Guía básica para matrimonios (5ª parte: La finalidad)

Continúo y termino:




7. ¿Cuál es la FINALIDAD del matrimonio?



- PROCREACIÓN y EDUCACIÓN de los HIJOS

- AYUDA MUTUA


Supongo que no es necesario demostrar que el matrimonio es la fuente de los hijos y que todo hijo engendrado tiene derecho a ser educado, a ser conducido a la plenitud o, al menos, a ser puesto en camino de conseguirlo por sí mismo.

Sería estupendo poder expandirme en la esencial misión de educar pero excede el propósito de este artículo. Quizás en otra ocasión.

Sí quiero decir algo sobre la -durante muchísimo tiempo- ignorada finalidad de la AYUDA MUTUA, que tardó en incorporarse a los libros, aunque creo que ningún matrimonio verdadero ha ignorado nunca el apoyo y motivación que significa vivir con tu "media naranja" y sentirte completo.

La ayuda mutua es mucho más que lavar los platos, hacer la cama o remediar la concupiscencia, como antaño se decía. La ayuda mutua es, sobre todo, ayudar al otro a ser él mismo, a ser auténtico, a desarrollar todas sus potencialidades, a conseguir la plenitud de su vida y su misión.

Enamorarse no es conseguir la embriaguez de los sentidos, aunque eso pudiera concurrir. Enamorarse es sentirse elevado y potenciado por las "aspiraciones" del otro y, al mismo tiempo, satisfecho con la respuesta del otro a mis propias "necesidades normales". No es química, es pura sicología. Es la concordancia de dos mundos interiores que se potencian y multiplican. Es el encuentro de la ola con el ansiado viento, es el abrazo de mis raíces con la tierra que me empuja a crecer y dar mis frutos. Lo que ocurre es que ese proceso es subconsciente, pertenece al inexplorado mundo interior, por el que poco o nada nos interesamos. Muchas parejas se conforman con la dulce cáscara de la juventud y no llegan a percatarse que es en el interior donde crece el alimento mutuo. De ahí tantas parejas con fecha de caducidad.



La ayuda mutua, ese vuelco de uno por el otro, ese compromiso de cada uno con la realización del otro forma parte de la COMPLEMENTARIEDAD y constituye un lazo de pareja sólido e indestructible. Cuanto más me vuelco en la realización de mi pareja más soy yo mismo. Soy feliz comprobando el crecimiento y progreso de mi pareja tanto como lo soy progresando yo mismo. Ningún árbol querrá jamás desprenderse de su terruño porque le da vida, le ayuda a desplegar y fructificar. La tierra y el árbol, el aire y el pájaro, el rio y su cauce, los colores y el cuadro, la nube y la lluvia, son parejas indestructibles, permanentes, inseparables, porque se dan vida mutuamente, porque son lo que son por y con el otro. ¡Qué pena que -durante tanto tiempo- hayamos ignorado estas realidades!

¡Lástima que los humanos -tan listos y avanzados- no tengamos suficientemente desarrollado el sentido de pareja! ¡Lástima que nos quedemos en las brumas de la inconsciencia y no sepamos descubrir lo que significa "ser pareja"! ¡Lástima que nos conformemos -las más de las veces- con la puntual fiebre del instinto de supervivencia! La permanencia no te la dará el rito. La indisolubilidad no nacerá de presiones externas, ni siquiera de la culpabilización de la religión. Cuando descubras el "ser de pareja", quién y por qué te impulsa a vivir y ser tú mismo, entonces no querrás separarte jamás de esa persona, como tus pulmones no querrán jamás separarse del aire que respiras.

Para eso hay que empezar por aprender lo que es una pareja humana, poner los medios para descubrirla, antes de tomar decisiones irrevocables. Hoy esos medios existen. Pero son pocos los que se deciden a utilizarlos y profundizar. La mayoría se conforman con los amores de discoteca y con la precariedad de la mutua atracción, caduca por necesidad.

Cuando se descubre el "ser de pareja" (lo que nos une y complementa en el fondo) se tiene la sensación de estar incompleto sin la otra parte. No me refiero sólo a las satisfacciones físicas o sensibles, ni a la compañía mutua. Me refiero a algo más profundo: la sensación de que esa persona me contagia vida, energía, entusiasmo y luz para desarrollar mi vocación personal, me hace ser más yo. Sin ella me siento menos yo.

Esta es la verdadera AYUDA MUTUA, el recíproco apoyo, el mutuo contagio de vida, el milagro de la multiplicación. En una pareja auténtica el resultado de uno más uno es mucho más que dos. Como consecuencia llegará sin ruido la COLABORACIÓN en tantas y tantas facetas de la vida.

¡Ojalá estas reflexiones mínimas os despierten el hambre de buscar los medios para identificar a vuestra "media naranja", con la que podáis conseguir la plenitud de vida, al tiempo que ayudarla a ella! ¡Ojalá no os equivoquéis en asunto tan principal! ¡Ojalá acertéis a buscar y encontrar lo que os une en el fondo y seáis capaces de sortear sin heriros el largo y espinoso anecdotario de la vida! Os lo deseo de todo corazón.



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Meditaciones 14


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