"El abuso fue generalizado y silenciado", aseguran Exmiembros de la rama femenina del Sodalicio describen una cultura interna 'obsesionada con la sexualidad y tolerante con el abuso'
Ex miembros de la rama femenina de un movimiento católico con sede en Perú que actualmente está siendo investigado por el Vaticano han descrito una cultura interna en la que el fundador masculino del movimiento estaba "obsesionado" con la sexualidad y en la que se toleraban y justificaban diversos grados de abuso
Aunque acusaciones similares contra el Sodalitium Christianae Vitae han generado amplia publicidad y hasta ahora han llevado a la expulsión de 15 miembros, esta es la primera vez que la atención se centra en el grupo de mujeres similar también creado por Figari
Unas 30 exintegrantes de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR). Ellas reportan haber sido examinadas y menospreciada, denuncian misoginia, abusos y silenciamiento
Unas 30 exintegrantes de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR). Ellas reportan haber sido examinadas y menospreciada, denuncian misoginia, abusos y silenciamiento
| Elise Ann Allen
Exintegrantes de la rama femenina de un movimiento católico con sede en el Perú, que actualmente está bajo investigación del Vaticano, han descrito una cultura interna en la que el fundador del movimiento estaba “obsesionado” con la sexualidad, y en la que se toleraban y justificaban diversos grados de abuso.
Aunque acusaciones similares contra el Sodalitium Christianae Vitae, fundado por el laico peruano Luis Fernando Figari en 1971, han generado amplia publicidad y hasta ahora han llevado a la expulsión de 15 miembros, esta es la primera vez que la atención se centra en el grupo de mujeres similar también creado por Figari.
Crux ha estado en contacto con unas 30 exintegrantes de la Fraternidad Mariana de la Reconciliación (FMR). Ellas reportan haber sidoexaminadas y menospreciadas de manera habitual por Figari por sus cuerpos y apariencias. También dijeron que Figari y otros miembros de alto rango del SCV les hacían preguntas inquisitivas e inapropiadas sobre su sexualidad, y les hacían insinuaciones no deseadas.
Algunas exintegrantes, como Fernanda De Andrade Duque, han presentado denuncias de agresión sexual contra miembros del SCV, así como acusaciones de encubrimiento por parte de autoridades tanto del SCV como de la FMR.
En total, la FMR ha reportado cinco casos de agresión sexual a miembros por parte de individuos de alto rango en la comunidad masculina, y algunas exintegrantes dijeron que eran comunes otras formas más sutiles de conducta inapropiada, y que a menudo las mujeres eran señaladas como las culpables.
Fundada en 1991, la FMR es una de las cuatro entidades de la “familia espiritual Sodálite” fundada por Figari. Las otras comunidades incluyen el SCV, un grupo de monjas llamado Siervas del Plan de Dios y un movimiento eclesial llamado Movimiento de Vida Cristiana.
Figari, quien fue expulsado del SCV en agosto como parte de la investigación en curso del Vaticano, sirvió como superior general de la FMR hasta que renunció en 2011, mientras se multiplicaban las acusaciones de diversas formas de abuso en su contra.
En una declaración a Crux, la FMR expresó su “profundo dolor y compasión por las mujeres que han sufrido abuso en su experiencia en nuestra comunidad y en el contexto de la familia Sodálite”.
"Esta es la primera vez que la atención se centra en el grupo de mujeres similar también creado por Figari"
Raíces misóginas
Las ex “Fraternas”, como se conoce a las integrantes de la FMR, dijeron que Figari era “misógino” afirmando que sus opiniones despectivas sobre las mujeres se filtraban en el trato diario a las Fraternas por parte de sus propias autoridades internas, así como por parte de los miembros de la rama masculina.
La exfraterna Rocío Figueroa, una de las fundadoras de la FMR y ex coordinadora general del grupo, dijo que las primeras integrantes eran sondeadas sobre su vida sexual antes de ingresar, y que "solo las vírgenes podían entrar a la comunidad".
Desde el principio, Figari y otros miembros de alto rango del SCV, incluido su vicario general durante muchos años, German Doig (quien ha sido acusado de abusar sexualmente de miembros de las comunidades de hombres y de mujeres) estuvieron a cargo personalmente de la formación de la FMR.
Las exfraternas dicen que tanto Figari como Doig dirigían ejercicios de yoga buscando activar los chakras, refiriéndose a varios puntos focales en el cuerpo utilizados en antiguas prácticas de meditación en tradiciones como el hinduismo y el budismo, para manejar las propias energías y controlar la sexualidad.
Fue durante estos ejercicios de yoga, dijo Figueroa, que tanto ella como su hermano, que era miembro del SCV, fueron abusados sexualmente por Doig, aunque no se dieron cuenta hasta muchos años después.
Otra exfraterna, identificada aquí con el seudónimo de “Macarena”, que ingresó en 1994, dijo que también tuvo experiencias inapropiadas tanto con Figaricomo con Doig.
Ella tuvo su primer contacto con la familia Sodálite, afirmó, mientras estaba en la escuela secundaria después de asistir a un evento juvenil organizado por el Movimiento de Vida Cristiana (MVC), durante el cual asistió a una sesión dirigida por Doig, quien según ella se hizo su amigo e inició un proceso de “preparación” que incluía invitaciones para participar en reuniones de grupo a las 10 p.m. en semana, cuando todavía era menor de edad.
Macarena dijo que ella y Doig desarrollaron una estrecha amistad, y que cuando ingresó a la FMR, él la invitó a usar su biblioteca privada y se ofreció a aconsejarla personalmente.
“Empecé a reunirme con él todas las semanas. En la primera reunión, creo que yo tenía 19 o 20 años, y él vino y se sentó muy cerca de mí. Hablaba de historia y de todo lo que podíamos hacer juntos. Luego empezó a tocarme la pierna y el brazo”.
Macarena dijo que se sintió extremadamente incómoda y comenzó a ahogarse y toser, lo que llevó a Doig a retroceder y traerle un vaso de agua antes de terminar la reunión prematuramente.
Cuando regresó a la casa comunitaria y les contó a sus hermanas lo incómoda que había estado, dijo que sus inquietudes fueron desestimadas, que Doig era simplemente “cariñoso” y que ella tenía un “problema de bloquear su afecto y sus emociones”.
Macarena también describió los encuentros con Figari, diciendo que hacía que las nuevas candidatas se pararan frente a él, vistiendo su atuendo estándar de blusa y falda, y que giraran frente a él para asegurarse de que su ropa no estuviera demasiado apretada.
“Fue horrible”, dijo. “Tenía 20 años y pensé: ‘¿Me doy la vuelta?’ Y él me dijo: ‘Sí, sí’. Miré a todas las demás Fraternas y todas me dijeron: ‘¡Vamos!’. Me sentí muy humillada. Y entonces él me dijo: ‘¡Siéntate, siéntate! ¡Ya es suficiente!’ Como si hubiera hecho algo malo”.
“Era un tipo muy loco”, dijo.
Macarena dijo que, como superiora, tenía que asistir a reuniones frecuentes con Figari y otras superioras, en las que las obligaba a sacar las baterías de sus teléfonos móviles, y durante las cuales las insultaba mientras usaba un lenguaje paternal, llamándolas “hija”.
"Las presionaba para que le dieran detalles sexuales, como si se masturbaban"
“Era una situación esquizofrénica. Yo tenía miedo todo el tiempo. No quería que él me hablara, quería desaparecer”, dijo, y agregó que Figari les contaba a las mujeres “cosas completamente inapropiadas” sobre la vida sexual de los miembros del SCV y también las presionaba para que le dieran detalles sexuales, como si se masturbaban.
Otras exintegrantes de la FMR dijeron que sus superioras las criticaban porque sus faldas o camisas les quedaban demasiado apretadas o porque eran “sensuales”. También afirmaron que había prejuicios culturales, ya que las mujeres de algunos países, incluido Brasil, eran estigmatizadas por ser demasiado sensuales por naturaleza.
“Samantha” dijo que las mujeres no podían salir de casa con el pelo mojado, “porque eso era considerado sensual”, mientras que Gianna dijo que las brasileñas, en particular, eran consideradas “putas”.
Durante una salida, después de esperar en la fila para comprar pan en una panadería, Gianna dijo que fue reprendida por una superiora “porque me tocaba el cabello de una manera muy sensual y que los hombres me miraban porque era una coqueta”.
“Eso fue todo. Ya ni siquiera sabía cómo hacer fila”, dijo.
Silencio sobre los abusos sexuales
Quizás el caso más notorio de agresión sexual dentro de la FMR es el de Fernanda De Andrade Duque, quien ha hablado públicamente sobre cómo fue agredida por un miembro del SCV antes de ingresar a la comunidad y, en última instancia, haber desarrollado una serie de problemas de salud que atribuye a un trauma reprimido.
En declaraciones a Crux, Duque dijo que se unió al MVC a mediados de los años 90, cuando era una adolescente, y asistía a grupos dirigidos por miembros del SCV, incluido el exsodálite Raúl Masseur, quien actuaba como guía espiritual para ella y varias otras mujeres jóvenes.
Masseur, que luego dejó el SCV, dijo, era “muy cariñoso” y también un manipulador emocional, creando un vínculo de confianza y una dependencia emocional que la dejó vulnerable.
Un año o dos antes de ingresar a la FMR en 1997, cuando tenía alrededor de 18 o 19 años, Duque afirmó que Masseur la convenció de desvestirse y quitarse el sostén antes de acariciar su cuerpo. Después de ese incidente, dijo que llamó a las autoridades de la FMR, quienes en ese momento lo informaron al SCV, y que después de ser informado, Doig dijo que se ocuparía de la situación.
A Massseur se le prohibió dar dirección espiritual a otras jóvenes, a quienes también se les prohibió ir a la casa comunitaria donde él vivía, pero Duque dijo que todavía lo veía regularmente porque se desempeñaba como coordinador pastoral en el colegio donde ella trabajaba.
Luego fue trasladado a una casa comunitaria diferente, pero todavía estaba involucrado en actividades juveniles, antes de ser enviado a Canadá, donde vivía solo pero todavía estaba involucrado con jóvenes, dijo Duque.
En ese momento, lo que le ocurrió fue considerado inapropiado, pero no abuso, y Duque afirma que le dijeron que simplemente siguiera adelante y tratara de dejar el incidente en el pasado.
Sin embargo, Duque dijo que a medida que pasaron los años, se deprimió y desarrolló una serie de enfermedades, incluidos trastornos de pánico y ansiedad, que cree que son el resultado de reprimir su trauma por el abuso, y que dijo le dieron un estigma en la comunidad como alguien que era perezosa y problemática.
A veces, dijo, apenas podía levantarse de la cama y los medicamentos que tomaba nunca parecían hacer ninguna diferencia.
No fue hasta 2011, afirmó, después de que se conocieran públicamente las acusaciones de abuso sexual contra Doig –quien ya había fallecido y se había abierto una causa para su beatificación– que finalmente habló sobre lo sucedidocon las autoridades de la FMR.
Cuando en una conversación con la entonces superiora general le preguntaron cómo afrontaba la noticia sobre Doig, Duque dijo que no estaba sorprendida y contó lo que le había sucedido por primera vez en 15 años. Afirmó que las autoridades estaban conmocionadas y que no tenían idea de que ella era una víctima.
"Lo que le ocurrió fue considerado inapropiado en el movimiento, pero no abuso"
Por esa época, las autoridades de la FMRdenunciaron ante la Arquidiócesis de Lima, entonces dirigida por el cardenal Juan Luis Cipriani, cinco casos de abusos sexuales a fraternas por parte de hombres pertenecientes al SCV, entre ellos Doig, Masseur y Figari.
Se realizó una investigación, luego de la cual Cipriani le dio una serie de recomendaciones a la FMR y dijo que se ocuparía del asunto.
Duque dijo que nunca escuchó nada más después de que su caso fue enviado a la arquidiócesis, y aún no está claro si las acusaciones alguna vez fueron enviadas al Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, que supervisa las comunidades religiosas.
Después de compartir su historia, Duque dijo que comenzó a sufrir cada vez más enfermedades y finalmente, en 2015, las autoridades le pidieron que abandonara la comunidad por lo enferma que estaba.
Dijo que volvió con sus padres, que eran mayores, sin dinero ni trabajo, y que estaba tan enferma que no hizo nada más que dormir durante tres meses. Dijo que se desesperó y pensó en suicidarse, pero que pudo volver a ponerse de pie gracias a amigos que le dieron una casa y le brindaron apoyo financiero hasta que pudo empezar a trabajar.
Después de que los escándalos que involucraron a Figari y al SCV se hicieran públicos en 2015 tras la publicación del libro Mitad monjes, mitad soldados de los periodistas Paola Ugaz y Pedro Salinas, él mismo un ex miembro del grupo, se establecieron dos comisiones separadas para reunirse con las víctimas y emitir recomendaciones.
Duque dijo que se reunió con la segunda comisión y que el SCV le ofreció 50 mil dólares de indemnización, así como dos años de tratamiento con especialistas, con la condición de que no hablara sobre lo ocurrido.
“Fue un acuerdo para callarte la boca, no podías decir nada”, dijo, y agregó que finalmente decidió romper su silencio porque ya no teme las repercusiones.
El SCV, dijo, no escribió el término “abuso sexual” en el acuerdo, refiriéndose sólo a los “daños” genéricos que sufrió.
“No lo hicieron porque compromete a la institución”, dijo, calificando la situación como “revictimizante”, pero que aceptó en un momento en que dependía económicamente de otros y no quería ser una carga.
No es un caso aislado
Otras exintegrantes de la FMR dijeron a Crux que el abuso sexual y la mala conducta dentro de la red espiritual de Figari eran generalizados.
“Samantha” dijo que mientras trabajaba en una parroquia del barrio peruano de Camacho, alrededor del año 2008, dos muchachas se le acercaron para decirle que un sacerdote que fue expulsado del SCV por el Vaticano y ha sido acusado de abusar de un menor, le había hecho insinuaciones inapropiadas a una de ellas y la otra era testigo.
“La acosó y la abrazó” de una manera inapropiada y “muy incómoda” para la chica, dijo Samantha, quien dijo que acudió a su superiora de la FMR, quien a su vez habló con autoridades del SCV.
Cuando Samantha le confesó el incidente a otro sacerdote del SCV, dijo que éste trató de extraerle información, “pero yo no lo dejé”. Dijo que más tarde recibió una llamada de ese sacerdote fuera del confesionario en la que le advirtió que no escuchara a la chica que había presentado la denuncia, “porque era esquizofrénica”.
En respuesta, Samantha dijo que se “hizo la tonta”. Dijo que las chicas luego le agradecieron por al menos haberle planteado el problema a sus superioras, pero “no pasó nada y nunca más volví a saber de ellas. Qué vergüenza”.
Otra exintegrante de la FMR dijo que conocía una situación en la que un miembro del SCV le hizo insinuaciones a una joven involucrada en grupos y proyectos del MVC, quien intentó denunciar la conducta a las autoridades del SCV.
“Nunca le creyeron”, dijo la exfraterna, y agregó que, en lugar de eso, culparon a la joven y la hicieron sentir responsable.
De manera similar, otra exfraterna dijo que antes de ingresar a la FMR estuvo involucrada con el MVC y un grupo de miembros del SCV la recogía a ella y a otras mujeres jóvenes y las llevaba a eventos y las dejaba después.
En una ocasión, después de dejar a las chicas, dijo, un miembro del SCV acompañó a una de ellas y se le insinuó. Cuando ella se resistió, el miembro del SCV la amenazó y le dijo que no dijera nada.
“Ella quedó muy traumatizada”, dijo la exfraterna, diciendo que la chica luego le contó lo sucedido y que no sabía qué hacer.
La exfraterna dijo que intentó hablar con el miembro del SCV a cargo del Movimiento en ese momento, pero en lugar de actuar contra el hombre que hizo los avances, dijo que la chica estaba “loca” y luego fue esencialmente expulsada del Movimiento.
La exintegrante “Carmen” dijo que ignoraron sus intentos de advertir sobre la conducta del notorio abusador del SCV Jeffrey Daniels, quien fue declarado culpable de abuso sexual por una comisión interna del SCV y fue acusado de abusar sexualmente de 12 menores por las autoridades peruanas en 2017.
Las autoridades peruanas pidieron que Daniels, que para entonces vivía en Estados Unidos, fuera encarcelado. Las autoridades estadounidenses iniciaron una investigación, pero Daniels nunca fue enviado a prisión.
Carmen dijo que mientras Daniels todavía era miembro del SCV, observó comportamiento inapropiadocon niños, a menudo poniéndolos en su regazo y llevándolos a salidas exclusivas al parque o a algún otro lugar.
Dijo que en un momento se preocupó y le confió sus observaciones a Doig, quien, según ella, desestimó las acusaciones y le dijo que "dejara de inventar chismes sobre los hermanos".
Carmen dijo que Doig la instó a que le diera información y a que lo llamara si tenía más preocupaciones, pero poco después fue apartada de sus actividades apostólicas y Figari le prohibió salir de la casa comunitaria, “porque me estaba portando mal”. Dijo que la aislaron y maltrataron cada vez más antes de finalmente abandonar la comunidad.
"Figari le prohibió salir de la casa comunitaria, “porque me estaba portando mal”. Dijo que la aislaron y maltrataron cada vez más antes de finalmente abandonar la comunidad"
Cuando otro miembro del SCV, Daniel Murguía, fue detenido en 2007 por abusar sexualmente de menores, Carmen dijo que se dio cuenta de que no eran hechos aislados, sino que “era algo colectivo”.
“No se trata de uno o dos, son muchos. Y lo que es peor, el mismo Germán [Doig], del que yo no sabía nada en ese momento”, también fue acusado posteriormente de abuso sexual por Figueroa, su hermano y otras personas.
La actual dirección de la FMR ha expresado su “dolor” por el sufrimiento de las víctimas.
“Compartimos su dolor y sentimos profundamente todo lo que han sufrido y siguen sufriendo cada uno de ellos y sus familias”, dijeron y añadieron: “También queremos reconocer a las mujeres que, en los últimos días, han compartido sus testimonios de abusos de diversa índole”.
“Les aseguramos que queremos buscar la verdad y estamos convencidas de que la verdad hace libres; esto aplica a todas las involucrados, sean ex o actuales miembros”, dijeron, y condenaron “todos los abusos cometidos”.
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