Bergoglio consuma un nuevo éxito en sus viajes internacionales Francisco aterriza en Roma exultante tras demostrar que la Iglesia, y el Papa, están más vivos que nunca
Nadie olvidará ese "todos, todos, todos" de Francisco, repetido hasta en tres ocasiones
El viaje supuso la constatación de que Bergoglio no está, ni mucho menos, en las últimas, y sigue organizando el presente y el futuro de la Iglesia con energía
A Mattarella: Espero que "las nuevas generaciones sepan emprender con confianza el plan que el padre celestial tiene parea cada uno"
A Mattarella: Espero que "las nuevas generaciones sepan emprender con confianza el plan que el padre celestial tiene parea cada uno"
Con algo de adelanto sobre el horario previsto, el avión de Air Portugal que horas antes había despegado dela Base Aérea Figo Maduro, llegó al aeropuerto de Fiumicino, poniendo punto final al histórico viaje del Papa Francisco a Portugal.
Histórico, por varias razones: en primer lugar, por la presencia de más de un millón y medio de fieles, que se entregaron a mensajes claros, directos y cercanos. Nadie olvidará ese "todos, todos, todos" de Francisco, repetido hasta en tres ocasiones.
En segundo término, por la constatación de que Bergoglio no está, ni mucho menos, en las últimas, y sigue organizando el presente y el futuro de la Iglesia con energía. Prueba de ello son sus próximos viajes, a los que se podrían sumar Kosovo y Argentina en el futuro más inmediato, y la convocatoria de un Jubileo de los jóvenes en 2025, y la JMJ de Seúl a la que, hoy por hoy, nadie se atreve a decir que no asistirá.
Antes de aterrizar en Roma, el Papa dirigió varios telegramas a los jefes de Estado y de Gobierno de los países por donde pasó. En su telegrama a Rebelo de sousa, el Pontífice deseó a Portugal y a su pueblo "fraternidad, alegría y paz".
Al sobrevolar España, en su mensaje a Felipe VI, Francisco reiteró sus oraciones y "buenos deseos" a todo el pueblo español, un telegrama similar al enviado a Emmanuel Macron al sobrevolar Córcega.
A su llegada a Italia, el Papa escribió a Mattarella sus primeras sensaciones: "He vivido días animados por el entusiasmo de los jóvenes y por la consoladora experiencia espiritual de aquella nación", al tiempo que clamó por que "las nuevas generaciones sepan emprender con confianza el plan que el padre celestial tiene parea cada uno".
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