La alegría del Evangelio. Papa Francisco
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Papa Francisco
El anuncio del Evangelio en el mundo actual
Capítulo Tercero
El Anuncio del Evangelio
(Viene de ayer)
IV. Una Evangelización para la
Producción del Kerygma
160. El envío misionero del Señor incluye el llamado al crecimiento de la fe cuando indica: "Enseñandoles a observar todo lo que os he mandado"(Mt 28, 20). Así queda
claro que el primer anuncio debe provocar también un camino de formación y de maduración.
La evangelización tambien busca el crecimiento, que implica tomarse muy en serio a cada persona y el proyecto que Dios tiene sobre ella. Cada ser humano necesita más y más de Cristo, y la evangelización no debería consentir que alguien se conforma con poco, sino que pueda decir plenamente: "Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Ga 2, 20).
161. No sería correcto interpretar este llamado al crecimiento exclusiva o prioritariamente como una formación doctrinal. Se trata de "observar" lo que el Señor nos ha indicado, como respuesta a su amor, donde se destaca, junto con todas las virtudes, aquel mandamiento que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos: "Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado" (Jn 15, 12).
Es evidente que cuando los autores del Nuevo Testamento
quieren reducir a una última sintesis, a lo más esencial, el mensaje moral cristiano, nos presentan la exigencia ineludible del amor al prójimo: "Quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley (...) De modo que amar es cumplir la ley entera"(Rm 13, 8-10).
Así San Pablo, para quien el precepto del amor no sólo resume la ley sino que constituye su corazón y razón de ser: "Toda le ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a tí mismo"(Ga 5, 14).
Y presenta a sus comunidades la vida cristiana como un camino de crecimiento en el amor:"Que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos"(1 Ts 3, 12. También Santiago
exhorta a los cristianos a cumplir "la ley real según la Escritura: Amarás al prójimo como a tí mismo" (2, 8), para no fallar en ningún precepto.
162. Por otra parte, este camino de respuesta y de crecimiento está siempre precedido por el don, porque lo antecede aquel otro pedido del Señor: "bautizándolos en el nombre..." (Mt 28, 19).
La filiación que que el Padre regala gratuitamente y la iniciativa del don de la gracia(Cf. Ef 2, 8-9;1 Co 4,7) son la condición de posibilidad de esta santificación constante que agrada a Dios y le da gloria. Se trata de dejarse transformar en Cristo por una progresiva vida "según el Espíritu"(Rm 8,5).
Ver:Papa Francisco
La alegría del Evangelio
Exhortación apostólica
Evangelii gaudium
Papa Francisco
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El Anuncio del Evangelio
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IV. Una Evangelización para la
Producción del Kerygma
160. El envío misionero del Señor incluye el llamado al crecimiento de la fe cuando indica: "Enseñandoles a observar todo lo que os he mandado"(Mt 28, 20). Así queda
claro que el primer anuncio debe provocar también un camino de formación y de maduración.
La evangelización tambien busca el crecimiento, que implica tomarse muy en serio a cada persona y el proyecto que Dios tiene sobre ella. Cada ser humano necesita más y más de Cristo, y la evangelización no debería consentir que alguien se conforma con poco, sino que pueda decir plenamente: "Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí" (Ga 2, 20).
161. No sería correcto interpretar este llamado al crecimiento exclusiva o prioritariamente como una formación doctrinal. Se trata de "observar" lo que el Señor nos ha indicado, como respuesta a su amor, donde se destaca, junto con todas las virtudes, aquel mandamiento que es el primero, el más grande, el que mejor nos identifica como discípulos: "Este es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado" (Jn 15, 12).
Es evidente que cuando los autores del Nuevo Testamento
quieren reducir a una última sintesis, a lo más esencial, el mensaje moral cristiano, nos presentan la exigencia ineludible del amor al prójimo: "Quien ama al prójimo ya ha cumplido la ley (...) De modo que amar es cumplir la ley entera"(Rm 13, 8-10).
Así San Pablo, para quien el precepto del amor no sólo resume la ley sino que constituye su corazón y razón de ser: "Toda le ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a tí mismo"(Ga 5, 14).
Y presenta a sus comunidades la vida cristiana como un camino de crecimiento en el amor:"Que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos"(1 Ts 3, 12. También Santiago
exhorta a los cristianos a cumplir "la ley real según la Escritura: Amarás al prójimo como a tí mismo" (2, 8), para no fallar en ningún precepto.
162. Por otra parte, este camino de respuesta y de crecimiento está siempre precedido por el don, porque lo antecede aquel otro pedido del Señor: "bautizándolos en el nombre..." (Mt 28, 19).
La filiación que que el Padre regala gratuitamente y la iniciativa del don de la gracia(Cf. Ef 2, 8-9;1 Co 4,7) son la condición de posibilidad de esta santificación constante que agrada a Dios y le da gloria. Se trata de dejarse transformar en Cristo por una progresiva vida "según el Espíritu"(Rm 8,5).
Ver:Papa Francisco
La alegría del Evangelio
Exhortación apostólica
Evangelii gaudium