XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 18-11-018
XXIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 18-11-018
EVANGELIO DEL DÍA: Mc 13,24-32.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»
COMENTARIO:
Celebramos el Domingo de la Trigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la II Jornada Mundial de los pobres, impulsada por el Papa Francisco.
No olvides estos consejos del Libro de los Proverbios: “Seis cosas hay que aborrece Yahveh, y siete son abominación para su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, corazón que fragua planes perversos, pies que ligeros corren hacia el mal, testigo falso que profiere calumnias, y el que siembra pleitos entre los hermanos” (Prov 6, 16-19).
En el Evangelio de este Domingo de la XXXIII del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 13,24-32).
Jesús culmina un discurso escatológico, nos habla del final. La historia concluirá con la venida gloriosa del Hijo del hombre profetizado por Daniel. Como juez de la historia y vencedor de las fuerzas del mal, inaugurará definitivamente el Reino de Dios.
Jesús quiere hacer comprender que el misterio pascual ahora presente será el comienzo de la fase final de los tiempos. Por eso invita a los discípulos, ya desde ahora, a la vigilancia, a escrutar los acontecimientos sabiendo captar en ellos la proximidad del Hijo del hombre, de su retorno glorioso y a adherirse plenamente a su Palabra.
Señor. Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba. Enséñanos a guardar tus palabras. Amén.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Mc 13,24-32.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»
COMENTARIO:
Celebramos el Domingo de la Trigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario y la Iglesia celebra la II Jornada Mundial de los pobres, impulsada por el Papa Francisco.
No olvides estos consejos del Libro de los Proverbios: “Seis cosas hay que aborrece Yahveh, y siete son abominación para su alma: ojos altaneros, lengua mentirosa, manos que derraman sangre inocente, corazón que fragua planes perversos, pies que ligeros corren hacia el mal, testigo falso que profiere calumnias, y el que siembra pleitos entre los hermanos” (Prov 6, 16-19).
En el Evangelio de este Domingo de la XXXIII del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Marcos (Mc 13,24-32).
Jesús culmina un discurso escatológico, nos habla del final. La historia concluirá con la venida gloriosa del Hijo del hombre profetizado por Daniel. Como juez de la historia y vencedor de las fuerzas del mal, inaugurará definitivamente el Reino de Dios.
Jesús quiere hacer comprender que el misterio pascual ahora presente será el comienzo de la fase final de los tiempos. Por eso invita a los discípulos, ya desde ahora, a la vigilancia, a escrutar los acontecimientos sabiendo captar en ellos la proximidad del Hijo del hombre, de su retorno glorioso y a adherirse plenamente a su Palabra.
Señor. Enséñanos a mirar al cielo. Enséñanos a gustar las cosas de arriba. Enséñanos a guardar tus palabras. Amén.
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