Hablemos de Rouco (II)

Una de las cosas que predico a mis alumnos, son las bondades del matrimonio. No les recomiendo que se quedan en pareja de hecho. Son muchos mis alumnos que no creen en el matrimonio, asocian matrimonio con fracaso y con los problemas posteriores que ese fracaso trae. En esta vida nadie nace sabiendo, y si un primer matrimonio fue un fracaso., no tiene porque serlo el segundo. El primer matrimonio si va perfecto, estupendo, se aprende a ser marido o mujer sobre la marcha. Hay veces en que uno descubre que la mujer que te ha tocado es un error, una calamidad, y otras es el varón. En el noviazgo hay cosas que no se descubren hasta el matrimonio, por eso es bueno dejar cierto margen para rectificar lo que ha salido seriamente mal y sin arreglo ninguno.

Rouco no entiende esto. Para él la institución del matrimonio es soñar con bobadas idealistas sacadas de cuentos infantiles. Rouco no habla de realidades matrimoniales, no habla de letras de hipotecas, de alquileres de vivienda, de la facturas del agua, el teléfono, la luz, no habla del precio de los libros de texto y el uniforme del colegio, del tiempo que tantas veces le falta a la pareja, de las dificultades escolares de los nenes, de las necesarias vacaciones de la familia, de los problemas de convivencia, etc. Ante las dificultades, Rouco exige sacrificios, pero hay veces en que una madre o un padre no puede sacrificarlo todo, el matrimonio no es la negación de uno mismo, es el más importante vínculo de convivencia entre dos personas no directamente emparentadas. Es absurdo pensar y hacer consistir el matrimonio en sacrificarse, negarse a uno mismo y al tiempo que se hace esto, asegurar la santidad del mismo mediante una consagración a Cristo.

Pero Rouco solo alienta con sus críticas la mala imagen de una institución que se deteriora. No son críticas constructivas, es la instalación en el pesimismo. Se buscan causas del mal estado del matrimonio, a cada cual más aberrante y absurda. Unas veces la culpa del fracaso matrimonial es la prostitución, como si el que paga una prostituta no se pudiese acostar con una secretaria o una amiga. Otras veces se acusa al divorcio, cuando el divorcio no es más que la constatación y evidencia de un fracaso existente y que no tiene arreglo por una de las partes o ambas. Otras al matrimonio gay, como si la relación de matrimonial de los vecinos del primero afectase negativamente a los vecinos del cuarto. ¿Se puede realmente ser inteligente con semejantes causas del deterioro de la institución matrimonial? No, es más, esta sociedad se escandaliza continuamente con estas bobadas y prueba de ello es que le da la espalda.

Cuando la juventud actual lo ve, no logra conectar con Antonio Maria o con la Iglesia, al contrario, se alejan. Es un discurso de personas poco inteligentes y cargadas de prejuicios. Es más, revelan una ausencia de autocrítica y un discurso basado en la autocomplacencia. No con esto voy a insinuar que Rouco no sea inteligente, sino que el mismo ha reducido una de sus más valiosas facultades a la nada.

Que hay matrimonios católicos que salen bien es verdad y yo conozco muchos. Pero también conozco muchos que han salido mal, y algunos hasta fatal, como el matrimonio de Santiago del Valle. Pero a pesar de la adversidad, y de casos excepcionales deshonrosos, sé que el matrimonio puede dar, y ha dado, frutos muy positivos que hay que recalcar y anunciarlos antes que seguir con este discurso pesimista y dañino. Además, muchísimas adversidades se superan mucho mejor con tu pareja que sin ella. Por eso me preocupa el mensaje que Rouco da a los jóvenes y a montones de parejas, porque si uno lo sigue al pie de la letra, es mejor no equivocarse jamás casándose.

PD: Dedicado a ese bobo llamado Juanma por los insultos anteriores, y te aviso que habrá una tercera parte.
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