Una perspectiva sobre el nombramiento Sor Simona Brambilla, prefecta. La revolución 'femenina' del Papa Francisco
"Sor Simona Brambilla se ha convertido así en un ejemplo más que confirma que el Papa Francisco quiere continuar una línea de reforma en la Iglesia, por ejemplo y en este caso, dando más espacio a las mujeres en el gobierno de la Iglesia"
"Si bien hay quien apunta que se trata de una revolución a medias… dado que a la Prefecta se unirá el Cardenal salesiano Ángel Fernández Artime, nombrado a su vez Pro-prefecto..., me inclino a pensar que hasta puede tratarse de una medida prudente tomada con inteligencia y sabiduría"
"¿No es también necesario que los hijos de la luz aprendan de la sagacidad de los hijos de este mundo? (cf. Lucas 16, 8ss)"
"Quiero pensar que esta decisión, ciertamente atrevida por universal e inclusiva del Papa Francisco, no sea la confirmación de una línea que siga cerrando la posibilidad a pensar en otro cambio real: el acceso de la mujer al ministerio ordenado"
"¿No es también necesario que los hijos de la luz aprendan de la sagacidad de los hijos de este mundo? (cf. Lucas 16, 8ss)"
"Quiero pensar que esta decisión, ciertamente atrevida por universal e inclusiva del Papa Francisco, no sea la confirmación de una línea que siga cerrando la posibilidad a pensar en otro cambio real: el acceso de la mujer al ministerio ordenado"
Es la revolución «femenina» del Papa Francisco. Nunca había ocurrido en la historia del Vaticano que una mujer fuera nombrada para dirigir un Dicasterio. El día de la Epifanía, 6 de enero, el Boletín de la Santa Sede anunciaba el nombramiento de Sor Simona Brambilla como la primera mujer Prefecta del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el 'ministerio' que se ocupa de la actividad práctica y espiritual de los institutos religiosos, órdenes y congregaciones religiosas, institutos seculares y sociedades de vida apostólica, y también de la aprobación de los estatutos de los nuevos institutos y de la dispensa de votos, etc.
Sor Simona Brambilla se ha convertido así en un ejemplo más que confirma que el Papa Francisco quiere continuar una línea de reforma en la Iglesia, por ejemplo y en este caso, dando más espacio a las mujeres en el gobierno de la Iglesia.
Originaria de Monza (Italia), que cumplirá 60 años el 27 de marzo, a la monja de las Misioneras de la Consolata se unirá el cardenal salesiano Ángel Fernández Artime, nombrado Pro-Prefecto. Aumenta así el número de mujeres en puestos destacados en el Vaticano: según los datos globales referidos tanto a la Santa Sede como a la Ciudad del Vaticano y que van desde 2013 (año de la elección del Papa Francisco) hasta 2023, el porcentaje de mujeres ha pasado de casi el 19,2 al 23,4%. En el Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa ha nombrado a dos mujeres para altos cargos en los 10 años de su pontificado: en 2016, a Barbara Jatta, Directora de los Museos Vaticanos, y en 2022, a Sor Raffaella Petrini, Secretaria General de la Gobernación, un papel normalmente asignado a un Obispo.
Un camino trazado con la Constitución ApostólicaPraedicate Evangelium de 2022, según la cual el Papa Francisco estableció que los laicos, e incluso las mujeres, también pueden dirigir un Dicasterio y convertirse en Prefectos señalando la necesidad de incluir a más mujeres «en los lugares donde se toman las decisiones importantes», y a lo largo de su pontificado el porcentaje de mujeres ha aumentado tanto entre los empleados como en los rangos superiores del organigrama de la Curia. Todavía ninguna mujer, sin embargo, se sentaba en el escritorio más alto de un dicasterio. Éste es un cargo que antes estaba reservado a Cardenales y Arzobispos.
La presencia de mujeres en el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica es bastante alta. En 2019, de hecho, el Papa Francisco nombró por primera vez a siete mujeres en el Dicasterio. En una reciente entrevista concedida a la Diócesis de Milán, a la que pertenece la misionera, Sor Simona Brambilla afirmaba: «La Iglesia existe para evangelizar, la Iglesia es misión, es comunicación del Amor de Dios para todos, es salir a las periferias, y las periferias más periféricas son aquellas donde no se conoce el Evangelio». En definitiva, un hilo conductor con el Papa que ha hecho de las periferias existenciales un punto clave.
Como decía antes, de hecho algunas mujeres están presentes en diferentes cargos de responsabilidad en la Curia vaticana: Gabriella Gambino y Lina Ghisoni en el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida; Sor Carmen Ros Nortes en el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica; Emilce Cuda en la Pontificia Comisión para América Latina; Nataa Govekar, al frente de la dirección teológico-pastoral del Dicasterio para la Comunicación; Cristiane Murray, Subdirectora de la Oficina de Prensa de la Santa Sede; y Charlotte Kreuter-Kirchof es Vicecoordinadora del Consejo para la Economía. También la Secretaría General del Sínodo contó con una Subsecretaria, la monja francesa Nathalie Becquart.
Si bien hay quien apunta que se trata de una revolución a medias… dado que a la Prefecta se unirá el Cardenal salesiano Ángel Fernández Artime, nombrado a su vez Pro-prefecto..., me inclino a pensar que hasta puede tratarse de una medida prudente tomada con inteligencia y sabiduría -¿no es también necesario que los hijos de la luz aprendan de la sagacidad de los hijos de este mundo? (cf. Lucas 16, 8ss)- para proteger, ¿mantener a raya?, otras fuerzas (malquerencias, objeciones, presiones, resistencias…) del mundo de la Curia vaticana.
En cierto modo el nombramiento de Sor Simona Brambilla hasta es natural… en un Dicasterio responsable de una población predominantemente femenina. Según las últimas encuestas oficiales, los religiosos varones, sacerdotes y no sacerdotes, son 177.973 en todo el mundo, mientras que las monjas son más del triple, 599.228.
Si la animación y el gobierno de su Instituto Religioso, presente en todo el mundo, ha sido un campo de aprendizaje y entrenamiento para la tarea que se le ha encomendado, hay otras dos experiencias que definen su perfil. La primera es el periodo que pasó en Mozambique como misionera entre el pueblo Macua y que, según ella, «me transformó profundamente, abriéndome nuevos horizontes a nivel humano, espiritual y misionero». La segunda es su formación -licenciatura y doctorado- en psicología en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Dicho todo lo anterior, quiero pensar que esta decisión, ciertamente atrevida por universal e inclusiva del Papa Francisco, no sea la confirmación de una línea que siga cerrando la posibilidad a pensar en otro cambio real: el acceso de la mujer al ministerio ordenado.