concluye: "Hagamos un llamamiento a la paz, mostremos solidaridad con las parroquias afectadas, invitemos a la gente a dejar las armas y las piedras", evitando acciones que "vayan en contra de la vida y del respeto a lo que nos rodea". Apoyamos las demandas de las transformaciones sociales que se han planteado, las manifestaciones pacíficas de la mayoría de los chilenos y el estricto respeto de los derechos humanos. Apoyamos la participación democrática como un deber cívico y reafirmamos la cercanía de la vida religiosa a los que sufren, especialmente los niños, las mujeres y los jóvenes".