¿Qué hay de la comisión de las diaconisas?
La serenidad, también tiene que estar presente para que, una vez hayan analizado los textos a fondo, calibren, si el mensaje del ayer es válido “tout court” para el hoy o estaba muy condicionado por el lenguaje y el contexto. Sin negar la posibilidad a la Iglesia de discernir caminos inéditos de respuesta ministerial a las nuevas realidades y sensibilidades. “A vino nuevo nuevo, odres nuevos”. Así actuó la Iglesia en sus primeros siglos. Pocos poco fueron fraguando las distintas Instituciones, pegadas a la Palabra de Dios, y al discernimiento de aquellos hombres de ayer. También, hoy, hay algo que decir.
Ni marcha atrás, ni pasos en falso. Probablemente vale más esperar para dar un paso adelante bien fundamentado, y no recular posteriormente. Evidentemente, cualquier posible innovación en este campo sufrirá inevitablemente las críticas de tirios y troyanos, pero este aspecto hay que integrarlo, ya que forma parte de las reglas del juego de cualquier cambio. Incluso aparecerán las iras de aquellos que se sienten los cancerberos de un sistema absolutamente cerrado y eterno en todas sus formas. En cualquier caso la evolución de la Iglesia es imparable, y cualquier intento de frenar esta dinámica está llamado a fracasar. A una inmensa mayoría del Pueblo de Dios, la música que suena desde santa Marta es maravillosa.
Evidentemente, esta comisión especial, tiene como cometido presentar sus conclusiones para que el Santo Padre, con aquellos que considere oportuno, haga una posible propuesta viable y bien fundada, para que sea adoptada por la Iglesia Universal. No se trata de una investigación simplemente intelectual, sino de la búsqueda de una legítima aspiración de un colectivo, que ve la necesidad de una presencia ministerial en nuestro mundo de hoy. El camino no será fácil, sea la decisión que sea, ya que chocará con las resistencias de unos o con la frustración de otros. Pero esto no es óbice para que los cambios continúen.