XXXIII LUNES DEL TIEMPO ORDINARIO/ CICLO B/19-11-018
XXXIII LUNES DEL TIEMPO ORDINARIO/ CICLO B/19-11-018
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 18,35-43.
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
COMENTARIO:
Celebramos el Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario . Un hombre de negocios se acercó a un sacerdote y le preguntó: “¿En qué podría ayudarme la espiritualidad a un hombre de negocios y de mundo como yo?”. El sacerdote le dijo: “Te ayudará a tener más y a compartir con el que no tiene”. El hombre le preguntó: “¿De qué manera?”. El sacerdote le respondió: “Enseñándote a desear menos”. ¡Vive la generosidad para dar y para darte, y tu alma encontrará la senda de la eternidad!
En el Evangelio de este Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 18,35-43).
Jesús se acerca a Jericó y había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Ante la insistencia del ciego y el los gritos pidiendo compasión, Jesús se detiene, le llama, le pregunta qué quiere.
El ciego quiere ver, y el Maestro accede enseguida. Y, curado de su ceguera, se convierte en seguidor de Jesús. Y todos alaban a Dios por lo sucedido.
Pidamos por todas las familias, especialmente las más necesitadas. Amén.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 18,35-43.
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:
«Pasa Jesús el Nazareno».
Entonces empezó a gritar:
«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».
Los que iban delante lo regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:
«Hijo de David, ten compasión de mí!».
Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó:
«¿Qué quieres que haga por ti?».
Él dijo:
«Señor, que recobre la vista».
Jesús le dijo:
«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».
Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.
COMENTARIO:
Celebramos el Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario . Un hombre de negocios se acercó a un sacerdote y le preguntó: “¿En qué podría ayudarme la espiritualidad a un hombre de negocios y de mundo como yo?”. El sacerdote le dijo: “Te ayudará a tener más y a compartir con el que no tiene”. El hombre le preguntó: “¿De qué manera?”. El sacerdote le respondió: “Enseñándote a desear menos”. ¡Vive la generosidad para dar y para darte, y tu alma encontrará la senda de la eternidad!
En el Evangelio de este Lunes de la Trigésima Tercera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 18,35-43).
Jesús se acerca a Jericó y había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Ante la insistencia del ciego y el los gritos pidiendo compasión, Jesús se detiene, le llama, le pregunta qué quiere.
El ciego quiere ver, y el Maestro accede enseguida. Y, curado de su ceguera, se convierte en seguidor de Jesús. Y todos alaban a Dios por lo sucedido.
Pidamos por todas las familias, especialmente las más necesitadas. Amén.
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