"La historia de la encarnación nos sigue llenando de asombro y poesía" Madre es tu nombre María…
"María es la primera entre los discípulos, ella la primera cristiana, ella, la hija de su pueblo, la sierva de la Palabra, que mantuvo viva la esperanza de Israel"
"Es ella quien nos enseña a esperar, a hacer de nuestro pequeño mundo, de una insignificante Nazaret, el lugar capaz de acoger a Dios"
"Por eso María, ante el asombro de los ángeles, la adolescente atenta a la Palabra, intenta comprender, pregunta: ¿cómo sucederá esto?"
"Por un momento, toda la Creación queda como suspendida, pendiente de esa niña. Sí, dice María. Sí a Dios, a su locura, a su plan. Y si hoy estamos aquí, llenos de esperanza, buscadores de amor, es gracias a ese sí"
"Por eso María, ante el asombro de los ángeles, la adolescente atenta a la Palabra, intenta comprender, pregunta: ¿cómo sucederá esto?"
"Por un momento, toda la Creación queda como suspendida, pendiente de esa niña. Sí, dice María. Sí a Dios, a su locura, a su plan. Y si hoy estamos aquí, llenos de esperanza, buscadores de amor, es gracias a ese sí"
María es la primera entre los discípulos, ella la primera cristiana, ella, la hija de su pueblo, la sierva de la Palabra, que mantuvo viva la esperanza de Israel. Es ella quien nos enseña a esperar, a hacer de nuestro pequeño mundo, de una insignificante Nazaret, el lugar capaz de acoger a Dios. Por eso María, ante el asombro de los ángeles, la adolescente atenta a la Palabra, intenta comprender, pregunta: ¿cómo sucederá esto? Gabriel se admira de tanta determinación, trata de explicar, habla del deseo de Dios de ser alcanzado, de ser conocido. Y, por un momento, toda la Creación queda como suspendida, pendiente de esa niña. Sí, dice María. Sí a Dios, a su locura, a su plan. Y si hoy estamos aquí, llenos de esperanza, buscadores de amor, es gracias a ese sí.
"Y, por un momento, toda la Creación queda como suspendida, pendiente de esa niña. Sí, dice María"
María ha sido un punto de referencia importante en el camino de los cristianos a lo largo de la historia. Primera en haber acogido la Palabra, que en ella se convirtió en el rostro en Cristo, tuvo que hacerse discípula de su Hijo. Fue la primera en iniciar un camino que la hizo crecer, de Nazaret a Jerusalén, hasta convertirse en el referente de la comunidad primitiva. Hoy se nos sigue proponiendo como compañera de viaje y modelo y, en particular, se nos invita a imitar su actitud silenciosa de reflexión y meditación.
María, ante los acontecimientos del nacimiento de Jesús, la llegada de los pastores y de los Magos, medita sobre todas estas cosas, guardándolas en su corazón. Literalmente, como escribe Lucas, ella junta las piezas, hace unidad de los acontecimientos. Cada día está lleno de luces y sombras, de acontecimientos positivos y de grandes dificultades. Pero si sabemos, como María, unir las piezas a la luz del gran plan que Dios tiene para cada uno de nosotros, entonces cada día será un tiempo de gracia, y todos los días llenos de la búsqueda silenciosa e intensa de Dios y de la felicidad.
"En lo cotidiano, Dios pide a una adolescente inmadura que le preste su cuerpo, que se convierta en la puerta del cielo, que se encarne"
María vive en Nazaret, una pequeña aldea a las faldas del mundo, de poco más de doscientos habitantes, fuera de los caminos trillados del comercio y de los grandes intereses. Nazaret nunca se menciona en la Biblia, ¡un récord nada envidiable! Pero, según algunos eruditos, Nazaret es el hogar de los nazireos, una parte de los descendientes de David, orgullosos de pertenecer a la estirpe de la que, según las Escrituras, debía proceder el Mesías. La historia de la encarnación nos sigue llenando de asombro y poesía: en lo cotidiano, Dios pide a una adolescente inmadura que le preste su cuerpo, que se convierta en la puerta del cielo, que se encarne. No a una diosa, no a una noble poderosa, sino a la más pequeña de las aldeanas. Esta es la lógica de Dios, que eleva a los humildes a sus tronos y abate el orgullo de los sabios.
Maríahabla al príncipe de los ángeles de igual a igual, no tiene miedo, le pide información, no vive en las nubes, sabe lo que significa afrontar el futuro. Es la concreción que también nosotros, discípulos del Señor, estamos llamados a tener para hacer presente la presencia de Dios en nuestra vida cotidiana. ¡Que el Señor nos ayude en este camino!
Madre, María, sigue acompañándonos en este camino para que seamos cada día y siempre lo que Dios ha soñado para cada uno de nosotros.
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