Fraternidades Foucauld René Voillaume: Un profeta para nuestro tiempo

En el libro que presentamos, René Voillaume y las fraternidades del padre Foucauld, se pretende rendir un homenaje al hermano René, por haber puesto en la Iglesia y haber difundido, junto a la hermanita Magdeleine de Jesús, el testimonio de vida y obra de Carlos de Foucauld.

Es verdad que nada hubiese sido posible sin el amigo de Foucauld, que quiso continuar su obra, Louis Massignon y que gracias a la biografía que hizo del hermano Carlos René Bazin, bajo su indicación, causaron un gran impacto en primer lugar en la Iglesia francesa.

Pero fue el hermano René y la fundación de los Hermanitos de Jesús, quien con su valentía y difusión de sus cartas a los hermanos (En el corazón de las masas, Por los caminos del mundo, etc), el carisma de Foucauld se ha hecho universal

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En el libro Charles de Foucauld e i suoi discepoli,Carlos de Foucauld y sus discípulos, el hermano René traza una especie de biografía espiritual y fundacional. Traza aquí los caminos que condujeron al autor al encuentro con Carlos de Foucauld y con su vocación y misión, tras las huellas de este «Hermano universal». Lo hace con la responsabilidad de un testigo y con la humilde conciencia de que en él ha obrado el Espíritu. A través de cuarenta y nueve capítulos deja huella en la historia espiritual del siglo XX. La primera parte del libro Una fértil herencia espiritual, nos introduce en la situación del patrimonio espiritual del Hermano Carlos después de su muerte violenta, acaecida el 1 de diciembre de 1916, con todas las riquezas y contradicciones de un testamento rico y abierto al futuro, sin herederos precisos, hecho de escritos, de discípulos lejanos, de admiración y de intentos de participación en su espiritualidad, La segunda parte presenta Los primeros discípulos que de cerca o de lejos, pero sin una clara estructura fundacional se aventuran por sus caminos espirituales africanos o en la patria francesa.En la tercera parte el libro es autobiográfia. Voillaume nos introduce en su infancia y familia, en los inicios de su vocación y en los varios intentos de búsqueda de su camino espiritual durante su Juventud, entre la llamada a la vida sacerdotal y la vocación religiosa y misionera, entre pruebas y enfermedades. Nos habla de su encuentro con la figura y los escritos del Hermano Carlos, de su ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1929, del período de sus estudios en Roma, en contacto con personajes de gran importancia espiritual como el P. R, Garrigou Lagrange, cuando consigue el Doctorado en el Angelicum. Nos confía su primera orientación hacia el estudio de la lengua y la cultura islámica para poder realizar un proyecto que le bulle en el alma, el de seguir en África las huellas del que empieza a ser su maestro espiritual, Carlos de Foucauld. Estamos en la década que va de los años 1923 a 1933. Ese año nace la primera fundación religiosa en Montpellier inspirada en Carlos de Foucauld, las Hermanas del Sagrado Corazón.

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En la cuarta parte cuenta las primicias de la fundación de la Fraternidad de los Hermanitos de Jesús en el desierto de El-Abiodh-Sidi-Cheikh, con unas normas y un programa rígido de una especie de ermitaños y monjes del desierto con la adoración del Santísimo sacramento, la clausura, el silencio, la oración día y noche, sin apostolado. Nos cuenta las primeras adaptaciones rituales a algunas tradiciones islámicas en la oración. Van llegando los primeros novicios y van surgiendo vocaciones en Francia. Hay momentos de crisis por la dureza del régimen de vida, sobre todo cuando se trata de integrar dentro de la vida contemplativa el trabajo intelectual de los estudios para preparar los candidatos al sacerdocio. El 19 de marzo de 1938, junto a la tumba de Carlos de Foucauld, se encuentran por primera vez los Fundadores de la Fraternidad masculina y femenina de los Hermanitos y Hermanitas de Jesús, R. Voillaume y la Hermanita Magdaleine. Se trata de un encuentro providencial y profético. La Hermana Magdaleine lleva ya en su corazón una visión más universal, abierta y creativa del carisma; con osadía femenina le propone a Voillaume esta visión, le exhorta a trabajar juntos y le profetiza que llegará un tiempo en que dictará conferencias a los Hermanitos y Hermanitas unidos y recorrerá el mundo hablando a los sacerdotes; algo insólito para Voillaume, que creía a pie juntillas en la fidelidad a una vida de silencio y de clausura en el desierto sahariano. Con la guerra y la llamada a las armas en 1939, llega el tiempo de la dispersión, con retornos a la fraternidad del desierto y con balances serios sobre el camino recorrido y el futuro del carisma, como el que se hace al cumplirse los diez años de vida de la fraternidad. Con la paz de 1945 empieza una nueva época y una novedad sustancial en la vocación de las fraternidades.

La quinta parte Del silencio del Sahara al mundo del trabajo,comprende los años 1945-1960. Trata de una primera orientación que abre la fraternidad a otro estilo de vida y de presencia: Estamos en la Francia «país de misión» de la postguerra, con todos los fermentos en las masas obreras, la misión de Francia, los curas obreros. Voillaume es sensible a toda esta orientación de presencia e inserción en ambientes descristianizados, sin perder la hondura de la espiritualidad de Carlos de Foucauld. Nacen las primeras fraternidades obreras con la apertura, universal que llevaba ya en el corazón la Hermanita Magdaleine.           Finalmente, después de todo su recorrido vital, desfilan por estas páginas personajes de gran importancia en la historia espiritual de la Francia de la postguerra: a) Los dominicos de Marsella, donde se fija la casa de formación de los futuros sacerdotes de la fraternidad, para que puedan aprender bien la teología en francés, renunciando al proyecto de Roma donde se hacían las clases en latín; b) El P. J. Loew, trabajador en el puerto de Marsella; c) Mons. Ancel, de la Fraternidad de El Prado de sacerdotes obreros; d) Roger Schütz, Prior de Taizé; e) El celebre jesuita chileno P. Hurtado, hoy beato, a quien Voillaume le promete una fundación en Chile; f) Marthe Robinla, fundadora de los “Foyers de la charité”; y finalmente, g) Los contactos personales con Pío XII y con Mons. Montini de la Secretaría de Estado.

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 En la sexta parte, El tiempo de las pruebas en el Norte de África y en Francia, trata del tiempo que precede y sigue el Concilio Vaticano II. Son las pruebas de la independencia de Argelia y la suspensión de los sacerdotes obreros en Francia con un decreto del Santo Oficio de 1960, con todas las consecuencias que comporta para la nueva orientación de algunos de los Hermanitos de la Fraternidad. El hermano René nos detalla el encuentro con Pablo VI, abierto a una revisión de aquella suspensión; nos narra la consolidación de la Fraternidad y la expansión por el mundo entero, con esos viajes que la Hermanita Magdaleine había profetizado. Es el tiempo del Concilio, en el que Voillaume ha quizá dejado una huella en la pasión por la pobreza de la Iglesia. Es tiempo fecundo de fundaciones y de vocaciones, poco antes de la gran crisis de 1968, el año en que el Papa lo llama a predicar los Ejercicios Espirituales en el Vaticano. René Voillaume concluye sus notas biográficas y el camino fundacional de la Fraternidad, con la aprobación por parte de la Santa Sede, el 13 de Junio de 1968, como Instituto religioso de Derecho Pontificio. y el surgimiento de los Hermanos y Hermanas del Evangelio.

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Presentaciónes del libro previstas:

Septiembre: Presentación virtual Instituto Emmanuel Mounier

Diciembre: Barcelona vigilia del aniversario de la muerte del padre Foucauld.

Para adquirir ejemplares: http://mounier.es/

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