Para Gandhi la creencia en la no-violencia se basa en el supuesto según el cual
la naturaleza humana es esencialmente una y, por tanto, responde indefectiblemente a los requerimientos del
amor. Jesús habría vivido y muerto en vano si no nos hubiera enseñado a regir nuestra vida mediante la ley eterna del amor. Una vez se llega a esta convicción de que
la no-violencia es la ley de la vida, hay que practicarla con aquellos que actúan violentamente, ya sean individuos o naciones.
La no-violencia es una cualidad del corazón, no surge apelando a la razón. Las plegarias que surgen del corazón pueden lograr lo que el mundo no puede conseguir. El primer principio de la no-violencia es la
no cooperación con todo aquello que sea humillante para la persona.La raíz de la no-violencia es la oración. La persona no-violenta se encomienda a Dios para que la proteja contra la tiranía de la fuerza bruta. Pero en caso de morir, la persona no-violenta
se enfrenta a la muerte con alegría en el cumplimiento del propio deber. El futuro del mundo no es nada halagüeño si el espíritu de violencia se apodera de la mente de las masas, pues terminará destruyendo la especie.
La oración es la primera y la última lección para aprender el noble y valiente arte de sacrificarse en los diversos senderos de la vida.
Sin una fe viva en Dios es inconcebible el éxito de la vo-violencia.