"Mary’s Land". Cine para los que quieren creer


La nueva película de Juan Manuel Cotelo es una propuesta audaz e innovadora que más allá de los relatos de apariciones, incluso más allá de la figura de la Virgen María nos quiere mostrar la urgencia para que el ser humano se encuentre con Dios.
El punto de partida de "Mary´s Land" en una investigación que emprende un agente a la vez dubitativo y sagaz interpretado estupendamente por el propio Cotelo, al estilo de 007 pero que se presenta como “el abogado del diablo”, bajo el mandato de su misteriosa jefa (la actriz Carmen Losa resulta creíble a la vez que contribuye al tono de humor). El motivo es acercarse a la experiencia de los que dicen creer en Dios o manifiestan una especial relación con “la Madre” que no es sino María de Nazaret.
El comienzo, en tono de comedia, no solo es inteligente sino que atrae la atención del espectador. El capítulo destinado a poner imágenes al relato de la salvación resulta sugerente. La sombra de Malick se nota en la elocuencia de la fotografía, en la fuerza de la banda sonora y en la semejanza de la puesta en escena. Los actores no profesionales en ocasiones son brillantes, mejor los niños, aunque por momentos terminan declamando. La trasposición audiovisual tiene ocurrencias geniales al lado de otros aspectos donde adolece de esquematizaciones simplificadoras, como la presentación del pecado original o la misma obra de la redención donde se descuelga la resurrección. Aunque el cumple el objetivo de presentar sucintamente algunos rasgos fundamentales.


La investigación se despliega en distintos viajes y entrevistas que tienen la ventaja de internacionalizar el mensaje. Los toque de humor, marcados por el protagonista, acompañan a la variedad de los testimonios: así un empresario convertido en buscador de Dios, una modelo que presenta emocionada la fuerza de la fe, un enfermero que recorre las calles marginales invitando a orar, un médico abortista que ha cambiado de vida y desarrollo profesional hasta una cantante que ahora desde la enfermedad proclama la grandeza de Dios. Más espontáneas los encuentros con las prostitutas, los campesinos o las propias videntes. En algunos momentos los diálogos, interesantes, se alargan terminando por extender el metraje hasta las casi dos horas, que en un docudrama ocasiona que la atención decaiga y se llegue a perder gas dramático.


Como fondo y destino se marca la peregrinación de Medjugorje para el encuentro con María. Pero no se trata de una hagiografía al uso. El guion busca aproximarse a la experiencia de la gracia de Dios que nos visita. La tensión dramática desemboca en la entrevista con la joven curada de una grave parálisis que nos abre con elocuente sencillez al misterio de lo extraordinario. Este momento, junto con la entrevista al travesti alcanzan a trasparentar autenticidad, un cierto “estado de gracia” de la cámara.


La intención evangelizadora y comunicadora del director elige el camino del corazón, trasmitir la experiencia del encuentro que emociona y cambia la vida. El punto de partida de la investigación de la razón opera de contrapunto. Sin embargo, al abogado del diablo se le ve rápidamente que está dispuesto a cambiarse de bando. Esto probablemente estrecha el acercamiento a públicos más alejados que buscan con la cabeza aunque también auscultan su corazón. A pesar de esta limitación, la opción es atractiva porque mantiene una ingenuidad que no es hipostasiada sino sostiene un aire de sencillez y veracidad.
Cotelo es un evangelizador y un comunicador, no cabe duda. Su aportación es aire fresco en el actual panorama donde el cine se queda tantas veces sin argumentos y a la iglesia le cuesta encontrar imágenes significativas. Tiene el mérito de un cine hecho con pocos medios pero con dignidad, las imágenes contempladas en la pantalla grande resultan de una gran belleza y aquí Alexis Martínez aporta una estética cada vez más interesante.


El éxito de “La última cima” no fue una casualidad. “Mary’s Land” es un paso más allá, donde el entusiasmo de la primera se aquilata abriendo más matices en un guión que no pierde frescura. Técnicamente también se percibe el progreso. El reto continúa siendo hacer cine para el público alejado más que para el público convencido, para los muchos que creerán encontrándose con manifestaciones menos extraordinarias pero también llenas de la gracia. No son tiempos fáciles para el cine independiente, pero en “Mary’s Land” la parte de ficción funciona incluso, por momentos, mejor que el documental, y quizás el próximo paso sea una historia de ficción.
Esperamos que el éxito acompañe esta propuesta ya que se vislumbra que en la factoría “Infinito + 1” todavía quedan muchas buenas propuestas que ofrecer.

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