El presidente de los obispos venezolanos celebra la fiesta en honor al Santo Cristo de La Grita Monseñor Moronta: "Esperamos que en Venezuela se escuche la voluntad del pueblo"

Peregrinación de los sacerdotes al Santo Cristo de La Grita, Venezuela
Peregrinación de los sacerdotes al Santo Cristo de La Grita, Venezuela

Durante la fiesta litúrgica de la Transfiguración del Señor, y en los Andes venezolanos en honor al Santo Cristo de La Grita, monseñor Mario Moronta Rodríguez -vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y Obispo de San Cristóbal- comparte la incertidumbre del pueblo, generada por lo acontecido en las recientes elecciones presidenciales

"Verdaderamente que estamos viviendo un hecho insólito e inédito… Estamos en espera de que se imponga la conciencia, la inteligencia y el sentido de servicio al pueblo"

(Vatican News).- En Venezuela continúa la incertidumbre de por los resultados de las elecciones presidenciales, luego de más de ocho días del evento electoral. En medio de las protestas pacíficas y contra protestas, está la voz de la Iglesia a través de los Obispos y las manifestaciones religiosas de su pueblo. Así viven también este 6 de agosto la fiesta litúrgica de la Transfiguración del Señor, en los Andes venezolanos, con una devoción muy especial al Santo Cristo de La Grita. Radio Vaticana y Vatican News conversa con monseñor Mario Moronta, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana y Obispo de la Diócesis de San Cristóbal.
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-Celebran en Venezuela una fiesta muy especial, la del Santo Cristo de La Grita este año con una situación muy particular por la situación política…  

-Bueno, un gran saludo desde aquí de esta tierra andina venezolana y ya me encuentro en La Grita (ndr, estado Táchira). Estamos celebrando la peregrinación y la fiesta al Santo Cristo de La Grita, el día central es mañana (ndr, 6 de agosto) pero ya todos estos días anteriores hemos tenido peregrinaciones. E incluso una ordenación y muchas actividades en favor de la fe de la gente. Y también el 1 de agosto, fue una peregrinación del presbiterio, vinieron más de cien sacerdotes a la peregrinación donde reflexionamos, oramos en torno al Santo Cristo. Tuvimos la oportunidad de confesarnos, aquellos que así lo requerían, y de celebrar la Eucaristía. Todos los años hacemos esta peregrinación y este año lo hemos hecho también para pedirle a Dios que nos dé luces y mantenernos firmes en nuestro trabajo como pastores en medio de una situación inédita y muy dura que está golpeando a Venezuela.

Peregrinación de los sacerdotes al Santo Cristo de La Grita, Venezuela.

-¿Cuál es la situación del país, luego más de ocho días de las elecciones? ¿Qué lectura da la Iglesia venezolana de lo que está ocurriendo?

-Hemos hecho varias lecturas, porque una de las cosas dijéramos más difíciles de esta situación inédita es que va cambiando el panorama cada rato. Los obispos nos mantenemos muy en contacto, hemos tenido varias reuniones y hoy precisamente hay una reunión con los obispos para valorar un poco la situación en cada una de las regiones. Vemos todavía mucha incertidumbre.

El gobierno nacional, pues no reconoce sino el resultado que ellos han presentado y hay mucha inquietud o mucha incertidumbre en la gente. Ha habido manifestaciones algunas de carácter un poco violento lamentablemente y, con un saldo de fallecidos y de heridos tanto de la parte civil como de la parte policial, pero también la gente se va manifestando a través de diversos medios pacíficos para mostrar su desacuerdo y el pedir que se escuche la voluntad del pueblo.

Verdaderamente que estamos viviendo un hecho insólito e inédito, como lo dicen algunos historiadores en la época contemporánea de Venezuela. Pero quiero garantizar que la Iglesia a través de no solamente de los obispos sino también de los sacerdotes, diáconos y muchos agentes de pastoral laicos hemos intensificado nuestra presencia y cercanía al pueblo indicando no solamente esa cercanía, sino que somos miembros del Pueblo de Dios, también sufrimos con nuestra gente y gozamos con nuestra gente sus esperanzas; sufrimos sus dolores con nuestra gente.

-El Papa en sus palabras del domingo en el Ángelus, pedía que los políticos se preocupen por el verdadero bien del pueblo y no por los intereses partidistas, ¿cree que los actores políticos involucrados asuman esta tarea? 

-Bueno, algo que todo el mundo desea, lo hemos pedido también nosotros los obispos. Y quiero indicar que el mensaje del Papa, muy sencillo pero muy directo, ha sido una voz de aliento para toda nuestra gente, nuestras comunidades, a los sacerdotes, por supuesto al obispo, pero la gente ha recibido ese mensaje del pasado Ángelus, pasado domingo, no solamente con gratitud, sino como una voz de aliento y de esperanza. Ojalá que los dirigentes políticos primero se sientan miembros del pueblo. Segundo, no se sientan dueño de la democracia y, tercero, en diálogo constructivo busquen el bien de la democracia, el bien de la gente.

-¿Qué pudiera pasar en Venezuela si no se clarifica esta situación de los resultados electorales? ¿Cuál es el escenario menos deseado?

-El escenario menos deseado y por eso también estamos trabajando, pues el de una violencia que se pueda extender a una explosión social, esperamos que eso no sea. Por eso es que todavía a pesar de que estamos a una semana larga de haber sido informados de unos resultados que no se esperaban, todavía tenemos la confianza de que con la ayuda de los expertos, pero sobre todo con la buena voluntad de los dirigentes políticos, se escuche y se ponga en práctica la voluntad del pueblo. Nosotros los obispos no solamente apostamos, sino que estamos trabajando junto con los sacerdotes, con nuestros feligreses por la paz de Venezuela. Y hemos visto como también otras instituciones religiosas no católicas, pues están en la misma tarea, de manera que el creyente en Dios anda buscando la paz, y hemos pedido precisamente que no solo se tome en cuenta esto, sino que se elija la solución para evitar cualquier tipo de escenario. Uno de los peores escenarios, a mi modo de ver, sería el que si no se arregla la situación se caiga en una indiferencia y pueda haber un nuevo grupo de migrantes que salga de Venezuela buscando una nueva situación. Esperamos, por eso vuelvo a insistir que estamos en espera de que se imponga la conciencia, la inteligencia y el sentido de servicio al pueblo.

Manifestaciones en Venezuela luego de la jornada electoral del 28 de julio.

-Pero además del llamado de muchas instituciones internacionales, del llamado del Papa, también hemos visto muchas Iglesias y conferencias episcopales en otros países que están en oración por Venezuela... 

-Sí, estodo nos ha dado mucho aliento, ayer por ejemplo domingo (ndr, 3 de agosto) teníamos la oración de la Iglesia de Colombia por Venezuela y por Colombia, también hemos recibido mensajes de Chile, de México, de Panamá, de República Dominicana y de muchas instancias eclesiales también como el CELAM. Y eso tiene una dimensión muy bonita porque habla de que la Iglesia si bien se va encarnando en unas realidades, nunca pierde la dimensión de lo ‘católico’. Lo que nos enseña San Pablo, cuando un miembro de la Iglesia -del cuerpo- sufre, todo el cuerpo siente, cuando un miembro de la Iglesia sufre también hemos experimentado y lo estamos experimentando. Nosotros le hemos manifestado, por ejemplo, muy directamente de manera pública y de manera privada a nuestros hermanos de Nicaragua que siguen sufriendo la situación de persecución nuestra solidaridad y ellos ahora también nos han hecho saber que en su oración tiene muy presente a Venezuela, eso para el pueblo para la gente para nuestras comunidades cristianas también para la sociedad civil es su signo que fortalece la esperanza que nunca defrauda.

-En la fiesta de la Transfiguración del Señor, ¿cuál es su mensaje al pueblo y también cuál será su súplica al Santo Cristo de La Grita?

-La súplica es que seamos escuchados, que sea escuchado Dios en el clamor de su pueblo y que nosotros aprendamos del Evangelio viviente de ese pueblo que tiene como centro a Cristo el Señor, y pediremos también que las autoridades, los responsables de las diversas instituciones civiles y militares, religiosas, etcétera, que puedan dar el ejemplo de un consenso en la búsqueda de una solución que favorezca al país, no que favorezca a un grupito, no que favorezca a una tendencia política, no.

Además, pedimos al Santo Cristo de La Grita en el día de la Transfiguración del Señor que nos ayude a ser Iglesia, a vivir la Iglesia, a manifestar la Iglesia que siempre está de manera sinodal caminando con su pueblo. Este año se cumplen sesenta años de la primera encíclica del gran Papa Pablo VI y qué bonita coincidencia porque en esa encíclica, además de invitarnos a la renovación, el Papa nos propone como un camino el diálogo, el diálogo con Dios, el diálogo entre nosotros y el diálogo con el mundo.

Yo creo que esa efeméride nos va a servir mucho para invitar a que en un diálogo también renovemos nuestro país tan necesitado de un cambio profundo por la situación que se está viviendo. De manera que nuestra oración al Santo Cristo de La Grita que no es solamente ese día por supuesto, hemos visto cómo en nuestras diócesis en Venezuela se ha intensificado tres cosas importantes, una la oración, sobre todo la adoración eucarística, la convocatoria a orar y a asumir la Palabra como inspiradora de nuestra acción.

En segundo lugar, la cercanía de la gente con sus pastores y de sus pastores con la gente. En tercer lugar, gracias a Cáritas, gracias a la pastoral social se está ofreciendo y reiterando el servicio hacia los que más sufren estas circunstancias que son los pobres, los excluidos, nuestra preocupación por los migrantes y máxime si ahora al no arreglarse la situación habrá un brote inmenso de personas que puedan salir del país, esa es nuestra petición y nuestro deseo en este día tan bonito que también para nosotros aquí en el Táchira reviste una gran importancia. 

El Táchira es el estado y donde está la Diócesis de San Cristóbal, el más occidental del país, en plena frontera con Colombia y estamos muy unidos, muy unidos al episcopado colombiano, pero no solamente por la cercanía fronteriza, sino por planes pastorales, pero también en la puerta de entrada y de salida de muchos hacia otras partes del mundo. Nos ha tocado hacer un trabajo muy duro pero lleno de gran satisfacción en favor de los migrantes, en especial de aquellos que son más pobres, más necesitados.

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