Los Franciscanos: 800 años en Tierra Santa
El hábito franciscano está intrínsecamente unido a Tierra Santa. Ni más, ni menos desde hace 800 años.Y, esta larga y fecunda presencia ha caminado al compás de la traumática historia de esas tierras, pero siempre con dos notas dominantes: la salvaguarda de los santos lugares bíblicos y el cuidado de las comunidades cristianas.
Cuenta, Narcyz Klimas, archivero adjunto custodial y presidente del comité para las celebraciones del 800 aniversario «Los testimonios nos hablan de la llegada a Acre en 1217 de fray Elías de Cortona», Este fraile arribó a las costas de Acre como provincial de la nueva Provincia de Ultramar, creada después del capítulo de Pentecostés del ese mismo año”. Este hecho significó la apertura de la Orden franciscana a la Misión Universal, por eso Tierra Santa es para los Franciscanos la “perla” de las Misiones. Sin olvidar la posible presencia del mismo Francisco de Asís en Tierra Santa, con motivo de la visita al sultán de Egipto, que narran los biógrafos.
En los primeros años de su presencia, los hermanos franciscanos quizá se establecieron en las bodegas de las grandes casas de los ricos señores de Acre, que les ofrecían su hospitalidad. Eugenio Alliata, el arqueólogo de la Custodia, mostraba un mapa antiguo de la ciudad vieja en el que estaba señalado el lugar del primer convento, hoy sustituido por una escuela. Al caminar sobre los pasos de sus hermanos desde hace 800 años, los frailes de la Custodia de Tierra Santa han podido, así, reconstruir su historia. Y agradecer esa vocación misionera.
Para rememorar este aniversario tan decisivo, los hermanos de la Custodia escogieron, precisamente, empezar en el lugar al que llegaron los primeros franciscanos en 1217. Aproximadamente setenta hermanos de Jerusalén y de Galilea participaban en la jornada conmemorativa el 11 de junio.
La jornada comenzaba con una misa en la iglesia de San Juan de Acre, en la espléndida ciudad vieja asomada directamente al mar. Presidía el Custodio de Tierra Santa: «En este domingo dedicado a la solemnidad de la Santísima Trinidad, hemos venido hasta Acre para celebrar el inicio de nuestra presencia en Tierra Santa, justo donde hace ocho siglos desembarcaron los primeros frailes menores y comenzaron la aventura de la presencia franciscana en Tierra Santa, de la que somos herederos en la actualidad». Así se expresaba el Custodio de Tierra Santa en su homilía, en la que profundizaba sobre el significado de la Trinidad. «También nuestra misión aquí, en Tierra Santa, tiene sus raíces en esta experiencia de amor trinitario – afirmaba el Custodio – De hecho, en la Carta a la Orden, San Francisco nos recuerda cuál es el sentido de nuestra vocación, nos recuerda por qué Dios nos quiere evangelizadores y misioneros: “pues para esto os ha enviado al mundo entero, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay omnipotente sino Él”. Emotivas palabras, y muy significativas de ese espíritu, que acompaña a los frailes franciscanos en Tierra Santa.
Durante la misa, los hermanos renovaron sus votos como gesto simbólico. El superior de Acre, Simon Pietro, intervenía al final de la celebración: «Hoy para nosotros es como un Pentecostés franciscano: estamos aquí todos juntos en el lugar donde llegaron los primeros hermanos. Hoy, con la renovación de nuestro sí al Señor, podemos empezar de nuevo, con fuerza, humildad, amor y energía, porque el mundo de hoy necesita verdaderos testigos franciscanos».
Participaban en la fiesta también los niños de la Terra Santa School de Acre, con un concierto organizado en el gran salón de la escuela de la Custodia. Entre los cantos del coro y piezas instrumentales, el tema elegido era la paz, que siempre hace falta en Oriente Medio. Un tema en el que se insiste mucho en la escuela, en la que se sientan juntos niños y profesores de diversas religiones y culturas.
Tras el concierto, al finalizar la jornada de celebración especial, con alegría franciscana, cada uno regresaba a su vida, a su propia misión. «Desde hace 800 años los frailes están en Tierra Santa y han resistido a todos los problemas durante estos siglos – afirmaba fray Narcyz-. Así podemos celebrar ahora su permanencia, su batalla por establecerse en los santos lugares y su victoria».
La presencia franciscana en Tierra Santa ha sido una bendición para la Iglesia Universal. Probablemente no fue elegida por casualidad para el cuidado de los Santos Lugares, a la luz de la hermosa tarea realizada durante estos 800 años. Los hermanos franciscanos han sabido navegar en las aguas turbulentas de esas tierras con inteligencia y tino, aunque el coste ha sido muchas veces muy alto. El martirologio es bastante notable. Larga vida a la Orden de los Frailes Menores en Tierra Santa, y que el Señor siga bendiciendo sus trabajos y desvelos.
Cuenta, Narcyz Klimas, archivero adjunto custodial y presidente del comité para las celebraciones del 800 aniversario «Los testimonios nos hablan de la llegada a Acre en 1217 de fray Elías de Cortona», Este fraile arribó a las costas de Acre como provincial de la nueva Provincia de Ultramar, creada después del capítulo de Pentecostés del ese mismo año”. Este hecho significó la apertura de la Orden franciscana a la Misión Universal, por eso Tierra Santa es para los Franciscanos la “perla” de las Misiones. Sin olvidar la posible presencia del mismo Francisco de Asís en Tierra Santa, con motivo de la visita al sultán de Egipto, que narran los biógrafos.
En los primeros años de su presencia, los hermanos franciscanos quizá se establecieron en las bodegas de las grandes casas de los ricos señores de Acre, que les ofrecían su hospitalidad. Eugenio Alliata, el arqueólogo de la Custodia, mostraba un mapa antiguo de la ciudad vieja en el que estaba señalado el lugar del primer convento, hoy sustituido por una escuela. Al caminar sobre los pasos de sus hermanos desde hace 800 años, los frailes de la Custodia de Tierra Santa han podido, así, reconstruir su historia. Y agradecer esa vocación misionera.
Para rememorar este aniversario tan decisivo, los hermanos de la Custodia escogieron, precisamente, empezar en el lugar al que llegaron los primeros franciscanos en 1217. Aproximadamente setenta hermanos de Jerusalén y de Galilea participaban en la jornada conmemorativa el 11 de junio.
La jornada comenzaba con una misa en la iglesia de San Juan de Acre, en la espléndida ciudad vieja asomada directamente al mar. Presidía el Custodio de Tierra Santa: «En este domingo dedicado a la solemnidad de la Santísima Trinidad, hemos venido hasta Acre para celebrar el inicio de nuestra presencia en Tierra Santa, justo donde hace ocho siglos desembarcaron los primeros frailes menores y comenzaron la aventura de la presencia franciscana en Tierra Santa, de la que somos herederos en la actualidad». Así se expresaba el Custodio de Tierra Santa en su homilía, en la que profundizaba sobre el significado de la Trinidad. «También nuestra misión aquí, en Tierra Santa, tiene sus raíces en esta experiencia de amor trinitario – afirmaba el Custodio – De hecho, en la Carta a la Orden, San Francisco nos recuerda cuál es el sentido de nuestra vocación, nos recuerda por qué Dios nos quiere evangelizadores y misioneros: “pues para esto os ha enviado al mundo entero, para que de palabra y de obra deis testimonio de su voz y hagáis saber a todos que no hay omnipotente sino Él”. Emotivas palabras, y muy significativas de ese espíritu, que acompaña a los frailes franciscanos en Tierra Santa.
Durante la misa, los hermanos renovaron sus votos como gesto simbólico. El superior de Acre, Simon Pietro, intervenía al final de la celebración: «Hoy para nosotros es como un Pentecostés franciscano: estamos aquí todos juntos en el lugar donde llegaron los primeros hermanos. Hoy, con la renovación de nuestro sí al Señor, podemos empezar de nuevo, con fuerza, humildad, amor y energía, porque el mundo de hoy necesita verdaderos testigos franciscanos».
Participaban en la fiesta también los niños de la Terra Santa School de Acre, con un concierto organizado en el gran salón de la escuela de la Custodia. Entre los cantos del coro y piezas instrumentales, el tema elegido era la paz, que siempre hace falta en Oriente Medio. Un tema en el que se insiste mucho en la escuela, en la que se sientan juntos niños y profesores de diversas religiones y culturas.
Tras el concierto, al finalizar la jornada de celebración especial, con alegría franciscana, cada uno regresaba a su vida, a su propia misión. «Desde hace 800 años los frailes están en Tierra Santa y han resistido a todos los problemas durante estos siglos – afirmaba fray Narcyz-. Así podemos celebrar ahora su permanencia, su batalla por establecerse en los santos lugares y su victoria».
La presencia franciscana en Tierra Santa ha sido una bendición para la Iglesia Universal. Probablemente no fue elegida por casualidad para el cuidado de los Santos Lugares, a la luz de la hermosa tarea realizada durante estos 800 años. Los hermanos franciscanos han sabido navegar en las aguas turbulentas de esas tierras con inteligencia y tino, aunque el coste ha sido muchas veces muy alto. El martirologio es bastante notable. Larga vida a la Orden de los Frailes Menores en Tierra Santa, y que el Señor siga bendiciendo sus trabajos y desvelos.