Marx y la Biblia
3 Marx y la Dialéctica
No es que las ciencias occidentales reaccionarias les dieran a la epistemología(disciplina filosófica que estudia el método y lenguaje del conocimiento) y a la lógica y a la metafísica griegas un uso conservador que de suyo éstas no tenían. De ninguna manera.
La ciencia clásica griega nació para desafectar la realidad, para que no me intime, no me afecte. Para "objetivarla". Y constituyó desde el principio una sabiduría aristocrática, para privilegiados libres en medio de una población de la que dos tercios eran esclavos. Todo lo dice Aristóteles en su tesis clásica: la verdad es incompatible con la condición de esclavo.
Aun prescindiendo de otras consideraciones, por simple método es ya a priori mucho más verosímil que el pensamiento dialéctico a este en la realidad y no que el pensamiento clásico lo haga. Evidentemente este último parte del supuesto de que en la realidad no hay contradicciones; no se demuestra ese presupuesto, se origina en el hecho de que en la mente no hay contradicciones, y sin más da el salto mortal diciendo que "por lo tanto"tampoco en la realidad. Que una cosa, en la medida en que es, no pueda al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto, no ser, ¿de dónde sacan eso sino de puro análisis de conceptos y no de realidades?
Pelan un concepto hasta dejar en la pantalla mental una sola nota que por su puridad los deslumbra y entonces se dicen que esa nota unidimensional no tiene consigo más que a sí misma(claro: así la pusieron a base del procedimiento intelectual de dejarla sola), y que por tanto no tiene a su lado su propia negación. Y entondes esa "experiencia "meramente intramental la universalizan mediante el susodicho principio de no-contradicción.
Proyectado el principio sobre la realidad, evidentemente se esforzarán por "disolver" con el pensamiento toda contradicción que la realidad les trate de meter por los ojos, y sostendrán que es contradicción meramente aparente. Para el establischment nada hay tan tranquilizante como el saber que la realidad presente es contradictoria.
Como dice Francette Arnault, el paso del contrario al contrario, de una cualidad a una negación, "el lógico clásico no puede ignorarlo, pero aparta esa dificultad aislando los diferentes momentos de una cosa. Poco importa que ella se convierta en no-A despues de haber sido A; lo esencial es que ella no puede ser A y no-A al mismo tiempo. Ya sabemos que recurrirá, para explicar esa quiebra del principio de la estabilidad de las cosas, a una causa externa, a una perturbación accidental"(Lecciones de filosofía marxista, México 1966, 294).
En cambio, como lúcidamente aduce Marcuse, "la lógica dialéctica no puede ser formal porque está determinada por lo real, que es concreto. Y esta concreción, lejos de militar contra un sistema de principios y conceptos generales, requiere tal sistema de lógica porque se mueve bajo leyes generales que luchan por la racionalidad de lo real.
Es la racionalidad de la contradicción, de la oposición de fuerzas, tendencias y elementos la que constituye el movimiento de lo real y, si es comprendido, el concepto de lo real(El hombre unidimensional, 158). De suerte que a la siguiente observación muy certera de Bigo, le falta constatar que los clásicos de la economía son meros continuadores del método de los griegos y de los escolásticos, aunque ni los continuadores ni los continuados caigan en la cuenta:
La única diferencia entre los marxistas y los clásicos es
que estos últimos no ponen en tela de juicio una forma de
repartición y de producción que, al contrario, para los
marxistas, está lleno de paradojas y de contradicciones
(Doctrina social de la Iglesia. Barcelona 1967, 211)
La diferencia entre los que no ponen en cuestión la realidad presente y quienes la ven pletórica de contradicciones y absurdos data de mucho antes de que naciera la ciencia económica; es el muy antiguo contraste entre el modo de conocer de quienes tienen sentido de justicia y el modo de conocer de quienes, endurecido el corazón, están interesados en que la actual situación se conserve.
Estos últimos antedatan naturalmente a los griegos, pero encontraron en la epistemología clásica una sistematización indudablemente genial.
--Ver: José P. Miranda, Marx y la Biblia, crítica a la filosofía de la opresion
Ediciones Sigueme 1975