Primera entrevista del nuevo rector de la Universidad Pontificia Comillas Enrique Sanz Giménez-Rico, sj.: "La sinodalidad permea el día a día de la universidad. Somos un pueblo de Dios en marcha"
"La sinodalidad se cultiva en la universidad, porque de alguna manera nos da identidad, somos el pueblo en marcha. Nos sentimos parte de esta iglesia que tiene sus cuestiones y problemas que le afectan en cuidado de menores, la eutanasia, migraciones, energía…"
"Francisco ha supuesto para la universidad un aire fresco, el espíritu del libro del Génesis"
"Yo espero que salgamos mejor de ésta. Creo que tanto la sociedad como la Iglesia hemos hecho cosas de valor"
"Lo que hacemos en la universidad nos puede ayudar a pensar en un Nosotros. El eje de la ‘Conversión’ de San Ignacio podrá ayudar en el próximo curso en Comillas"
"Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una Iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo"
"Yo espero que salgamos mejor de ésta. Creo que tanto la sociedad como la Iglesia hemos hecho cosas de valor"
"Lo que hacemos en la universidad nos puede ayudar a pensar en un Nosotros. El eje de la ‘Conversión’ de San Ignacio podrá ayudar en el próximo curso en Comillas"
"Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una Iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo"
"Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una Iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo"
El nuevo rector de Comillas acaba de tomar posesión de su cargo, "con ánimo y algo nervioso".Enrique Sanz Giménez-Rico, sj. sustituye desde este mediodía a Julio L. Martínez sj. al frente de la Universidad jesuita de Madrid, con un compromiso claro por la sinodalidad, la apertura y la denuncia. Con una mirada de frente a la realidad, y una triple pertenencia: a la Compañía de Jesús, la diócesis de Madrid, y la Iglesia.
En esta entrevista, la primera que concede ya como rector, el hasta ahora decano de la Facultad de Teología ve el presente y el futuro con confianza, seguro de que "Comillas es una universidad sana, sabia y sostenible" y con la esperanza de que "podemos salir mejor de ésta". "Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo", nos cuenta.
¿Qué supone ser rector de Comillas?
Hasta ahora solo me lo imagino… Por un lado, supone un cambio muy importante para la Universidad, porque las personas cambiamos, y también lo hacen las instituciones. También para mí, es un cambio en la vida que voy a llevar a partir de ahora.
Con la ilusión de este tiempo vivido, por la confianza mostrada por la gente, con el sentido de responsabilidad y con miedo a lo que puede venir. Por las circunstancias que vivimos en el ámbito público y educativo, y por la responsabilidad que supone llevar una universidad católica de 14000 estudiantes.
Comillas es una gran universidad… ¿Qué es, y qué quiere ser?
Comillas, a parte de los números, tiene 6 facultades y escuelas, con un buen número de estudiantes. Comillas es una universidad sana, sabia y sostenible. Sana porque sus alumnos aprenden las competencias propias de sus estudios, y las transversales… y hacen aprendizaje y servicio, para trabajar por los demás. Y también por las personas que trabajan en ella (todo el personal), que hacen un trabajo excelente.
Una universidad sabia, que recoge el sentido del término universidad, donde se combinan los saberes. Comillas es sostenible por el apoyo de la Compañía de Jesús y por la situación económica que es muy buena, por la muy buena gestión de los últimos años, y que nos permitirá afrontar la crisis con preocupación por las personas, pero con cierta tranquilidad.
"Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una Iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo"
Vivimos una situación complicada por el coronavirus, y la Universidad dio un ejemplo en el regreso a las aulas. ¿Estamos preparados para un nuevo futuro?
La pandemia nos ha traído a Comillas y a otros centros algo positivo: hemos podido afrontar la situación con bastante éxito. Empezar a dar pasos en el cambio del aprendizaje de los alumnos. Estamos en un lugar que tiene la universidad desde hace pocos meses, el Centro Conecta Lab… El futuro de Comillas va por la innovación docente, entendida como algo que nos inspira a incorporar a las clases presenciales lo mejor de todo tipo de prácticas. No sólo tecnología por tecnología, perderíamos todo el trato humano. Hay un nuevo modo de afrontar las cuestiones, unos ejercicios distintos… proponer otro tipo de actividades.
¿Qué balance puede hacer de estos nueve años de Julio L. Martínez, sj., como rector?
Con gratitud, respeto, hemos avanzado mucho en este terreno. Hemos dado pasos muy importantes en investigación de calidad, reconocida, en todos lo centros. Estos años de Julio Martínez han supuesto una mayor relación de la Universidad con la sociedad y con la Iglesia. Con las empresas, ONG, instituciones públicas. donde hemos mejorado mucho nuestras relaciones y transferencia social. Con la Iglesia también, y con la de Madrid en particular, Comillas ha sido donde se han tratado los temas de actualidad.
-La Universidad jesuita de Madrid. Con una triple condición: universidad, pertenencia a la compañía y a la Iglesia… ¿cómo se casan?
Creo que se casan, y se casan bien, con una colaboración máxima entre todos que en estos años se ha dado. Formamos parte de la Iglesia sinodal del Papa Francisco, en la que ayudamos todos a pensar las decisiones importantes que se han de tomar. Ese sentido sinodal se cultiva en la universidad, porque de alguna manera nos da identidad, somos el pueblo en marcha. Nos sentimos parte de esta iglesia que tiene sus cuestiones y problemas que le afectan en cuidado de menores, la eutanasia, migraciones, energía… hemos colaborado mucho con el cardenal Osoro y con vicarios, parroquias… Lo hacemos desde una pertenencia a la Compañía de Jesús, y con un acento particular: tratar de vivir lo que san Ignacio decía, contemplativos en la acción, y activos en la contemplación. Ese modo de estar lo hacemos por nuestra especial vinculación con la vida cristiana.
-Vivimos un momento histórico para la Compañía, con el primer Papa jesuita, vinculación… ¿Es un problema o una oportunidad, para una universidad como Comillas?
Desde lo que puedo ver, el Papa jesuita ha supuesto para la universidad un aire fresco, el espíritu del libro del Génesis. Frescura por los temas que ha planteado. Fratelli Tutti, su último escrito es muy importante; Laudato sí también lo hemos trabajado. El paradigma del Papa en relación con la agenda 2030 y los ODS. El Papa nos ha inspirado también en la familia, que en Comillas tiene un peso importante. Tenemos un instituto de estudios de la familia donde se hace investigación, transferencia y formación específica. Temas educativos: el pacto global por la educación, en el que el Papa Francisco se ha metido a fondo, y donde la persona tiene una centralidad grande, eso es algo muy propio de la universidad. El Papa nos ha ayudado a llevar adelante algunas iniciativas nuevas, y a nombrarlas, porque el lenguaje del Papa Francisco va calando mucho más en la gente. Para nosotros, en ese sentido ha sido una ventaja.
-Celebra la Compañía los 500 años de la conversión de San Ignacio en un momento especial. ¿Cómo lo vive Comillas, qué significa Ignacio hoy?
Creo y espero que en este curso el eje de la conversión y la figura de san Ignacio pueda ser un modelo y referente para los alumnos. Hay varias conversiones: la primera, entender su fracaso, que la vida se puede vivir adelante con los fracasos; la segunda y más importante, la que va de Loyola a Manresa, y los ejercicios, la conversión es saber entenderse a sí mismo. Y qué más para un estudiante que saber qué hacer. Y una tercera: pasar del yo al grupo, para hacer instituciones. Lo que hacemos en la universidad nos puede ayudar a pensar en un Nosotros. El eje de la ‘Conversión’ de San Ignacio podrá ayudar en el próximo curso en Comillas.
-Hemos planteado antes el tema de la sinodalidad como estilo de vida. Estamos a punto de emprender un nuevo camino sinodal. ¿Cómo entiendes la sinodalidad, hacia dónde nos puede llevar?
Yo creo y espero que la sinodalidad nos ayude a descubrir nuestra propia realidad e identidad. Somos un pueblo de Dios en marcha. Es importante vivir reconciliados con nuestra identidad. La sinodalidad ayuda mucho a esto. Ofrece unos medios de participación muy comunes a ámbitos como el universitario, puede ser una fuente de inspiración y una apertura a la participación. Y está pensada en función de la misión. Participamos y buscamos lo mejor, pensando en una misión que nos une a todos. La sinodalidad nos puede dar pistas de vida cristiana importantes, para vivirlas, colaboraremos en lo que nos pidan, y poniéndolas en práctica en nuestra universidad. Que la sinodalidad permee en nuestro día a día.
El Papa nos ha ayudado a llevar adelante algunas iniciativas nuevas, y a nombrarlas, porque el lenguaje del Papa Francisco va calando mucho más en la gente. Para nosotros, en ese sentido ha sido una ventaja
La teología de los talentos, saber aprovechar nuestras potencialidades…
Tiene que ver con el término vocación. Y una vocación que siempre es para el servicio. Uno de los ejes del Pacto por la Educación es que las personas descubran sus talentos, para ponerlos al servicio de la sociedad. Ahí se le nota al Papa el sesgo jesuítico, la finalidad, el ‘para’ tan ignaciano.
¿Cómo son las relaciones con las Administraciones educativas?
Por lo que conozco de estos años, nuestra relación con el Ministerio de universidades o la ANECA es muy cercana a la sociedad, como se quiere que sea la universidad. Una universidad que quiere ser la casa de todos. Se habla mucho de la formación a largo plazo, la formación permanente. Va a cambiar el modelo de universidad y estamos alineados con esos cambios, dirigidos a los destinatarios del aprendizaje, las personas que trabajan con ellos, por otro lado, y el sentido de la investigación. Los borradores de la ley parece que van a incidir en un tipo de investigación cualificada que ya estamos trabajando.
Hemos aprendido que la entrega generosa sin límites vale la pena, y ojalá sigamos cultivándola en el futuro
Llegó el fin del Estado de alarma, parece que vemos la luz al final del túnel al menos en España… ¿Cómo imaginas la sociedad y la iglesia pos-pandemia?
Yo espero que salgamos mejor de esta. Los mensajes que escuchamos es que no lo vamos a hacer, pero yo mantengo una esperanza, a lo mejor pequeñita, de que saldremos mejor. Porque creo que tanto la sociedad como la Iglesia hemos hecho cosas de valor. Por ejemplo, en el ámbito sanitario, lo que ha sido reconocer que el servicio gratuito a los demás no tiene horarios, y uno puede dar la vida por los demás. Lo hemos visto en sanitarios, pero también en otras personas, los que trabajaban en supermercados, o han hecho su servicio en atención a mayores, jugándose la vida. Hemos aprendido que la entrega generosa sin límites vale la pena, y ojalá sigamos cultivándola en el futuro.
En los ámbitos educativos podríamos aplicar este criterio con lenguaje… cómo hemos tenido que reinventarnos para que el aprendizaje llegar a todos los alumnos. Citando a la Iglesia, creo que ha hecho una labor muy buena de acompañamiento y atención muy fuerte. La Iglesia ha sido puntera en atención a los más desfavorecidos. Subrayaría que ojalá sigamos cultivando, sobre todo para los que hemos recibido el don de la fe, la hemos aprendido a rezar de otra manera. La Iglesia: los pastores, pero sobre todo los fieles que hemos tratado de acercar nuestra fe de otro modo. Ojalá que con otros elementos más negativos que se han visto con claridad, podamos cuando venga el enemigo hacerle frente. No derruirlo, porque no se destruye nunca al enemigo, pero sí hacerle frente.
¿Con qué Iglesia y con qué universidad sueña?
Sueño con una Iglesia sinodal, caritativa, una Iglesia abierta para todos y respetuosa con todos. Y con una universidad que cultive el saber universal y que se preocupa por las personas y pueda ayudar a las personas en su trabajo.