Es la resurrección del fascismo en América Latina" Carlos Castillo: "Como experimento fallido, el Sodalicio debería ser suprimido por la Iglesia"

Salir de una secta católica
Salir de una secta católica

"El Sodalicio ha destruido a las personas, sometiéndolas a sus intereses de conquista. Esto no tiene nada de cristiano (...). Mi hipótesis es que el Sodalicio obedece a un proyecto político. Es la resurrección del fascismo en América Latina, usando arteramente la Iglesia, mediante métodos sectarios"

"Algunos prelados de la Curia se referían a Figari como un “laico ejemplar”, “avanzadilla de la solución” a los problemas de aquella Iglesia latinoamericana post-conciliar"

"Figari coincide con Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, un depravado en lo personal y con un proyecto político económico escondido tras una fachada religiosa"

"El Sodalicio y los otros grupos fundados por Figari no son salvables porque nacen mal y sus frutos a lo largo de los últimos cincuenta años así lo demuestran"

"El Sodalicio ha destruido a las personas, sometiéndolas a sus intereses de conquista. Esto no tiene nada de cristiano (...). Mi hipótesis es que el Sodalicio obedece a un proyecto político. Es la resurrección del fascismo en América Latina, usando arteramente la Iglesia, mediante métodos sectarios, experimentando cuan fuerte eres o forzándote a dormir boca abajo en unas escaleras para forjar el carácter. Es decir, puro ascetismo pelagiano". El arzobispo de Lima y neocardenal, Carlos Castillo Mattasoglio, disecciona en un largo artículo publicado hoy en El País, las raíces del grupo creado por Luis Fernando Figari y que, durante décadas, dominó buena parte de la Iglesia peruana y latinoamericana, llevando sus tentáculos, con fuerza, a la Roma donde 'reinaban' otros líderes de nuevos movimientos, como Marcial Maciel.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Carlos Castillo
Carlos Castillo

En el mismo, Castillo hace un repaso de sus primeros años como colaborador de Gustavo Gutiérrrez, el 'padre' de la Teología de la Liberación, y cómo los fundadores del Sodalicio trataron de penetrar, desde los tiempos de Medellín, en la jerarquía eclesiástica peruana."Luis Fernando Figari, Sergio Tapia y Gerald Haby serían los cofundadores del Sodalitium Christianae Vitae o Sodalicio. Aunque, en 1977, Figari se apropiaría definitivamente de él", escribe el hoy arzobispo de Lima, en un relato en el que apunta cómo la restauración iniciada en tiempos de Juan Pablo II afectó al trabajo de Castillo y provocó el ascenso de grupos como el Sodalicio o los Legionarios de Cristo.

"Algunos prelados de la Curia se referían a Figari como un “laico ejemplar”, “avanzadilla de la solución” a los problemas de aquella Iglesia latinoamericana post-conciliar, pues ante una “Teología de la liberación” sospechosa de izquierdismo, este fundador laico proponía una “Teología de la reconciliación”", relata el neocardenal de Lima.

Mattasoglio relata cómo él fue el encargado de llevar en mano al entonces cardenal Ratzinger las respuestas de Gutiérrez en el proceso contra la Teología de la Liberación, y cómo de alguna manera el futuro Benedicto XVI 'salvó' al teólogo peruano, que hoy se debate entre la vida y la muerte, de una casi segura condena.

El artículo salta (suponemos que voluntariamente) toda la etapa de Juan Luis Cipriani al frente de la diócesis de Lima, y regresa a la actualidad en 2019, cuando su sucesor (el propio Castillo) se encuentra de frente con una víctima del Sodalicio. Una más. "Como teólogo y sociólogo empecé a preguntarme qué es realmente el Sodalicio y movimientos eclesiales parecidos. No es solo política, como en sus inicios; ahora es religión instrumentalizada para un plan político. Figari coincide con Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, un depravado en lo personal y con un proyecto político económico escondido tras una fachada religiosa", resume Castillo.

Para el neocardenal de Lima, y uno de los eclesiásticos más cercanos al Papa Francisco, "el uso de la religión para fines ajenos a la extensión de la buena noticia de Jesús es lo más destructivo para la Iglesia Católica". Por ello, afirma, "he llegado a la conclusión que en el Sodalicio no hay carisma. Solo hay carisma cuando la persona recibe un don del espíritu para toda la Iglesia y sus obras son buenas. El fundador y el grupo pueden cometer errores y pecados, pero el balance es altamente positivo por las obras buenas generadas. Figari, en cambio, verificado como abusador, y con él gran parte del núcleo fundacional y otros, inventó un presunto carisma para proteger un proyecto político y sectario. Este experimento lo compraron gente bienintencionada que creían que era un proyecto bueno para luchar por Perú. Pero no es este el camino. No el de la manipulación sectaria".

Sodalicio
Sodalicio

"El Sodalicio y los otros grupos fundados por Figari no son salvables porque nacen mal y sus frutos a lo largo de los últimos cincuenta años así lo demuestran. Al servicio de la guerra fría latinoamericana, ha sido una máquina destructora de personas, inventado una fe que encubre sus delitos y su ambición de dominio político y económico. No hay nada espontáneo en sus miembros. No hay libertad y sin ella no hay fe. Como experimento fallido, debería ser suprimido por la Iglesia", finaliza Castillo.

Volver arriba