Monseñor Planellas, al nuevo obispo de Girona: "No tendrás otra fuerza ni otro escudo que el del Evangelio" Octavi Vilá: "Vuestro nuevo obispo quiere ser uno más entre vosotros, con la ayuda de todos vosotros"
Planellas: “Estamos todos contentos y damos gracias a Dios, después de dos años sin obispo…El elegido es una persona de Tarragona y está lleno de cualidades”
"El obispo ha de asumir como Jesús la carga de nadar contracorriente…Tu vida ha de ser una donación de amor…”, aconseja el arzobispo de Tarragona
"No tenemos derecho a perder la esperanza ni tiene sentido perderla"
"No tenemos derecho a perder la esperanza ni tiene sentido perderla"
Tras dos años de espera, en Girona había ilusión por la ordenación episcopal del nuevo obispo, el abad de Poblet, Octavi Vilá. Así lo reconoció el propio obispo celebrante principal, monseñor Planellas, que, además, le pidió que sea "buen pastor". Y para serlo, le dijo, "no tendrás otra fuerza ni otro escudo que el del Evangelio". Aún así le aconsejó que su vida sea "una donación de amor", que sepa "nadar contracorriente" y que viva la nueva misión que le confía la Iglesia con "alegría".
Octavi Vilá, con su hábito de monje cisterciense, entró en la seo de Girona, flanqueado por el Nuncio de Su Santidad, Bernardito Auza, y por el arzobispo metropolitano de Tarragona, Joan Planellas. Tras besar la cruz, se detuvo ante la tumba de sus predecesores, entre ellos monseñor Pardo, y se dirigió a la capilla del Santísimo.
Acompañando al principal celebrante, monseñor Planellas, el cardenal Omella, arzobispo de Barcelona, monseñor Vives de la Seo de Urgell, monseñor Segura de Bilbao, Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, asi como todos los obispos de Cataluña. Entre las autoridades, el secretario general del partido socialista de Cataluña, Salvador Illa.
Tras la procesión de entrada, unas palabras de saludo del administrador diocesano, Luis Suñé, que subraya que Girona es una Iglesia con raíces históricas, que hoy acoge a un nuevo obispo con gozo y alegría. “Le pedimos que impulse la sinodalidad de nuestra diócesis y le damos la bienvenida”, dice Suñé.
A continuación, el Nuncio Auza, saluda a los presentes como representante del Papa Francisco y les dirige unas palabras en catalán.
Tras la liturgia de la Palabra, comienza el rito de la ordenación episcopal con el canto del Veni creator y se muestra al pueblo el mandato apostólico del Papa, asi como la homilía de monseñor Planellas.
“Estamos todos contentos y damos gracias a Dios, después de dos años sin obispo…El elegido es una persona de Tarragona y está lleno de cualidades”, explica el arzobispo en una homilía cercana y, al mismo tiempo, pastoral y escolástica.
"Muy querido frío Octavio, la misión que te confía en la Iglesia debe ser para ti motivo de una gran alegría. El Santo Padre te ha confiado la misión de servir como pastor. En unos momentos, te encargará que prediques el Evangelio de Jesucristo, que seas un buen pastor, que estés noche y día dedicado al servicio de Dios y que convoques al pueblo santo para la celebración de la Eucaristía", dijo PLanellas.
“La misión que te confía la Iglesia ha de ser para ti un motivo de una gran alegría…Que seas un buen pastor…Todos rezaremos por ti…El pastor ha de sufrir al pastorear a sus ovejas…No tendrás otra fuerza ni otro escudo que el del Evangelio…”, añade.
“Como obispo tendrás que aconsejar mucho. Tu experiencia como monje y abad te ayudará muchísimo…El obispo ha de asumir como Jesús la carga de nadar contracorriente…Tu vida ha de ser una donación de amor…”, aconseja el arzobispo de Tarragona.
Para concluir, poniendo al nuevo obispo en manos del Buen Pastor y de la Virgen María: “Serás el pastor de esta Iglesia, pero recuerda que tú también tienes que ser pastoreado por el pastor supremo que es Cristo…Que Santa María madre de Dios te ayude, estimado Octavi”.
Tras la homilía, el examen de la fe del nuevo obispo ante el pueblo, las letanías de los santos, mientras el obispo electo yace por tierra, la imposición de las manos, la plegaria de ordenación y la entrega de las insignias episcopales. Con ellas, se sienta en la cátedra antigua y recibe el ósculo de la paz de todos los obispos presentes. Y ya preside la eucaristía.
Saludo final del nuevo obispo de Girona
Al final del acto, Octavi Vilá, dirigió una alocución muy preparada a los presentes, que, según sus palabras, no quiso ser un programa pastoral, pero en el que, partiendo del Vaticano II y de la última asamblea sinodal, se dirigió a sus fieles, asi como a los alejados e, incluso a los no creyentes.
Tras dar las gracias a todos, aseguró que "el episcopado sólo tiene sentido en el servicio" a invitó "a vivir la fe con esperanza", porque "no tenemos derecho a perder la esperanza ni tiene sentido perderla".
"No nos avergoncemos nunca del Evangelio", dijo y añadió: "La Iglesia es y ha de ser la gran casa de todos", por eso "nos sentimos gozosos de vivir la fe en la Cataluña de hondas raíces cristianas".
A los alejados les dijo que "vale la pena creer en Cristo, vivir el Evangelio y vivir la fraternidad y el amor". A los no creyentes, que "todos hemos de colaborar en la edificación del mundo".
Por eso, tendió "la mano a todos" y pidió "el derecho a una vida digna, a una libertad política y de expresión", para terminar dando de nuevo las gracias: "Gracias por vuestra cordial acogida, que me hace sentir ya como un gerundense más. Vuestro nuevo obispo quiere ser uno más entre vosotros, con la ayuda de todos vosotros".
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