Francisco repasa, en la bendición 'Urbi et Orbi', los conflictos de la 'guerra mundial a pedazos' El grito del Papa al mundo: "Corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas"
"Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto"
"El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios no quiere tener un monólogo, sino un diálogo"
"Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres"
Siria, Irak, Yemen, Líbano, Tierra Santa, Afganistán, Myanmar, Ucrania, Etiopía, el Sahel, Norte de Arica, Sudán del Sur... pero también las mujeres maltratadas, los niños abusados, los ancianos, las familias, los enfermos, emigrantes y refugiados... y la Madre Tierra, en el recuerdo del Pontífice
"Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas"
"Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres"
Siria, Irak, Yemen, Líbano, Tierra Santa, Afganistán, Myanmar, Ucrania, Etiopía, el Sahel, Norte de Arica, Sudán del Sur... pero también las mujeres maltratadas, los niños abusados, los ancianos, las familias, los enfermos, emigrantes y refugiados... y la Madre Tierra, en el recuerdo del Pontífice
"Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas"
"Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas"
Ya es Navidad en todo el mundo. El Niño Dios ha nacido, un año más, llenando el mundo de esperanza. Una esperanza que ha de traducirse en el fin de los conflictos bélicos, en esa 'tercera guerra mundial a pedazos' que tantas veces ha denunciado el Papa Francisco, y cuyos ecos quiso reivindicar, desde el balcón de las bendiciones, en la tradicional (y hoy, lluviosa) bendición 'Urbi et Orbi'.
"El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios no quiere tener un monólogo, sino un diálogo", proclamó Francisco. "Porque Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es diálogo, eterna e infinita comunión de amor y de vida".
Un diálogo especialmente necesario, junto a la confianza y la esperanza, en estos tiempos de coronavirus, donde "se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar".
El riesgo de no querer dialogar
En su mensaje más político del año, Bergoglio subrayó cómo "también en el ámbito internacional existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos".
Jesús, "fuente de la verdadera paz", mientras "vemos todavía muchos conflictos, crisis y contradicciones", que "parece que no terminan nunca y casi pasan desapercibidos". "Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas", advirtió el Santo Padre.
"Nos hemos habituado de tal manera que inmensas tragedias ya se pasan por alto; corremos el riesgo de no escuchar los gritos de dolor y desesperación de muchos de nuestros hermanos y hermanas"
La geografía de la paz añorada
¿Cuáles son estos conflictos que azotan la Tierra, también en Navidad? Francisco repasó algunos. "Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados", comenzó. "Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse", continuó. "Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día".
"Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día"
También, en Tierra Santa. "Recordemos las continuas tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin solución, con consecuencias sociales y políticas cada vez mayores", señaló el Papa, quien pidió que "no nos olvidemos de Belén" y la crisis económica derivada de la pandemia. Tampoco de Líbano, "que sufre una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes".
El niño se hizo carne, "compartió nuestros dramas y rompió el muro de nuestra indiferencia". "A Él pidámosle la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica", clamó el Papa. "Niño Jesús, concede paz y concordia a Oriente Medio y al mundo entero. Sostén a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria; consuela al pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país".
Myanmar, Ucrania, con riesgo de sufrir "las metástasis de un conflicto gangrenoso", y Etiopía, que busca "reconciliación y paz". "Escucha el grito de los pueblos de la región del Sáhel, que padecen la violencia del terrorismo internacional", y también al Norte de África, lastrado por "las divisiones, el desempleo y la desigualdad económica, y alivia los sufrimientos de muchos hermanos y hermanas que sufren por los conflictos internos de Sudán y Sudán del Sur".
Para América, Francisco reclamó "la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos".
Violencia machista, pederastia, soledad...
Junto al repaso geográfico, el social. Así, Bergoglio pidió al niño Dios que conforte "a las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia". "Ofrece esperanza a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos", prosiguió. "Da consuelo y afecto a los ancianos, sobre todo a los que se encuentran más solos. Concede serenidad y unidad a las familias, lugar primordial para la educación y base del tejido social".
Y cómo no, la sempiterna pandemia. "Dios con nosotros, concede salud a los enfermos e inspira a todas las personas de buena voluntad para que encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias. Haz que los corazones sean generosos, para hacer llegar la asistencia necesaria, especialmente las vacunas, a las poblaciones más pobres. Recompensa a todos los que demuestran responsabilidad y entrega al hacerse cargo de sus familiares, de los enfermos y de los más débiles".
Prisioneros, refugiados, casa común
"Niño de Belén -concluyó Bergoglio-, permite que los prisioneros de guerra, civiles y militares, de los conflictos recientes, y quienes están encarcelados por razones políticas puedan volver pronto a sus hogares" y "no nos dejes indiferentes ante el drama de los emigrantes, de los desplazados y de los refugiados".
Una última petición: "haznos diligentes hacia nuestra casa común, que también sufre por la negligencia con la que frecuentemente la tratamos, y motiva a las autoridades políticas a llegar a acuerdos eficaces para que las próximas generaciones puedan vivir en un ambiente respetuoso para la vida".
Y una profunda llamada a la esperanza: "Muchas son las dificultades de nuestro tiempo, pero más fuerte es la esperanza, porque «un niño nos ha nacido». Él es la Palabra de Dios y se ha hecho un infante, sólo capaz de llorar y necesitado de todo. Ha querido aprender a hablar, como cada niño, para que aprendiésemos a escuchar a Dios, nuestro Padre, a escucharnos entre nosotros y a dialogar como hermanos y hermanas. Oh Cristo, nacido por nosotros, enséñanos a caminar contigo por los senderos de la paz. ¡Feliz Navidad a todos!".
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