La Homeschooling es inviable en España.
Ojalá todos los profesores de la escuela pública educasen a sus alumnos. Parece esto el tema tabú en la pública:
- No eduques a los informales hijos de fulano o mengano que puedes tener problemas con sus padres. Te dice unas veces un profesor.
- No eduques a los alumnos porque eso es cosa de los padres y no nos pagan para ello. Dicen otros.
- Si no saludan a la conserje al entrar al instituto, que más da, no es cosa nuestra dicen otros.
- Si se quedan solos en un aula unos 40 alumnos por faltar su profesor, pues que se le va a hacer. Dicen unos que están en la sala de profesores.
Decir que se educa o controla a los chavales hoy por hoy en la escuela pública es casi un mito. Algún instituto o colegio lo hará, pero muy pocos lo hacen. De hecho la falta de disciplina viene por el poco empeño de un profesorado por el buen funcionamiento del centro y de sus instalaciones. El profesor termina muchas veces limitándose a enseñar si es que le dejan. A veces la falta de educación y de disciplina termina impidiendo a un profesor dar su clase, y esto es un problema que afecta muchísimo más en la enseñanza pública que en la concertada (caracterizada más por un mayor control del profesorado a los alumnos y por dedicar parte de su tiempo los profesores no solo a la enseñanza sino también a la educación).
¿Educar a los hijos en casa? Eso se supone que deben hacerlo todos los padres. Sin embargo, ni todos lo hacen, ni todos pueden hacerlo. ¿Quién puede hacerlo? Pues unos padres con recursos económicos suficientes como para consentírselo. Las familias que practican el Homeschooling suelen ser adineradas y muy bien preparadas académicamente. Es decir, se trata de un tipo de familias capaces de elegir cualquier centro educativo que quieran, capaces de llevar a sus hijos a donde sea incluso. Pero al mismo tiempo, debido a la forma y carácter de este tipo de familias, muchas veces son extravagantes y llegan a ser problemáticas. No es normal que un padre quiera ejercer un control excesivo y férreo sobre sus hijos, de hecho, un exceso de celo puede torcer fácilmente a cualquier chaval y producirle problemas difíciles de valorar. Una cosa es exigir a una familia que eduque a sus hijos y otra que quieran controlar todos y cada uno de los contenidos de las materias que reciban porque no se fían de lo que por ahí se enseña.
Cuando una familia cree que su hijo recibe un nivel flojo en el colegio o instituto, lo normal es que lo apunte a una academia o le ponga un profesor particular. A veces son hasta los padres los que se empeñan por enseñarles y ayudar a sus hijos a aprender. Pero decir unos padres que quieren enseñarles ellos y solo ellos retirándoles del colegio o instituto, es que algo no marcha bien en esa familia. Una desconfianza tan radical hacia los centros de enseñanza me parece que dice muy poco o nada bueno de los padres. De hecho, un padre o madre en raras ocasiones es el mejor docente de sus hijos en lengua o matemáticas, tal empeño a veces desemboca en fuerte rechazo del hijo hacia su progenitor. A cierta edad, los adolescentes ansían una independencia o separación de sus cosas, y esto ocurre en muchísimos de mis alumnos. Por ejemplo, cumplidos los 13 o 14 años, algunos piensan en que cuando cumplan 16 años quieren trabajar para comprarse sus cosas. Una vez que tienen los 16 años es cuando muchos ocultan parte de su vida a sus padres. De hecho es curioso como en sus facebook no aparece ni una sola fotografía de los padres. Al llegar ya a los 18 años quieren muchos de ellos un trabajo para tener un coche, y con 20 años o más ya quieren emanciparse. Es este un proceso lento, frecuentemente lleno de fricciones con los padres, y un control excesivo resulta frecuentemente perjudicial.
¿Puede servir la homeschooling hoy? Francamente no. Las familias en condiciones para la homescholing suelen ser adineradas y pueden elegir toda una variedad de centros y programas educativos que una de escasos recursos no puede consentirse. Y como ya dije, los motivos del homeschooling suelen estar presentes en padres extravagantes. Ya me preocupa el hecho que una familia extravagante críe a sus hijos, pues a saber si su forma de ser no será perjudicial para desarrollar un correcto ámbito familiar, docente y educativo.