Vacaciones y Ejercicios. Dia 7: Presencia



 “Callad, florecillas, ya sé lo que decís”. Así comentaba Ignacio de Loyola, mientras contemplaba el paisaje para dejarse alcanzar por el amor.

“Mira los lirios del campo”, decía Jesús, sintonizando con María de Magdala y Juan (que tenían ojos cordiales para ver el fondo de la realidad). “Mirad los pájaros del cielo”, repetía el maestro para convencer a Pedro y Tomás (que tenían solamente ojos materiales y carnales, a ratos un tanto curiales, para ver sin dejarse mirar).

PRESENCIA es el tema del día séptimo. Presencia, pero elusiva. Elusiva, pero presencia...

Entrar en el mundo de la resurrección es expandirese a todo, identificándose con quien lo llena todo. ¿La Nada o el Vacío orientales? Pero no vaciedad ni vanidad, sino, como decía Unamuno, "plenitud de plenitudes y todo plenitud". "Plenitud total" (Col 1,19) del Misterio en Cristo, por quien logramos plenitud (cf. Jn 1, 16-17).

Para Juan la vida eterna empieza en el presente.. Según Pablo, ya hemos resucitado con Cristo. Teología y predicaciones estrechan la resurrección cuando la reducen a mero acontecimiento pasado o promesa del futuro. Juan y Pablo la captan como realidad presente: todo es parte del Cuerpo Glorioso. Sin temores ni miedos, hacemos lo que podemos por ayudar a que se configure en nuevas formas de relaciones humanas, comunidades liberadas y liberadoras.

Nos lo dijo un monje japonés cuando guié a Pedro Miguel Lamet por Nara. "Mi Buda está dentro de mí y de tí. Tu Cristo está dentro de tí y también de mí. Tú hazte Cristo, ya que eres cristiano, requetehazte del todo lo que ya eres".

"Suéltame, que aún no estoy arriba, con Abba" (Jn 20,17). Por querer retenerle, lo perdemos, como perdemos a las personas al retener el punto de vista egocéntrico. María debe dejar que Jesús se pierda en Abba y lo tendrá más cerca, perdida ella misma en el seno de Abba.

Querer retenerle es usarle para que resuelva problemas. La auténtica religión no resuelve problemas, sino ayuda a situarlos y a vivir con esperanza y sentido aunque no se resuelvan.

Cuando nos aferramos al "Cristo reducido" y a nuestro "yo estrecho", el presunto encuentro entre Cristo y yo no es más que un encuentro de mi yo consigo mismo. Cuando no le retengo ahí a Jesús y salgo de mi "yo estrecho", le encuentro y me encuentro a mí mismo asentado en Abba.

Jesús invita a mirar lirios y aves, deteniéndose en el presente. Sin escaparse al pasado ni al mañana y sin estropearlo con explicaciones teóricas ni aplicaciones prácticas: ver flores y pájaros sin verlos, haciéndose uno con ellos sin distancias, sin apoderarse de ellos. No se acentúa el yo del que ve. Más bien "se dejan ver" las cosas y personas, se manifiestan como epifanías de la vida.

Resulta irónico el texto del Cantar, como si reflejase nuestras contradicciones e incoherencias: "abro, y mi amado se ha marchado ya" (Cantar 5,6; cf.5,2-9). Como María, confundimos a Jesús con el hortelano: "Si te lo has llevado tú, dime dónde lo has puesto, que yo lo recogeré" (Jn 20,15).

Textos b:iblicos para el día séptimo

Ez 37, 12-14: Yo mismo abriré vuestros sepulcros...os infundiré mi Espíritu y viviréis...
Mt 28, 5-7: No temáis... No está aquí... Se ha levantado de la muerte... Y eso es todo
1 Jn 3, 2: Somos ya desde ahora hijos de Dios
Jn 11, 1-45: Yo soy la resurrección y la vida. El que tiene fe en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y tiene fe en mí, no morirá nunca.
Ef 4, 10: Subió a los cielos para llenarlo todo,
Plp 3, 21: Transformará nuestro cuerpo,
Ef 4,13: Creceremos hasta la estatura de Cto.,
2 Co 5,17: Nos hará criaturas nuevas y re-creadas,
2 Co 3,18: Nos transformaremos.
Col 1,15-20: Todo en todo
1 Co 13, 12: Entonces conoceré como soy conocido
Jn 14, 20: De la vida que yo tengo viviréis también vosotros
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