Para ir Córdoba: Hermandades y cofradías trinitarias (24-26 enero)

Desde sus orígenes, el laicado trinitario está ligado a la vida y al carisma de la Orden Trinitaria. Los laicos participaban en la misión de los religiosos, formaban cofradías que vivían de su espiritualidad y ayudaban en las obras caritativas, principalmente en la redención de cautivos, con sus recursos y participación personal.
En la actualidad, los laicos se estructuran en hermandades y cofradías que actúan como Comunidades de Base, para anunciar, celebrar y extender el evangelio desde la perspectiva del carisma trinitario. La celebración de su Congreso Anual en Córdoba constituye un acontecimiento eclesial de primera magnitud. A continuación ofrezco el programa y una reflexión:

PROGRAMA
24 de Enero, Viernes
20:00h. Conferencia Inaugural Luís Miguel Alaminos Montealegre , Ministro Provincial
“Año Jubilar Trinitario: Memoria y Compromiso”. .

25 de enero, sábado
10:00h. Conferencia
Pedro Aliaga Asensio
Historiador. Vicario General de la Orden Trinitaria
“800 Años de las cofradías y hermandades trinitarias: Nacidas para las obras de misericordia y la redención de cautivos”.

12:00h. Conferencia
Xabier Pikaza Ibarrondo
“La caridad en las hermandades y cofradías redentoras: Trinitarios y Mercedarios. ¿Dónde
escuchan el grito de los cautivos de hoy?”

17:00h. Mesa redonda:
“Vida y Experiencias de las Hermandades y Cofradías Trinitarias: historia, organización,
cultos, obras de caridad…”
19:30h. Presentación Novedad Editorial
Jesús Sánchez Adalid
“Por 30 doblones de oro”, el rescate de Jesús Nazareno

26 de enero, domingo
11:00h: Conferencia: Mons. D. Antonio Ángel Algora Hernando
Obispo de Ciudad Real
“Las Hermandades y Cofradías: agentes para una nueva evangelización”
12:30: Celebración Jubilar: Eucaristía presidida por Monseñor Algora Hernando.
13:30: Concierto Homenaje a las Hermandades y Cofradías Trinitarias
Banda de Música Mª santísima de la Esperanza
Lugar de la convención: salón de Actos Colegio Santísima Trinidad (Trinitarios)
Ronda del Marrubial, s/n.

REFLEXIÓN

El grito de los cautivos hoy (X. Pikaza)

Punto de partida: Papa Francisco: EVANGELII GAUDIUM (24 XI 2013)

No a una economía de la exclusión
53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata… Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».

No a la nueva idolatría del dinero
55. Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades.
56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas.

No a la inequidad que genera violencia
59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión.
83. Así se gesta la mayor amenaza, que «es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad. Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo.

178… La evangelización procura cooperar también con esa acción liberadora del Espíritu. El misterio mismo de la Trinidad nos recuerda que fuimos hechos a imagen de esa comunión divina, por lo cual no podemos realizarnos ni salvarnos solos. Desde el corazón del Evangelio reconocemos la íntima conexión que existe entre evangelización y promoción humana, que necesariamente debe expresarse y desarrollarse en toda acción evangelizadora.
179….«Lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, lo hicisteis a mí» (Mt 25,40). Lo que hagamos con los demás tiene una dimensión trascendente: «Con la medida con que midáis, se os medirá» (Mt 7,2); y responde a la misericordia divina con nosotros: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo…Por eso mismo «el servicio de la caridad es también una dimensión constitutiva de la misión de la Iglesia y expresión irrenunciable de su propia esencia».[144] Así como la Iglesia es misionera por naturaleza, también brota ineludiblemente de esa naturaleza la caridad efectiva con el prójimo, la compasión que comprende, asiste y promueve.
180… En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino: «Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura» (Mt 6,33). El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: «¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos!» (Mt 10,7).
181. Sabemos que «la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre».
184… Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos. Puedo repetir aquí lo que lúcidamente indicaba Pablo VI: «Frente a situaciones tan diversas, nos es difícil pronunciar una palabra única, como también proponer una solución con valor universal. No es éste nuestro propósito ni tampoco nuestra misión. Incumbe a las comunidades cristianas analizar con objetividad la situación propia de su país».
‒ Aquí debe ofrecer su palabra la familia trinitaria… desde el pasado de su historia, desde la actualidad de su vida.
‒ La Orden trinitaria aparece así como llamada a responder a esta nueva situación eclesial y pastoral en la que nos sitúa el Papa Francisco.


187. Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres… he escuchado su clamor ante sus opresores y conozco sus sufrimientos. He bajado para librarlo […] Ahora, pues, ve, yo te envío…» (Ex 3,7-8.10), y se muestra solícito con sus necesidades: «Entonces los israelitas clamaron al Señor y Él les suscitó un libertador» (Jc 3,15).
190. A veces se trata de escuchar el clamor de pueblos enteros, de los pueblos más pobres de la tierra, porque «la paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en el de los derechos de los pueblos».
198. Para la Iglesia la opción por los pobres es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica. Dios les otorga «su primera misericordia»… Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres. Ellos tienen mucho que enseñarnos. Además de participar del sensus fidei, en sus propios dolores conocen al Cristo sufriente. Es necesario que todos nos dejemos evangelizar por ellos. La nueva evangelización es una invitación a reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a ponerlos en el centro del camino de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos.
204. Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone, requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo. Estoy lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos.

Cuidar la fragilidad
209. Jesús, el evangelizador por excelencia y el Evangelio en persona, se identifica especialmente con los más pequeños (cf. Mt 25,40). Esto nos recuerda que todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la tierra. Pero en el vigente modelo «exitista» y «privatista» no parece tener sentido invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida.
224. A veces me pregunto quiénes son los que en el mundo actual se preocupan realmente por generar procesos que construyan pueblo, más que por obtener resultados inmediatos que producen un rédito político fácil, rápido y efímero, pero que no construyen la plenitud humana.

La realidad es más importante que la idea
231. Es peligroso vivir en el reino de la sola palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya que postular un tercer principio: la realidad es superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas de ocultar la realidad: los purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin bondad, los intelectualismos sin sabiduría. o la fe a la retórica. Otros olvidaron la sencillez e importaron desde fuera una racionalidad ajena a la gente.
233. La realidad es superior a la idea. Este criterio hace a la encarnación de la Palabra y a su puesta en práctica: «En esto conoceréis el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne es de Dios»

236. El modelo no es la esfera, que no es superior a las partes, donde cada punto es equidistante del centro y no hay diferencias entre unos y otros. El modelo es el poliedro, que refleja la confluencia de todas las parcialidades que en él conservan su originalidad.

2- Aplicación trinitaria. X. Pikaza


1. Animación “espiritual” e intelectual.

Lo primero es el “sueño” creador, la “visión”. Sin ese “sueño” es imposible iniciar un camino. Lo primero no es una “idea” abstracta, sino una “imaginación creadora”, vivida de un modo experiencial intenso:

‒ Jesús tuvo el sueño-ideal del Reino de Dios, es decir, de la gran Paz, de la reconciliación de todos los hombres, desde los pobres y marginados. Al servicio de ese “sueño” puso su vida, dejando el camino de Juan Bautista, curando a los enfermos, subiendo a Jerusalén…

‒ Juan de Mata tuvo el sueño-ideal de la liberación de los cautivos, desde una perspectiva de reconciliación, en clave cristiana, fraterna, trinitaria… y puso en marcha un movimiento religioso, que se concreta en forma de un “ordo” (una “religio” en el sentido tradicional). Su sueño-utopía espiritual desborda las concreciones de su obra.

‒ Cofradías trinitarias, escuelas de libertad. El sueño-experiencia espiritual se concreta en forma de programa de libertad. Es necesario crear una “cultura o civilización de la libertad”.

a. Es necesario crear una teología y piedad de la libertad, que se descubre al carácter liberador del cristianismo, partiendo de la exégesis bíblica, pasando por al cristología y desembocando en una teología trinitaria de la “redención”, según el sello trinitario. En esa línea, el tipo de piedad/devoción de los cofrades trinitarios tiene que estar macado por el sentido y mensaje del Cristo Trinitario…
b. Es necesario crear una cultura humana de la libertad… en sentido individual y social. No se trata sólo de una piedad personal, de una devoción interior, sino de un conocimiento, de una cultura… Que se conozcan los principios de la opresión social y cultural, para superarla… Que se sepa que el máximo valor es convivir en libertad, invirtiendo el impulso de capitalismo…

2. Compromisos básicos de tipo general. La realización de ese “sueño-ideal”, expresado en un programa de liberación debe expresarse en unos cambios básicos:
1. Cambio económico y social. Se trata de contribuir en lo que podamos al surgimiento de una cultura y sociedad de la solidaridad, haciendo que el dinero sea para la libertad de los hombres. No estamos condenados a un tipo de economía y política que termine oprimiendo a los más débiles. Todos somos responsables de la política y de la economía… y estamos llamados a crear condiciones de política distinta, al servicio de los pueblos y de todos los hombres y mujeres.

2. Cofradías, comunidades de base, motores de cambio. Ciertamente, las parroquias son fundamentales para la vida cristiana, pero, en un sentido, las parroquias encerradas en sí mismas, pueden volverse ineficaces, a no ser que se entiendan como “comunidad de comunidades”. En ese sentido, las cofradías pueden aparecer y actuar como comunidades de base en las que se ora y se encarna el sentido de la libertad:
‒ Cofradías al servicio de la maduración personal de cada uno de los hermanos, en conocimiento, en experiencia interior…
‒ Cofradías al servicio de la acción liberadora concreta en el ámbito de la parroquia o del barrio. Cada cofradía tiene que asumir un compromiso concreto, desde el propio conocimiento de los problemas, como ha puesto de relieve el Papa Francisco, al decir no se pueden establecer unas directrices desde arriba…
3. Cambio personal. Los compromisos anteriores sólo son posibles si es que surge un tipo distinto de personas, que valoran la libertad y la comunión por encima de la dinámica macada por el capital-empresa-mercado.

3. Parroquias y cofradías trinitarias, comunidades de base

1. En perspectiva parroquial: En los últimos decenios se ha impuesto la visión y apostolado de las parroquias, como centros de vida cristiana. Las diócesis han terminado siendo casi estructuras administrativas. La vida cristiana se explicita en las parroquias, que son comunidades estables de fe:

1. Parroquia, una pequeña Iglesia. Cada parroquia como un “ensayo” de experiencia cristiana, en comunión (eucaristía), en perdón y reconciliación. Si los trinitarios asumen una parroquia es porque están convencidos de que pueden ofrecer en ella los principios de su “carisma”, abierto a todos los cristianos, en gesto de ofrecimiento, no de imposición.
2. Parroquia, un signo especial de evangelio trinitario/redentor. La parroquia es una experiencia compartida de evangelio, animada por uno o más presbíteros, pero dirigida y desarrollada por todos los cristianos. No se trata de que haya un “laicado específicamente trinitario” (aunque puede y debe haberlo), sino de que todos los miembros activos de la parroquia se sientan vinculados al carisma de Juan de Mata, dentro de la parroquia y fuera de ella, como germen de evangelización

2. Parroquia, casa trinitaria.
Una parroquia trinitaria está inserta en una diócesis, pero ofrece su propia experiencia de fe y de apostolado
a. Una casa que anuncia, es decir, que extiende la Palabra de Jesús, tal como la ha vivido de un modo carismático Juan de Mata. En el centro de la parroquia ha de estar pues el “anuncio” que se expresa en forma de catequesis y de proclamación de la Palabra, en contexto de culto, pero también fuera de ese contexto.
b. Una casa que acoge, es decir, un hogar abierto a la presencia y transformación social… No es simplemente lugar de acogida pasiva (ropero, centro de cáritas donde se ofrecen comidas…), sino también un lugar de experiencia de comunión honda con todos los marginados del mundo
c. Una casa que celebra. En el principio del carisma de Juan de Mata está la experiencia de la eucaristía, como celebración del gran pacto que vincula a todos los hombres…


3. Cofradías, comunidades de base. Pero las parroquias se encuentran en un momento de crisis, de manera que en muchos lugares casi se identifican (o se completan) las parroquia y un tipo de comunidad de base. En esa línea, pienso que las parroquias pueden y deben recrearse desde las comunidades que existen en ellas. En esa línea, las comundades/cofradías estar insertadas en un contexto parroquial trinitario, pero tienen su propia autonomía… Siendo comunidades cristianas han de poner de relieve los “ministerios” o apostolados fundamentales de cada Iglesia o comunidad cristiana.
(a) El ministerio profético está vinculado al anuncio de la Palabra, en línea de anuncio misionero del mensaje o de explicación y conocimiento de su contenido, a través de la enseñanza o catequesis.
(b) El ministerio celebrativo consiste en organizar bien el culto divino, celebrando el misterio de la vida, como don de Dios en Cristo, a través de los sacramentos, en especial de la Eucaristía.
(c) El ministerio regio, relacionado en un sentido extenso con Cristo como “rey” se ejerce expandiendo y viviendo las exigencias y valores del amor de Cristo, a través de la ayuda a los más pobres, en gesto de comunicación concreta de la vida.


4. En la línea del Vaticano II. Esa tríada (esta visión de los tres ministerios) fue aceptada y desarrolladla por el Concilio Vaticano II, que la utiliza de diversas formas y en distintos documentos, en los que habla de las tres tareas de la Iglesia, que se pueden concretar en la figura del profeta-maestro-misionero (función de la palabra), en la de celebrante-sacerdote-consagrado (función sacramental, de culto) y en la del servidor-rey-liberador (que se ocupa de la función social, con la liberación de los oprimidos). Así lo muestran varios textos como PO (Presbiterorum Ordinis, Sobre los presbíteros: 4-5), CD (Christus dominus, Sobre los obispos, 12-14) y LG (Lumen Gentium, La Iglesia en el mundo, 25-27, 34-36). En principio, estas tres funciones son de todos los cristianos, conforme al principio del Sacerdocio común de todos los fieles. Todas las parroquias y comunidades han de ser espacios donde se anuncia la palabra, se celebra el sacramento y se despliega la caridad redentora de Jesús. Pero en algunas, como en las parroquias/asociaciones trinitarias, puede y debe ponerse de relieve la exigencia del amor redentor, como seguiremos viendo.

4. Cada comunidad/cofradía es una comunidad misionera,
que anuncia la Palabra de Dios y ofrece el testimonio de su acción liberadora. En esa línea, las asociaciones trinitarias tienen una “palabra” que anunciar, es la palabra del amor de Dios Trinidad y de la Redención de los cautivos. Es fundamental descubrir el sentido redentor del evangelio y presentarlo como anuncio de fe.
‒ Es fundamental el anuncio de la vida, del ejemplo
‒ Pero también puede y debe darse un anuncio explícito de la fe

5. Cada comunidad/cofradía es una comunidad celebrante, que agradece a Dios el don generoso de la vida, en gesto de amor mutuo y de servicio. Cada parroquia o comunidad tiene un sentido orante, celebrativo, para que los cristianos pueden rezar juntos, celebrando los sacramentos y otros tipos de alabanza y de expresión de la fe (procesiones…).
‒ No sé si aquí, en Andalucía, el aspecto celebrativo se centra en las procesiones… Sin duda, ellas pueden ser importantes, pero no abarcan todos los planos de la celebración redentora… Además, esas “procesiones” han de ser un signo y estímulo de redención.
‒ Éste es un elemento esencial, pues no hay vida cristiana sin experiencia celebrativa, que en este caso ha de entenderse como anticipo de la celebración del Reino

6. Cada comunidad/cofradía es una comunidad de servicio social, liberador, en la línea de Jesús. Esta tarea o misión de la Iglesia consiste en expresar y vivir el amor activo, entre sus miembros y hacia el conjunto de la humanidad, expresando así la diaconía o servicio de amor de Jesús, que acoge a los excluidos, cura a los enfermos etc. Esta tarea no es algo que viene después de las otras (predicación y celebración), sino que pertenece a la entraña del mensaje y de la vida de Jesús.
‒ Comunidades expertas en descubrir cautividades, a flor de piel, en la vida concreta, oliendo a oveja como dice el Papa Francisco… No deben esperar que otros les digan donde han de realizar su propia tarea, sino que han de descubrirlo ellas mismas, dentro de la tradición trinitaria. Así quiero terminar citando dos números de su gran documento Evangelii Gaudium
‒ 181. Sabemos que «la evangelización no sería completa si no tuviera en cuenta la interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida concreta, personal y social del hombre».
‒ 184… Además, ni el Papa ni la Iglesia tienen el monopolio en la interpretación de la realidad social o en la propuesta de soluciones para los problemas contemporáneos.
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