Seguimos con la ciencia y la Iglesia
En primer lugar me pone como ejemplo de la no existencia de prohibiciones eclesiásticas sobre las disecciones de cadáveres los descubrimientos realizados en pleno siglo XV y XVI. Me cita a Miguel Servet, que no es un gran ejemplo de católico, abandonó el catolicismo y la Fe católica, congenió con los calvinistas y los calvinistas como recompensa acabaron con él. Él habla de la circulación pulmonar de la sangre desde un punto de vista teológico en su libro “Christinianismi Restitutio”. Esto realmente era costumbre en la época, el mezclar ciencia y teología, lo mismo hizo Newton con su teoría de la gravitación universal y lo mismo otros muchos porque eran fervorosos creyentes de Dios.
El caso es que durante el renacimiento si se pudieron realizar disecciones de cadáveres, generalmente pidiendo permisos especiales a las autoridades, y siempre eran condenados a muerte. No es de sorprender que se tardase mucho tiempo en realizar disecciones de cadáveres en mujeres y Falopio descubriese las trompas que llevan su nombre a mediados del siglo XVI.
Pero bien hay que reconocer que durante el medioevo las disecciones de cadáveres no se hicieron y en su lugar se prefirió seguir las descripciones imprecisas de Galeno, descripciones basadas en disecciones de animales. Y durante la edad moderna ya dije que dependieron siempre de las autoridades religiosas y políticas del momento, y si el momento imponía restringir se sometía a sospecha a las universidades. ¿O es que ahora van a negar que la Inquisición no vigilaba a las universidades en la edad moderna? Y tampoco van a negar que en determinados momentos, sobre todo cuando aparecían las epidemias, generalmente se prohibía hacer disecciones de cadáveres. En España la universidad de Salamanca recibe el permiso de manos de Carlos V en 1556, lo que ignoro es si recibió el correspondiente permiso eclesiástico.
No se hicieron casi ninguna disección porque el Papa Bonifacio VIII emitió una bula llamada De Sepulturis, que en teoría no prohibía las disecciones, pero si establecía unas normas que prohibían a los caballeros cruzados dar un trato especial a los cruzados muertos, consistente en sacarles a los cadáveres el corazón y los huesos. Por ello se interpretó tiempo después como una prohibición que los barberos y médicos hiciesen algo semejante diseccionando cadáveres.
Mencionas a Sixto IV, el solo autorizó a dos universidades italianas que fueron Padua y Bolonia a hacer disecciones de cadáveres. Solo dos universidades, y solo se podían practicar bajo permiso de la Iglesia, el caso es que ocasionalmente se hizo antes alguna disección, tan ocasionalmente que las tesis anatómicas de Galeno persistieron hasta mediados del siglo XV a pesar de ser falsas. Por cierto, explica tú como no se dieron cuenta antes de la existencia de las trompas de Falopio. Pues porque no se autorizó hasta bastante tiempo después a diseccionar a una mujer. Y además dices que extendió por Italia esta práctica en las universidades, pues mira por donde siempre se citan a Padua y Bolonia, y si algunas de estas practicas pudieron realizarlas fue bajo la protección de las autoridades políticas o el consentimiento de algún obispo local, y a saber en que condiciones se hicieron porque como te decía antes, la anatomía de Galeno no se descarto hasta casi mediados del siglo XVI y lo tenían bien fácil contando el número de costillas.
Cuando hablo del espíritu de la contrarreforma hablo de un influjo intolerante que potenció la inquisición en la Iglesia Católica, y de las duras represiones empleadas por los Papas de la Contrarreforma en los estados pontificios. Y ahí tienes a Pablo IV, Pío V y Sixto V.
También podemos hablar de cómo ese mismo espíritu de la contrarreforma puso el libro de Copérnico en el índice de libros prohibidos en 1616, creado como no por el Papa Pablo IV. Podemos hablar que la Iglesia no condenó medio siglo a Copérnico, y hubo su curiosidad por la hipótesis de Copérnico.
Pero Roberto, entiende que en ciencia hay hipótesis y conocimientos. Copérnico plantea una hipótesis que describe de una forma más simple el movimiento planetario, los matemáticos y astrónomos medievales ya tenían un modelo más complicado para describir el movimiento planetario, e incluso se puede realizar una hipótesis intermedia que era el modelo geocéntrico de Tycho Brahe con unos planetas girando alrededor del sol como satélites.
La cuestión es que Galileo construye un telescopio, realiza observaciones importantes, descubre satélites y observa planetas, y poco a poco se da cuenta que los planetas llegan a tener satélites como la Tierra tiene la Luna. Hay que plantearse entre aceptar un modelo geocéntrico de Ptolomeo o un modelo heliocéntrico de Copérnico. Plantearse el modelo geocéntrico de Tycho Brahe es equivalente al de Copérnico. ¿Se puede hablar de hipótesis cuando se está demostrando hasta con los precisos cálculos de Tycho Brahe que la realidad no es según lo que dice Ptolomeo? Galileo hace muchas demostraciones, da muchas charlas, realiza observaciones y enseña a muchos sus observaciones hasta con el telescopio, convence hasta a enemigos, y algunos como venganza plantean que lo suyo se llame hipótesis.
Esto es lo que los matemáticos medievales defendían que serían las orbitas de giro de los planetas alrededor de la Tierra, describen epicicloides como puedes ver, y esto era impensable en tiempos de Galileo que Dios concibiese un universo así.
Coetáneo a Galileo es Kepler, que en 1609 plantea dos leyes cinemáticas de la astronomía, y en 1618 plantea la tercera y última ley cinemática basada en la hipótesis de Copérnico y con los precisos cálculos de Tycho Brahe. Galileo lo sabe, no ignora a Kepler, el ha visto los planetas y sobre varios de ellos girando satélites, sabe que el resto de cuerpos celestes no giran alrededor de la tierra porque lo dicen los cálculos y lo dicen las observaciones. Incluso otros astrónomos coetáneos y de prestigio están cada vez más convencidos del modelo heliocéntrico. ¿Puede pues un astrónomo que sabe que el universo es así como dicen las observaciones suyas y de muchos astrónomos de prestigio admitir que a una certeza se la llame hipótesis? Pues no, había pruebas y son las observaciones al cielo y los cálculos preciso como digo de Tycho Brahe.
Es curioso que tú te pones contra Galileo cuando Juan Pablo II reconoció que Galileo fue condenado injustamente, y cuando la historia y la ciencia le han dado la razón.
Por otra parte está la cuestión teológica. Es una práctica común de los siglos XV, XVI, XVII y XVIII hacer teología con la ciencia. La mayoría de los “sabios” de estos tiempos eran médicos, teólogos, astrólogos, matemáticos, ingenieros y artistas al mismo tiempo. Todos por lo general relacionaban sus ciencias con la teología a la que tenían como la más grande de las ciencias. Newton por ejemplo lo hizo en su obra “Philosophiae naturalis principia mathematica” ante su incapacidad de explicar como surgían las interacciones gravitacionales entre los planetas del sistema solar. Incluso Einstein en pleno siglo XX rechazó la teoría cuántica con un “Dios no juega a los dados”.
Pues si, hay prohibiciones de la Conferencia Episcopal de los Obispos Alemanes de 1860 condenando el evolucionismo por considerarlo contrario a las sagradas escrituras. Y hasta Pío XII se vio como un problema en la Iglesia el evolucionismo porque afectaba a los orígenes del hombre. El propio Newman fue un evolucionista convencido y también padeció lo suyo, y como te digo Teilhard de Chardin como ya dije, se le condenó también por sus teorías evolucionistas. Varios de sus libros son póstumos, como “La Aparición del Hombre”, “La Visión del Pasado” y “Ciencia y Cristo”. Y además se le obligó a renunciar a cátedras de paleontología y a no presentarse a otras.
Por último concluyo. Sé que tienes una muy buena intención de defender a nuestra Iglesia, pero vas por el camino equivocado. No se pueden negar, justificar o matizar los errores cometidos en el pasado con la expresa idea de limpiar la imagen. Lo peor que se puede hacer es seguir esa política. Hubo gente que ha padecido hace siglos, y ha habido una Iglesia que ha sabido irse adaptando y entendiendo caminos equivocados que recorrió. Pero seguir negando lo que ocurrió, lo que muchos padecieron ya fuera en el nombre de la ortodoxia, o del poder temporal del papado, o por atreverse a cuestionar hipótesis científicas antiguas, y justificar como que se lo buscaron, es hacerle el peor de los favores a la Iglesia Católica al negarle la posibilidad de rectificar. No justifiquemos los errores, aprendamos simplemente de ellos para que no vuelvan a ocurrir.