Menos mal que están con las familias y con el matrimonio.

Si ya lo hizo Reig insultando a las familias que no están casadas ni civilmente, ahora es Martínez Camino quien insulta a quienes se han casado por lo civil. Es más, pareciera que hasta asegurase que cualquier matrimonio es hoy un contrato de 3 meses:

“el matrimonio, hoy, es la unión entre dos ciudadanos cada tres meses. Es un contrato mucho más leve que contratar un servicio de telefonía móvil”


Pero que le vamos a hacer, la iglesia está, al igual que el PSOE, llena de socialist… quiero decir, de trasnochados adoradores de figurillas de barro. En este caso, Camino es como la Pajín en sanidad, si dice algo feo, hay un sequito de socialist… de católicos que se pondrán a darle la razón. Lo mismo casi cuando el PP se metió en la guerra de Irak, todos adoraban al líder y los que no lo hacían se quedaban callados.

Con semejante funcionamiento es normal que cuando no se tiene la razón la gente se vaya. Y entre Pajín y Camino y las tonterías que ambos dicen a la prensa en casi todas las ruedas de prensa, no puedo evitar desmarcarme de ambos y despreciarlos por igual. Pero más desprecio me merecen quienes les ríen todas y cada una de las tonterías que son capaces de decir o quienes no les critican abiertamente como se merecen, y hasta quienes les mantienen en el cargo, porque si todos esos fueran medianamente listos gritarían por su dimisión o los echarían a patadas y pondrían a unas personas que trabajasen por el bien común.

Camino y la Pajín se han entregado ambos por igual a ponerles velas a la famosa diosa Eris (así conocida en la cultura griega) o Discordia (así conocida en la cultura romana), a la cual se han entregado con suma devoción. Son gente que crispa, gente de la misma clase. La una crispa con la igualdad y el otro con la religión, la igualdad y la religión son cosas muy buenas que debieran unirnos a todos, pero en manos de la Pajín o de Camino son instrumentos de confrontación.

No me gusta la alienación. No me gusta rebajarme como una prostituta, porque a diferencia de aquellas, no tengo necesidad alguna de hacerlo. No puedo justificar cualquier cosa, por eso soy un católico díscolo y un exvotante socialista.
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