Laudato Si.'Carta encíclica del Papa Francisco

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CAPITULO TERCERO

III CRISIS Y CONSECUENCIAS
DEL ANTROPOCENTRISMO MODERNO

Innovación biológica a partir de la investigación

130. En la visión filosófica y teológica de la creación que he tratado de proponer, queda claro que la persona humana, con la peculiaridad de su razón y de su ciencia, no es un factor externo que deba ser totalmente excluido.

No obstante, si bien el ser humano puede intervenir en vegetales y animales, y hacer uso de ellos cuando es necesario para su vida, el Catecismo dice que las experimentaciones con animales sólo son legítimas "si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas".

Recuerda con firmeza que el poder humano tiene límites y que "es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesiad sus vidas". Todo uso y experimentación "exige un respeto religioso de la intgridad de la creación".

31. Quiero recoger aquí la equilibrada posición de San Pablo II, quien resaltaba los beneficios de los adelantos científicos y tecnológicos, que "manifiestan cuán noble es la vocación del hombre a participar responsablemente en la acción creadora de Dios", pero al mismo tiempo recordaba que "toda intervención en el área del ecosistema debe considerar sus consecuencias en otra áreas.

Expresaba que la Iglesia valora el aporte "del estudio y de las aplicaciones de la biología molecular, completada con otras disciplinas, como la genética, y su aplicación tecnológica en la agricultura y en la industria", aunque tambien decía que esto no debe dar lugar a una "indiscriminada manipulación genética" que ignore los efectos negativos de estas intervenciones.

No es posible frenar la creatividad humana. Si no se puede prohibir a un artista el despliegue de su capacidad creadora, tampoco se puede inhabilitar a quienes tienen especiales dones para el desarrollo científico y tecnológico, cuyas capacidades han sido donadas por Dios para el servicio de los demás. Al mismo tiempo, no pueden replantearse los objetivos, los efectos, el contexto y los límites éticos de esa actividad humana que es una forma de poder con altos riesgos.

132. En este marcco debería situarse cualquier reflexión acerca de la intervación humana sobre los vegetales y animales, que hoy implica mutaciones genéticas generadas por la biotecnología, en orden a aprovechar las posibilidades presentes en la realidad material. El respeto de la fe a la razón implica prestar atención a lo que la misma ciencia biológica, desarrollada de manera independiente respecto a los intereses económicos, puede enseñar acerca de las estructuras biológicas y de sus posibilidades y de mutaciones. En todo caso, una intervención legítima es aquella que actúa en la naturaleza "para desarrollarse en su línea, la de la creación, la querida por Dios".

133. Es difícil emitir un juicio general sobre el desarrollo de organismos genéticamente modificados (OMG), vegetales o animales, médicos o agropecuarios, ya que pueden ser muy diversos entre sí y requrie distintas consideraciones. Por otra parte, los riesgos no siempre se atribuyen a la técnica misma sino a su aplicación inadecuada o excesiva. En realidad, las mutaciones genéticas muchas veces fueron y son producidas por la misma naturaleza. Ni siquiera aquellas provocadas por la intención humana.

La domesticación de animales, el cruzamiento de especies y otras prácticas antiguas y universlamente aceptadas pueden incluirse en estas consideraciones. Cabe recordar que el inicio de los desarrollos científicos de cereales transgénicos estuvo en la observación de una bacteria que natural y espontáneamente producía una modificación en el genoma de un vegetal. Pero en la naturaleza estos procesos tienen un ritmo lento, que no se compara con la velocidad que imponen los avances tecnológicos actuales, aun cuando estos avances tengan detrás un desarrollo científico de varios siglos.

Ver: Carta encíclica
Laudato si'
del Papa Francisco
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