(Vatican News).- “Que la santidad de Juan Bautista Scalabrini nos ‘contagie’ el deseo de ser santos, cada uno de manera original y única, como la infinita imaginación de Dios nos ha hecho y quiere que seamos. Y que su intercesión nos dé la alegría y la esperanza de caminar juntos hacia la Nueva Jerusalén, que es una sinfonía de rostros y pueblos, hacia el Reino de justicia, de fraternidad y de paz”, lo dijo el papa Francisco a los peregrinos que llegaron para la canonización de Juan Bautista Scalabrini, a quienes recibió en audiencia la mañana de este lunes 10 de octubre, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
La apertura del corazón
Después de agradecer y saludar al Superior General de los Misioneros Scalabrinianos, el Santo Padre manifestó su alegría por transcurrir un momento con los peregrinos que llegaron de diversas partes del mundo para participar este domingo, 9 de octubre, en la celebración eucarística y canonización del beato Juan Bautista Scalabrini. “Son una asamblea muy diversa, ¡esto es bonito! –señaló el Pontífice– están los misioneros, las misioneras, las misioneras seculares y los laicos scalabrinianos; están los fieles de las diócesis de Como y Piacenza; y están los migrantes de muchos países. De este modo, ustedes representan bien la amplitud de la obra del obispo Scalabrini, la apertura de su corazón, al que, por así decirlo, no le bastaba una diócesis”.
Anteponer la fraternidad al rechazo
Y al referirse a la obra del nuevo santo, el papa Francisco dijo que su apostolado en favor de los migrantes italianos fue de gran importancia. “En ese momento, miles de ellos partían hacia las Américas. Monseñor Scalabrini los miraba con la mirada de Cristo, de la que nos habla el Evangelio. Y se preocupó, con gran caridad e inteligencia pastoral, de proporcionarles una asistencia material y espiritual adecuada”.
Aún hoy, afirmó el Pontífice, las migraciones constituyen un reto muy importante. “Estas ponen en evidencia la urgente necesidad de anteponer la fraternidad al rechazo, la solidaridad a la indiferencia. Hoy, todo bautizado está llamado a reflejar la mirada de Dios hacia sus hermanos migrantes y refugiados; a dejar que su mirada amplíe la nuestra, gracias al encuentro con la humanidad en movimiento, a través de una proximidad concreta, siguiendo el ejemplo de monseñor Scalabrini”.
Vivir y difundir la cultura del encuentro
Por todo ello, el Santo Padre aseguró que hoy estamos llamados a vivir y difundir la cultura del encuentro, un encuentro en igualdad de condiciones entre los migrantes y la gente del país de acogida. “Es una experiencia enriquecedora, porque revela la belleza de la diversidad. Y también es fructífera, porque la fe, la esperanza y la tenacidad de los migrantes pueden ser un ejemplo y un estímulo para quienes quieran comprometerse en la construcción de un mundo de paz y bienestar para todos”. Y para que sea para todos, como bien saben, hay que empezar por los últimos. Para hacer crecer la fraternidad y la amistad social, todos estamos llamados a ser creativos, a pensar fuera de los esquemas.
“Estamos llamados a abrir nuevos espacios, donde el arte, la música y el estar juntos se conviertan en instrumentos de la dinámica intercultural, donde podamos saborear la riqueza del encuentro de la diversidad”
Dejarse inspirar siempre por su Santo Fundador
Por eso, el papa Francisco exhortó a los misioneros y misioneras scalabrinianos a dejarse inspirar siempre por su Santo Fundador, padre de los migrantes, de todos los migrantes. “Que su carisma renueve en ustedes la alegría de estar con los migrantes, de estar a su servicio, y de hacerlo con fe, animados por el Espíritu Santo, en la convicción de que en cada uno de ellos nos encontramos con el Señor Jesús. Esto los ayude a tener el estilo de la gratuidad generosa, a no escatimar recursos físicos y económicos para promover a los migrantes de manera integral; y también les ayuda a trabajar en comunión de propósitos, como una familia, unida en la diversidad”.
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