La autoridad del profesorado.
Yo soy profesor de academia de bachillerato, no de instituto. Y lo cierto es que tras ver como se les ocurre a nuestros políticos dotar de “autoridad” al profesorado no puedo hacer otra cosa que troncharme de risa. ¿Realmente alguien piensa que eso sirve para algo? Pues no lo se pero yo si creo que no sirve para nada.
Además, se hace ver que la culpa la tienen los padres. Pues por mi experiencia, la mayoría de los padres de hoy castigan a sus hijos, no tal vez con las palizas de antaño si hacen alguna tontería. Ahora bien, el problema es cuando ese profesor de instituto o de colegio decide no interactuar jamás con los padres, y solo ante un problema de gravedad es cuando se produce ese contacto. Conozco casos de alumnos que engañaron a sus padres con las notas, los profes del colegio o del instituto pues a mandar informes y los alumnos a falsificar las firmas de sus padres y las notas. Total, llega final del curso, y acto seguido los padres se enteran que su hijo repite y los profesores no se pusieron nunca en contacto con ellos. ¿Qué reacción puede tener un padre o madre? Pues de auténtico nerviosismo.
Pero las situaciones de fricción en ocasiones las provoca el profesor. Una profesora de matemáticas de mi colegio insistía siempre a los alumnos que nunca debían ni recurrir a academias, a profesores particulares, ni pedir ayuda ni a amigos, hermanos o padres. Si de hecho se enteraba que el alumno recibía ayuda adicional a sus clases, se irritaba y ofendía a los alumnos en clase sometiéndolos continuamente a escarnio. Evidentemente, dicha profesora era pésima. ¿Cómo creen que puede reaccionar unos padres viendo suspender a su hijo en matemáticas al tiempo que la profesora adoctrina a su hijo a no pedirle ni ayuda a él?
La violencia me parece fea, pero si no es violencia el someter a un escarnio público a un chaval como algunos profesores hacen, entonces ¿a que llamamos violencia?. Evidentemente, un padre o madre de costumbres algo primitivas o bien con propensión a perder los papeles se entera de esto y el profesor recibe la paliza.
Otra curiosa situación de conflicto. Un alumno de segundo de bachillerato aprueba todas las materias en junio excepto una, le catean para septiembre, el padre lo apunta a academias, se gasta un dineral, el chiquillo se ha esforzado, se sabe la materia, hace el examen de septiembre y lo suspende el profesor porque le da la real gana. A esto encima se agrega con que en el mismo centro, a uno le regalan la materia sin hacer ningún esfuerzo. Resultado, el profesor termina en situación de fricción con los padres o con el alumno. Que sea violenta o no puede depender del padre.
No justifico con esto las palizas al profesorado. Pero quien siembra conflictos esto es lo que corre el riesgo de recoger. Hay profesores que quieren tener una autoridad que perdieron con su ineptitud, y la pretenden a golpe de ley. No pocos se creen que el ir a un colegio o instituto a dar clase consiste en soltar un rollo, abrir el libro por la página cual, y acto seguido regresarse a casa. Además, suele resultar curioso que quien más problemas tiene con los padres es el profesor pésimo, el injusto, el que acribilla a los alumnos, el de los malos modos, etc. ¿Vamos a dotar a esos de autoridad? Creo que puede ser contraproducente.
Luego está el tema del colegeo del profesor con el alumno. ¿Es que acaso eso tienen la culpa? Pues no. Hay profesores que saben como relacionarse con los alumnos, son docentes estupendos, capaces de cambiar o aconsejar a los alumnos. En ocasiones a los alumnos les falta una figura a la que dirigirse porque sus padres son incapaces, el profesor colega llega en ocasiones más a ellos que los propios padres. Además, algunos tienen la ventaja de conocer tan en profundidad al alumno que saben como reconducirlos y lograr resultados. No digo que sean mejores profesores. Yo tuve una profesora en 7º y 8º de EGB que con su carácter y exigencia nos doblegaba a todos de una forma excelente. No habríamos la boca con ella, no faltaban nuestras tareas porque iba de pupitre en pupitre. Y si uno no hacía las tareas, pues negativo y las broncas justas, y vaya que era efectiva.
Pues con esto lo que quiero decir es que la ley de autoridad va a servir de poco. El profesorado debe ganarse la autoridad, y la alta cantidad de mediocres profesores que pululan por ciertos colegios e institutos es la que desemboca con mucha frecuencia en situaciones conflictivas, tanto para los malos profesores como para los buenos. Los malos profesores denigran la profesión.
Además, se hace ver que la culpa la tienen los padres. Pues por mi experiencia, la mayoría de los padres de hoy castigan a sus hijos, no tal vez con las palizas de antaño si hacen alguna tontería. Ahora bien, el problema es cuando ese profesor de instituto o de colegio decide no interactuar jamás con los padres, y solo ante un problema de gravedad es cuando se produce ese contacto. Conozco casos de alumnos que engañaron a sus padres con las notas, los profes del colegio o del instituto pues a mandar informes y los alumnos a falsificar las firmas de sus padres y las notas. Total, llega final del curso, y acto seguido los padres se enteran que su hijo repite y los profesores no se pusieron nunca en contacto con ellos. ¿Qué reacción puede tener un padre o madre? Pues de auténtico nerviosismo.
Pero las situaciones de fricción en ocasiones las provoca el profesor. Una profesora de matemáticas de mi colegio insistía siempre a los alumnos que nunca debían ni recurrir a academias, a profesores particulares, ni pedir ayuda ni a amigos, hermanos o padres. Si de hecho se enteraba que el alumno recibía ayuda adicional a sus clases, se irritaba y ofendía a los alumnos en clase sometiéndolos continuamente a escarnio. Evidentemente, dicha profesora era pésima. ¿Cómo creen que puede reaccionar unos padres viendo suspender a su hijo en matemáticas al tiempo que la profesora adoctrina a su hijo a no pedirle ni ayuda a él?
La violencia me parece fea, pero si no es violencia el someter a un escarnio público a un chaval como algunos profesores hacen, entonces ¿a que llamamos violencia?. Evidentemente, un padre o madre de costumbres algo primitivas o bien con propensión a perder los papeles se entera de esto y el profesor recibe la paliza.
Otra curiosa situación de conflicto. Un alumno de segundo de bachillerato aprueba todas las materias en junio excepto una, le catean para septiembre, el padre lo apunta a academias, se gasta un dineral, el chiquillo se ha esforzado, se sabe la materia, hace el examen de septiembre y lo suspende el profesor porque le da la real gana. A esto encima se agrega con que en el mismo centro, a uno le regalan la materia sin hacer ningún esfuerzo. Resultado, el profesor termina en situación de fricción con los padres o con el alumno. Que sea violenta o no puede depender del padre.
No justifico con esto las palizas al profesorado. Pero quien siembra conflictos esto es lo que corre el riesgo de recoger. Hay profesores que quieren tener una autoridad que perdieron con su ineptitud, y la pretenden a golpe de ley. No pocos se creen que el ir a un colegio o instituto a dar clase consiste en soltar un rollo, abrir el libro por la página cual, y acto seguido regresarse a casa. Además, suele resultar curioso que quien más problemas tiene con los padres es el profesor pésimo, el injusto, el que acribilla a los alumnos, el de los malos modos, etc. ¿Vamos a dotar a esos de autoridad? Creo que puede ser contraproducente.
Luego está el tema del colegeo del profesor con el alumno. ¿Es que acaso eso tienen la culpa? Pues no. Hay profesores que saben como relacionarse con los alumnos, son docentes estupendos, capaces de cambiar o aconsejar a los alumnos. En ocasiones a los alumnos les falta una figura a la que dirigirse porque sus padres son incapaces, el profesor colega llega en ocasiones más a ellos que los propios padres. Además, algunos tienen la ventaja de conocer tan en profundidad al alumno que saben como reconducirlos y lograr resultados. No digo que sean mejores profesores. Yo tuve una profesora en 7º y 8º de EGB que con su carácter y exigencia nos doblegaba a todos de una forma excelente. No habríamos la boca con ella, no faltaban nuestras tareas porque iba de pupitre en pupitre. Y si uno no hacía las tareas, pues negativo y las broncas justas, y vaya que era efectiva.
Pues con esto lo que quiero decir es que la ley de autoridad va a servir de poco. El profesorado debe ganarse la autoridad, y la alta cantidad de mediocres profesores que pululan por ciertos colegios e institutos es la que desemboca con mucha frecuencia en situaciones conflictivas, tanto para los malos profesores como para los buenos. Los malos profesores denigran la profesión.