Los famosos poros del condón.

Son varias las universidades católicas, entre las que cito la Universidad de Navarra y la San Pablo CEU que proclaman que el preservativo permite el paso del virus del SIDA. En estos momentos me he puesto manos a la obra para demostrar que mienten.

Este año he estudiado la asignatura de Termodinámica II, donde se nos ha explicado el fenómenos de la osmosis y el paso de fluidos a través de membranas o superficies porosas. Si realmente el preservativo deja pasar partículas del tamaño del virus del SIDA, eso significa que debiera dejar pasar libremente partículas de un tamaño mucho menor.

Decidí elaborar un experimento. Me fui a comprar un multímetro a una ferretería, cuestan entre 20 y 10 euros, cogí sal de cocina, usé dos preservativos, una pila de petaca que se supone son de 4.5 V (mis medidas con un multímetro indicaban 4.73 V) y dos minas gruesas de portaminas.

Usando agua del grifo, que no es la ideal para experimentos precisos por contener otros iones, disolví gran cantidad de sal de cocina hasta saturar la disolución. Esta sal contiene grandes cantidades de cloruro de sodio, el cual al disolverse en agua se disocia en los iones Cl- y Na+. Si acto seguido introduzco en mi disolución dos electrodos confeccionados a partir de minas gruesas de portaminas y conectados a la pila de petaca, se forma un fenómeno burbujeante en los electrodos conocido como electrolisis del agua. Para el paso de corriente eléctrica a través de mi disolución, los iones en suspensión en el líquido deben moverse en la disolución. Intercalando ahora en serie el multímetro y conectándolo en modo amperímetro, es posible observar la intensidad de corriente eléctrica que atraviesa mi disolución. La intensidad de carga se relaciona directamente con el número de cargas transportadas en la unidad de tiempo a través del fluido.

Si como afirman ciertos “expertos”, el condón tiene poros por los que puede pasar el VIH, entonces a través de esos mismos poros debieran poder pasar partículas de un tamaño muchísimo menor y cuya concentración será muchísimo mayor, como son los iones de sodio y cloro.

En mi experimento, aplico un voltaje de 4.73 voltios de mi batería sobre la disolución sin preservativo, detecto una corriente de 90 miliamperios. Existe movimiento de cargas. ¿Cuál será el efecto del preservativo si lo utilizo como barrera porosa? Pues muy sencillo, debiera disminuir la intensidad de corriente.

Lleno un preservativo con líquido de la disolución, le meto en su interior un electrodo. Sumerjo el preservativo en un vaso con mi disolución, introduzco el otro electrodo por fuera del preservativo. Ahora hay un electrodo dentro del preservativo y el otro fuera. Resultado experimental: 0 miliamperios. Cambio la escala del multímetro a microamperios. Se mide nuevamente 0 microamperios. En definitiva, no se detecta traspaso iónico.

Háganse una idea si no consigo detectar el paso de partículas atómicas a través del preservativo de concentración en el líquido del orden de un 10 seguido de 22 ceros, ya me dirán que posibilidades tiene un virus de atravesar dicha superficie con un tamaño dos mil veces mayor y en una concentración de un 10 seguido de 7 ceros. Y esto suponiendo que si exista traspaso iónico indetectable, porque si no lo hay entonces es totalmente imposible que un virus atraviese los poros de un preservativo.

Este experimento sencillo que les acabo de exponer, les demostrará las mentiras que son capaces de esgrimir ciertos médicos de nuestras universidades católicas para argumentar contra el uso del condón. Con experimentos como este se desmonta un mito creado por los contrarios al preservativo. El Cardenal López Trujillo y sus asesores han quedado con el culo al aire, y lo mismo esos médicos e investigadores dispuestos a defender antes sus esquemas mentales aun sabiendo que pueden estar (o están) mintiendo.

Estoy abierto a toda clase de recomendaciones y críticas al experimento.
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