Tensión entre Grecia y Turquía por ritos musulmanes en la Santa Sofía de Estambul
El periódico The Turkish Suninforma que ha estallado un cruce de acusaciones feroz entre Grecia y Turquía después de que las autoridades turcas decidieran permitir que se retransmitiese en televisión lecturas coránicas desde el monumento de la Santa Sofía —la antigua catedral bizantina de Constantinopla— cada mañana durante el mes sagrado islámico de Ramadán, actualmente en curso desde este mismo lunes.
El canal estatal turco TRT Diyanet emitirá el suhoor, el rito de la comida consumida por los musulmanes por la madrugada antes de que salga la luz del sol, junto con las correspondientes lecciones diarias del Corán.
En un comunicado el ministerio griego de Asuntos Exteriores condenó la decisión de las autoridades turcas, tildándola de “fanática” y “no compatible con las sociedades modernas, democráticas y seculares”. “Que haya ritos musulmanes en un monumento de patrimonio cultural mundial es incomprensible y revela una falta de respeto y de conexión con la realidad”, afirmó la nota de prensa del ministerio griego.
La que era ministra de Asuntos Exteriores y alcaldesa de Atenas, Dora Bakoyannis, dijo que la decisión de celebrar oraciones islámicas en el lugar es “un acto provocativo e injustificable” que lo convierte, esencialmente, en una mezquita, además de algo que atenta “contra las sensibilidades de cristianos ortodoxos de todo el mundo”. Pero el diputado del gobierno Samil Tayyar, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), sugirió que, como respuesta a ciertas acciones recientes de los aliados turcos occidentales calificadas por Ankara como poco amistosas, el sitio de la Santa Sofía debería abrirse al culto musulmán.
Justo la semana pasada surgió tensión entre Turquía y Alemania por la aprobación de una moción respaldada por la Canciller, Angela Merkel, que caracterizó el masacre de Armenia de 1915 de “genocidio”. El político Tayyar, en un tuit que fue ampliamente compartido y comentado en las redes sociales, respondió: “Dado que los Estados Unidos se han aliado con el PKK [el Partido de los Trabajadores de Kurdistán], y Alemania se ha dejado engañar por la mentira del genocidio armenio, las amistades se han movido. Es nuestro turno: la Santa Sofía debe de ser abierta al culto”.
La Santa Sofía —famosa alrededor del mundo por su grande e icónica cúpula— fue originariamente una catedral de Constantinopla, capital del Imperio bizantino. Pero cuando entraron los otomanos en la ciudad en el siglo XV, la iglesia fue convertida en mezquita. Luego, en 1935 —durante el mandato de Mustafa Kemal Atatürk, el modernizante primer Presidente de Turquía— el edificio de la Santa Sofía fue transformada en museo, llegando a ser clasificado como monumento de patrimonio mundial por la Unesco en 1985.
Partidarios de que Turquía sea laica han temido mucho tiempo que bajo el actual presidente islamodemócrata del país, Recep Tayyip Erdoğan, la Santa Sofía pudiera transformarse de nuevo en un templo islámico. De hecho, miles de musulmanes, encabezados por un imán, se congregaron alrededor del monumento justo el mes pasado, reclamando el derecho de practicar el culto en el lugar. “Que se rompan las cadenas, abran la Santa Sofía”, coreaban las masas, quienes se habían agrupado en la plaza de enfrente del museo, según la agencia de noticias turca Dogan. “En el nombre de miles de nuestros hermanos exigimos que se nos deje rezar dentro de la mezquita de Santa Sofía”, manifestó Salih Turhan, el presidente de la Asociación de Juventudes de Anatolia, el grupo que convocó la manifestación como parte de las celebraciones del 563 aniversario de la conquista otomana de Constantinopla.
El canal estatal turco TRT Diyanet emitirá el suhoor, el rito de la comida consumida por los musulmanes por la madrugada antes de que salga la luz del sol, junto con las correspondientes lecciones diarias del Corán.
En un comunicado el ministerio griego de Asuntos Exteriores condenó la decisión de las autoridades turcas, tildándola de “fanática” y “no compatible con las sociedades modernas, democráticas y seculares”. “Que haya ritos musulmanes en un monumento de patrimonio cultural mundial es incomprensible y revela una falta de respeto y de conexión con la realidad”, afirmó la nota de prensa del ministerio griego.
La que era ministra de Asuntos Exteriores y alcaldesa de Atenas, Dora Bakoyannis, dijo que la decisión de celebrar oraciones islámicas en el lugar es “un acto provocativo e injustificable” que lo convierte, esencialmente, en una mezquita, además de algo que atenta “contra las sensibilidades de cristianos ortodoxos de todo el mundo”. Pero el diputado del gobierno Samil Tayyar, del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), sugirió que, como respuesta a ciertas acciones recientes de los aliados turcos occidentales calificadas por Ankara como poco amistosas, el sitio de la Santa Sofía debería abrirse al culto musulmán.
Justo la semana pasada surgió tensión entre Turquía y Alemania por la aprobación de una moción respaldada por la Canciller, Angela Merkel, que caracterizó el masacre de Armenia de 1915 de “genocidio”. El político Tayyar, en un tuit que fue ampliamente compartido y comentado en las redes sociales, respondió: “Dado que los Estados Unidos se han aliado con el PKK [el Partido de los Trabajadores de Kurdistán], y Alemania se ha dejado engañar por la mentira del genocidio armenio, las amistades se han movido. Es nuestro turno: la Santa Sofía debe de ser abierta al culto”.
La Santa Sofía —famosa alrededor del mundo por su grande e icónica cúpula— fue originariamente una catedral de Constantinopla, capital del Imperio bizantino. Pero cuando entraron los otomanos en la ciudad en el siglo XV, la iglesia fue convertida en mezquita. Luego, en 1935 —durante el mandato de Mustafa Kemal Atatürk, el modernizante primer Presidente de Turquía— el edificio de la Santa Sofía fue transformada en museo, llegando a ser clasificado como monumento de patrimonio mundial por la Unesco en 1985.
Partidarios de que Turquía sea laica han temido mucho tiempo que bajo el actual presidente islamodemócrata del país, Recep Tayyip Erdoğan, la Santa Sofía pudiera transformarse de nuevo en un templo islámico. De hecho, miles de musulmanes, encabezados por un imán, se congregaron alrededor del monumento justo el mes pasado, reclamando el derecho de practicar el culto en el lugar. “Que se rompan las cadenas, abran la Santa Sofía”, coreaban las masas, quienes se habían agrupado en la plaza de enfrente del museo, según la agencia de noticias turca Dogan. “En el nombre de miles de nuestros hermanos exigimos que se nos deje rezar dentro de la mezquita de Santa Sofía”, manifestó Salih Turhan, el presidente de la Asociación de Juventudes de Anatolia, el grupo que convocó la manifestación como parte de las celebraciones del 563 aniversario de la conquista otomana de Constantinopla.