Enemigos de lo público.

Muchas veces los enemigos de lo público terminan siendo justo aquellos que más se quejan de las privatizaciones. Los liberados sindicales son un ejemplo de ello, y si mañana desapareciera esa figura, se haría un enorme favor al transporte público, a la sanidad pública, a la enseñanza pública y a todas las administraciones públicas. De hecho, sería bueno volver a la antigua usanza, cuando el representante de los trabajadores era elegido por los trabajadores pero no dejaba su empleo, sino que curraba como todos.

Pero como os digo, lo enemigo de lo público, campa en lo público. No hace falta buscar al PP y su sistema de privatización de servicios de catering y cafetería o de privatización de gestiones administrativas en ciertos y determinados hospitales o centros de salud. Los enemigos de lo público están dentro del cuerpo de funcionarios, abusando de los derechos laborales conquistados años atrás en su propio beneficio. Dichos enemigos se caracterizan por valerse de lo caro que es el despido, de las bajas laborales, de los quince minutitos de descanso para ir a desayunar algo y que luego convierten en medias horas o más, de las vacaciones que cogen cuando quieren y cuando les conviene sin importar de cómo quede todo tras su marcha, de su manía por llegar tarde, de su desidia por trabajar hasta el punto de trabajar menos de lo que trabajan sus compañeros o de lo que trabajaría otra persona capaz y con ganas si ocupase su lugar, etc. ¿Qué voy a contar a mis lectores sobre ciertos funcionarios que no sepan ya?

Yo no estoy de acuerdo en que se haga una reforma del cuerpo de funcionarios, se les baje a todos el sueldo y que paguen justos por pecadores. Soy partidario de hacer una reforma que persiga a los vagos y que corrija el problema sin que sea necesario para nada hacer daño a quienes han demostrado ser eficaces y responsables en su trabajo. Privatizar ciertas cosas hace daño a los buenos trabajadores, pues a veces la empresa privada que coge la gestión intenta deshacerse de todos los empleados que no ha contratado y que le vienen heredados de lo público, y es ahí cuando pagan los justos por los pecadores y eso lo he visto en los servicios de cafetería de la universidad. Se quiere muchas veces empleados fáciles de despedir o a los que hacer un contrato por obra que sale muchas veces muy económico.

Pues como os cuento, estos son los enemigos reales de lo público. El PP hace cosas que a mi no me gustan, pero entiendo que un partido de derechas tome medidas de derechas. Lo lamentable es que un partido de izquierdas como el PSOE que gobierna en cientos de administraciones no haga absolutamente nada mejor para revitalizar lo público salvo abrir el grifo del dinero, que no es una medida de izquierdas, sino contraproducente con las políticas de izquierdas, pues el despilfarro solo lleva a suprimir tarde o temprano las estupendas políticas sociales que tanto quiere implantar la izquierda.
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