Menuda y extraña alegría.
Pues el tal Urcelay de Profesionales por la Ética termina viendo como un triunfo de sus ideas la victoria de esta familia y su hija contra el profesorado y la Comunidad de Madrid. Y no solo él, sino toda la pandilla de objetores de conciencia. ¿No habíamos quedado en que la alumna hizo finalmente su examen y se reintegró a la asignatura al poco ya de acabar el curso?
Por otro lado, es una pena que muchísimos padres que saben que sus hijos han sido suspendidos arbitraria e injustamente por sus profesores no lleven a estos a los tribunales de justicia. Es más, es también lamentable que tampoco presenten denuncia contra las bajas laborales continuadas y contra el abuso por parte de estos ante su actitud negligente o incompetencia. En cada colegio e instituto sabemos que hay un par de casos horrendos, y cuando estos no se denuncian, la desidia y la dejadez de esta gentuza a veces se transmite a los compañeros y da como resultado el instituto aquel de Las Rozas del que tantas veces os he hablado.