La factura de la luz.

Con esto de emanciparse, uno termino comprendiendo que es quedar petrificado ante la temible factura de la luz. No es ninguna broma cuando la recibes, lo primero que te viene es cierto desánimo y decepción. No comprendes bien como has podido gastar lo que ahí se asegura que has gastado o consumido. De repente un día decides tomar medidas, te dejas llevar por la moda de las bombillas de bajo consumo y compras una docena para cambiarlas todas y ahorrar en watios, y tras hacer esto, descubres que tu iniciativa no da apenas los frutos esperados traducidos en la factura. ¿Unos pocos euros? Pues más me he gastado en bombillas de bajo consumo que en bajar la factura de la luz.

Pues como dije, me decido a cambiar las bombillas, me las cambio todas en el piso por las bombillas frías de bajo consumo, sin saber que posiblemente esas bombillas son más valiosas de lo que pensaba. Es cuando llega el invierno cuando tengo que decidir si tirar de la bomba de calor de 2000 watios, el radiador de 1500 watios o el calefactor de cuarzo de 1200 watios para calentarme en casa. Y mi factura se dispara por las nubes un mes de diciembre tras calentarme con los costosos aparatos que ya he mencionado.

Con esto tuve que hacerme varias preguntas, todas relacionadas sobre como ahorrar electricidad. Probé el calentamiento con velas, económico es, pero el problema es que no puedo instalar muchas velas en un recinto cerrado y sin ventilación porque corre peligro mi vida por concentración de CO2 o de CO, pues si abro la ventana se me escapa el calor. No tiene sentido por ejemplo usar una estufa de gas, hay que tener mucho cuidado con la misma y me genera el mismo problema que las velas, se dan casos de fallecimientos todos los inviernos por intoxicación de monóxido de carbono. Pasa igual con estufa de queroseno, pero además emite olores a queroseno cuando se conecta. Total, que o una de dos, o abandono mi pisito de 500 € de alquiler y me busco uno más caro que no sea un bajo con suelo frío y sin radiadores de agua, o me pongo manos a la obra para dar con la solución a mi problema.

Como tengo obsesión por la termología, me había comprado una maravillosa estación meteorológica con sus correspondientes sensores de temperatura y humedad relativa para dentro y fuera de la casa. Me marco un objetivo, conseguir una temperatura de aceptable de entre 20 y 21 ºC en el piso. Debo conseguir además que el flujo de calor entrante en mi piso, sea equivalente al flujo de calor saliente. Como ya dije, al principio probé con máquinas caloríficas que gastan burradas en watios, el resultado fue desolador en la factura eléctrica. Y como ni las velas, ni el queroseno y ni el gas son factibles, finalmente encontré la solución en las viejas bombillas de filamento incandescente.

Una bombilla de bajo consumo se caracteriza por la emisión de solo unas pocas líneas espectrales de luz, las cuales, nuestro ojo debido a la presencia de los conos y bastones termina interpretando como luz blanca. Una bombilla normal, tiene un espectro de emisión totalmente continuo, o mejor dicho, con infinitas líneas espectrales de emisión que debido a la saturación de colores nuestro ojo/cerebro lo interpreta también de color blanco. A nosotros, ambas bombillas nos parecen estupendas para iluminar, pues no percibimos con nuestro ojo la diferencia de un espectro continuo de radiación y un espectro de líneas. La diferencia está en que bombilla ahorra más electricidad, y como las bombillas solo las queremos para ver, pues optamos por las frías bombillas de bajo consumo. Debido a las pocas líneas espectrales de emisión de las bombillas de bajo consumo, estas se calientan poco y son bombillas frías, no sirven ni para calentar ni para sostener la temperatura de una habitación o recinto. En cambio las otras, su espectro es amplio y se calientan rápidamente y emiten calor.



Espectro visible de una bombilla incandescente
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Espectro visible de una bombilla de bajo consumo
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Decido por tanto realizar un curioso experimento, sustituir todas y cada una de las bombillas de bajo consumo por bombillas incandescentes, es más, decido incluso usar la lámpara de columna del salón que tiene una bombilla de filamento de 300 watios. Mi salón son 45 metros cúbicos de volumen de aire y 15 metros cuadrados de frío suelo de mármol. Y una ventana de alrededor de 1 metro cuadrado de superficie que ni tiene persiana ni es de doble cristal, una desventaja. Inicio el experimento, 12 ºC cuando llego a casa tras pasar un fin de semana fuera, acciono en mi salón un total de 300 + 60 + 60 + 60 + 60 = 540 W, en dos horas la temperatura de mi salón ya es de 18 ºC, y dos horas después de 21ºC, y si dejo más tiempo 22.5 ºC. Si la puerta del salón permanece abierta, la temperatura final conseguida es de 20.2º C. Por ello, solo se requiere encender mas bombillas incandescentes en el salon y en la habitación hasta 660 W para que la temperatura se aproxime a los 21 ºC.

Si probando un mes a calentarme más iluminarme con un total 1200 + 120 = 1320 W, pruebo a calentarme e iluminarme con 660 W. Si fuera hace más frío, aumento el número de bombillas encendidas, si no hace frío, disminuyo el número de bombillas. Y dormir, se resuelve el problema con una bolsa de agua caliente y edredón nórdico, además, compruebo que la temperatura jamás baja de 16 ºC durante la noche una vez se calentó el piso.

Si noviembre y parte de diciembre fue una factura de 210 €, en diciembre más parte de enero la factura se reduce a 76 € y en enero mas parte de febrero en 74 €. He conseguido casi dividir por tres la factura de la luz, y usando sobre todo bombillas incandescentes. Este sistema de calentamiento funciona bien en mi piso, el invierno que viene la cosa me pinta mucho mejor porque debajo de mi piso se va a abrir próximamente un restaurante Chino y ya no tendré un suelo frío. Seguramente pueda reducir la potencia de calentamiento por luz a menos de 500 W.

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