La sangre invisible

(AE)
Me hubiera gustado hablar hoy del viaje que el Papa comienza hoy a Benín, pero me veo en el imperativo moral de tener que hablar de otro tema mucho más crucial por las serias implicaciones que tiene...

Me refiero a la presente situación de la República del Sudán (la parte Norte del antiguo Sudán unido, para entendernos), en la cual se están cometiendo de nuevo terribles atrocidades contra la población civil. El gobierno de Jartúm, como ya lo hizo durante largos años con las poblaciones del sur, se ensaña ahora mismo contra sus propios ciudadanos y bombardea zonas “sospechosas” de no ser suficientemente adeptas al régimen de Omar al Bashir, el presidente del país en la lista de búsqueda y captura del Tribunal Internacional de La Haya bajo acusaciones de genocidio y de crímenes contra la humanidad.

La suerte para Bashir es que siempre se sale con la suya, y gracias a las fuerzas de seguridad del estado, consigue que las mayores de sus atrocidades no salgan en los medios de comunicación. Incluso en el terrible conflicto de Darfur, las asociaciones de Derechos Humanos tuvieron que recurrir a las fotos del Google Earth para poder identificar poblados y asentamientos que habían sido quemados o bombardeados... fue también gracias a las fotos tomadas de satélite cuando se descubrió el pastel de numerosos aviones gubernamentales de guerra que eran pintados de blanco y con las letras “UN” (de Naciones Unidas) y que transportaban munición y soldados.

Al contrario que Somalia, los sudaneses vuelven a sufrir en oscuridad, silencio... y casi en anonimato. El gobierno no sólo bombardea y envía a sus fuerzas armadas contra poblaciones indefensas... sino que además hace un cordón para que las agencias humanitarias internacionales no puedan acceder a las regiones del Sur Kordofán y Nilo Azul meridional. Así no hay evidencias ni de desplazamiento, ni de muerte, ni de situaciones de indigencia. Se calcula que más de 200.000 personas de las Montañas Nuba han tenido que abandonar sus casas y sus campos. El recrudecimiento de la situación ha hecho que diferentes grupos opositores se hayan unido en un frente dispuesto a derrocar al presente régimen islamista. La formación de este frente ha sido paradójicamente criticada por el Secretario General de la ONU y la gente de Sudán se pregunta ahora a qué juega esta institución... después del desastre que ha supuesto la misión de UNMIS que falló estrepitosamente a la hora de defender a las poblaciones civiles en diferentes momentos de tensión que se vivieron a lo largo del año, antes y después de la independencia del Sur Sudán.

La semana pasada, aviones pesados Antonov del gobierno de Sudán bombardearon el campo de refugiados de Yida, en el Sur Sudán, de la manera más artera y traicionera posible: durante una distribución de comida a los 20.000 refugiados de ese campo por parte del Programa Alimentario Mundial de la ONU. 12 personas murieron en ese cruel bombardeo. Si esto hubiera tenido lugar en otro país, hubiera sido noticia de portada... pero era el Sudán y parece como si no interesara, o como si los muertos fueran de una clase inferior.

Afortunadamente, las alegaciones de bombardeos y de persecución indiscriminada de civiles dentro del Sudán han sido confirmadas por representantes de Amnistía Internacional y de la BBC que se encontraban cerca de los lugares donde han sucedido estas atrocidades. Aún así, habrá que esperar a que algún día pueda haber imágenes “más impactantes” que remuevan algunas conciencias.

Creo que todas las personas de bien se indignaron en su día por el trato inhumano dado a Gaddafi, siendo torturado hasta el final. Más aún creo que tendríamos que indignarnos cuando es todo un gobierno el que se dedica a martirizar a su población sin causa objetiva alguna, simplemente con el fin de aterrorizar a la gente y hacer que vuelvan a vivir más tiempo callados y sometidos al capricho de un régimen brutal e intolerante que, desde el fatídico año 1989, ha tenido continuamente las manos manchadas de sangre inocente.
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