Aquí las tenemos, y las saco a relucir por la inutilidad de nuestro presidente para exigir ayudar a una población masacrada por un tirano excéntrico. Si ya se sabe que este señor prefiere tener relaciones “cordiales” con ciertos dictadores, la verdad es que se los ve muy amiguetes. Eso si, luego pagamos los españoles con bajadas del límite de velocidad y gastando en bombillas las fechorías de Gadafi.

Quizas no nos deba extrañar porque no ayudamos ni con un misero apoyo a los insurgentes libios. Zapatero se entiende demasiado bien con Gadafi. Pero una cosa son las máscaras de la diplomacia, y otra es no saber quitársela cuando procede.

Y a todo esto, ¿que opina Aznar?