Itinerario de Espiritualidad Cristiana y Contemplación
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La música enciende nuestras emociones a través de recuerdos variados. Escuchar música es una de las pocas actividades que implican el uso de todo el cerebro. Es intrínseca a todas las culturas y puede tener beneficios sorprendentes al escucharla. La música clásica afecta a todo aquel que la escucha, tal es así que las principales películas a menudo la utilizan para evocar sentimientos y estados de ánimo necesarios para contar una historia. La técnica funciona porque la música clásica es organizada y compleja, con frases y cantidades variables de intensidad que se comportan como un narrador que cuenta un cuento sin palabras. De hecho, la notación musical es un lenguaje propio. Debido a que la música clásica tiene tal fuerza, los científicos comenzaron a estudiar los impactos específicos que la música clásica tiene en el cerebro encontrando que tiene efectos beneficiosos y constructivos. De acuerdo con el estudio de la Universidad de Stanford Las recompensas de escuchar música: Respuesta y conectividad fisiológica del sistema mesolímbico, escuchar música clásica ofrece recompensas fisiológicas. El flujo sanguíneo se incrementa a varias áreas del cerebro, activando los centros autonómicos, cognitivos y emocionales, mientras que otra parte del cerebro libera la dopamina, sustancia química que, entre otras cosas, afecta el humor y la capacidad de sentir placer. Esta liberación de dopamina, producida en las otras áreas del cerebro que interactúan, permite una mayor sensación de bienestar.
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