La Familia Internacional hoy


La Historia nos muestra cómo muchas iglesias se convierten en sectas, pero ¿puede una secta dejar se serlo? Cuando comienzan los Niños de Dios hace medio siglo, eran difíciles de distinguir de cualquier otro grupo evangélico de la Gente de Jesús –el movimiento espiritual que llevó a la fe cristiana a muchos hippies a finales de los 60–, pero obsesionados por el Apocalipsis, se convierten en una secta sexual, que acaba siendo relacionada con la prostitución y el abuso de menores.

Tras la muerte del fundador en Portugal, David Berg (1919-1994), su compañera Maria –nacida como Karen Zerby, aunque cambió legalmente el apellido al anónimo Smith en 1997– reina sobre la Familia Internacional, pero ha hecho con su marido Peter –a veces apellidado Amsterdam, porque es allí donde se unió a la secta, pero llamado ahora oficialmente Christopher Smith– un “Reinicio” en 2010... ¿en qué consiste?

Dos sociólogos expertos en mormonismo, Gary y Gordon Shepherd, han valorado académicamente los cambios, mientras el profesor del seminario bautista de Louisville (Kentucky, EE.UU.) Jim Chancellor se ha atrevido a hacer un estudio oral de los miembros, que ha causado mucha controversia en medios apologéticos contra las sectas, por su moderación… ¿cuánto ha cambiado la Familia?

PRESAS DEL SENSACIONALISMO
Pocas sectas han sido tan presas del sensacionalismo, como los Niños de Dios. La información que uno suele encontrar sobre la Familia suelen ser reportajes efectistas, centrados en los aspectos sexuales más escandalosos, pero desde el suicidio en 2005 del hijo de Berg, Davidito, lo que dan es la falsa impresión de ser una secta pedófila dirigida al abuso sistemático de menores. Los medios religiosos reproducen ese discurso. Y el problema es que cuando hablas con personas que han estado en la Familia, no se reconocen en la descripción que estás dando.

Para entender la mala prensa de los Niños de Dios hay que darse cuenta que el movimiento anti-sectas nació con ellos. Es cuando están en el rancho de Texas del evangelista Fred Jordan que un grupo de padres –encabezado por un oficial de la Marina retirado que había perdido su hijo en Vietnam– forman en el verano de 1971 el FREECOG (Comité de Padres para Librar a nuestros Hijos e Hijas de los Niños de Dios). Esta primera organización anti-secta estaba basada en San Diego, pero se hizo famosa en todo el país por un padre que era funcionario del estado, un afroamericano llamado Ted Patrick, que se convirtió en “el padre de la desprogramación”.

La peregrina idea en la que se basa este movimiento es que lo que se produce en la secta es un “lavado de cerebro”. Este término de origen chino se populariza al hablar del tratamiento que reciben los prisioneros de guerra en Corea durante los años 50. Nunca se ha podido definir muy claramente lo que significa psicológicamente, pero forma parte ya del vocabulario de todo el mundo. En FREECOG lo relacionaban con la hipnosis, que era supuestamente la explicación por la que los hijos de aquellos padres estaban tan felices en los Niños de Dios.

EL PROBLEMA DE LAS SECTAS
Las asociaciones de padres que surgen a partir de FREECOG utilizaron en primer lugar, los medios de comunicación para denunciar “estas sectas que se habían llevado a sus hijos”, cuando eran mayores de edad que habían entrado libremente en estos movimientos. Al secuestrarlos para someterlos a una “desprogramación”, cometen un delito que hace que las autoridades tomen distancia de ellos. En países como España, por ejemplo, utilizaron políticos católicos conservadores para promover una legislación contra las sectas. Cuando jurídicamente vieron que eso era imposible sin atentar contra la libertad religiosa, acudieron a medios policiales.

En 1990 los Mossos d´Esquadra catalanes hicieron contra los Niños de Dios, una de las tres operaciones policiales contra sectas de aquella época, que acabaron con el ridículo más espantoso en los juzgados. Después de detener a diez personas en Castellar del Vallés y Collbató, la Generalitat tomó la tutela de veintitrés menores, que perdió el año 92, al declarar la Audiencia Provincial de Barcelona “la total libertad de los padres para vivir y orientar a sus hijos hacia las convicciones morales, religiosas o filosóficas que crean más adecuadas”. El magistrado cuestionó en el juicio de 1993 una y otra vez a la fiscal, que pedía nada menos que doscientos años de cárcel. Y el Constitucional desestimó en el 94 hasta siete recursos de amparo de la Generalitat para recobrar la tutela de los menores… ¡un completo desastre!

La aparición del terrorismo islámico y el fracaso de operaciones policiales tan mal orientadas que buscaban en el caso de los Niños de Dios pornografía infantil, hizo que no se volvieran a repetir estas intervenciones. Entonces ya se llamaban Familias Misioneras. Los Niños de Dios no existen oficialmente desde 1978, que se hizo lo que ellos llaman la Revolución de Nacionalización y Reorganización (RNR). Esto no fue sólo un cambio de nombre. David Berg cambió toda “la cadena de mando”. En una semana desapareció toda la estructura de organización de los Niños de Dios. El control era ya mucho más directo. Se acabó así todo de foco de resistencia contra la práctica de “efear”, que era ya una forma descarada de conseguir ingresos por la prostitución.

¿EMPEZAR DE NUEVO?
El Reinicio (Reboot) en 2010 es un cambio mucho más profundo que el RNR. No es un relevo de dirección. Lo que pasa es que es obra de Maria y Pedro, los mismos que con David Berg han llevado la organización desde los años 70. No es una transformación como la Iglesia de Dios Universal, que a la muerte de Armstrong (1892-1986) se dividió e hizo incluso una declaración de arrepentimiento. No hay divisiones en la Familia, sólo una descentralización, al desaparecer prácticamente la vida comunitaria. Se mantienen los Servicios Mundiales y estos se financian por la introducción del diezmo, práctica hasta ahora desconocida en la Familia.

El 2009 aparecieron por primera vez en público María y Pedro en una conferencia en Salt Lake City –hay fotos en Internet–, para anunciar el Reinicio. Al año siguiente se disuelven las “colonias” –el nombre que dan a las comunidades, ya que nunca se han llamado iglesias– y aparece la actual página web, donde se presentan como “directores” –antes eran “reyes”–. Ellos se identifican también como los autores de los extensos documentos que explican los cambios. Hago un breve resumen a continuación, pero recomiendo su lectura en inglés, así como los comentarios sociológicos de los Shepherd.

Primero dicen que desaparece la obsesión escatológica. Esto para muchos es lo más significativo, algo parecido a lo ocurrido con Testigos y otras sectas milenaristas. Eso hace en segundo lugar, que la actividad misionera ya no sea a tiempo completo y para todos. Es también en tercer lugar, la razón de la desaparición de las “colonias”, así como en cuarto lugar, la introducción de sus miembros en la vida social, económica y educativa. En quinto lugar tratan la delicada cuestión de las debilidades y errores de Moisés David. Dicen que muchos de sus escritos son inspiradores, pero son meras opiniones, que pueden estar equivocadas. Y en sexto lugar, las profecías ya son para la guía personal individual, no para dar dirección oficial a la Familia.

¿EN QUÉNO HAN CAMBIADO?
Para el conservador mundo evangélico, lo que más les ofenderá es lo que dicen de “la ley del amor”. Sigue siendo el principio directivo de su teología. Por ello “compartir sexualmente entre adultos con consentimiento, por razones apropiadas” es aceptado todavía. Aunque Chancellor muestra que ha disminuido considerablemente la promiscuidad sexual en la segunda generación. Lo que significa que tal vez no hagan orgías, pero el sexo sigue siendo para ellos algo que no se limita al matrimonio. Reconocen excesos en Berg y piensan que no es necesario mezclar la espiritualidad con el sexo, como cuando unen la oración con la masturbación, pero no lo condenan.

Para muchos esto ya es suficiente para no leer más. En ese sentido la Familia está en otra órbita que el mundo cristiano tradicional. Hay otros aspectos, sin embargo, inquietantes en Berg, que no son meras opiniones. La hija que rompió con la Familia, Débora, muestra la conexión ocultista con “espíritus ministradores”, a la que se refiere en varias Cartas de Mo. En particular, la que se llama “Abrahim, el rey gitano” y varias en la que habla de “Madame M.”, una pitonisa gitana que visita en Londres. Abrahim es alguien que supuestamente vivió al final de la Edad Media, participa en orgías sexuales con toda su tribu y es asesinado por los turcos. Le habla a Berg con verbos en infinitivo, como Tarzán. Débora cree que es guiado por ese “espíritu ministrador”, que su padre comete todo tipo de excesos. El mismo explica sus borracheras así.

Respecto a los niños, todo son fotos y reglas de protección para ellos. Su página es tan obsesiva en esto, que parece una rama de la UNICEF. Supongo que a algunos les tranquilizará esto. A mí, tantas normas de precaución me producen el efecto contrario. No obstante, como ya he dicho, es una acusación injusta a la Familia. Creo que fue un problema concreto del entorno de Berg. Aunque es la propia María, la que es acusada por su hijo, no Moisés David –así como otras mujeres de su círculo íntimo–. Lo que es cierto, según ellos, es que el sexo debe ser entre adultos y con consentimiento. Otra cuestión es ese amor que lo justifica todo…



¿UN GRUPO CRISTIANO?
He apreciado mucho el estudio de Chancellor porque es en primer lugar, un esfuerzo de diálogo directo con ellos. Casi toda la apologética que se hace sobre sectas, es acerca de ellos, no con ellos. Muchos siguen sin citar sus propios textos y declaraciones. Abundan los mal entendidos y algunas acusaciones son francamente injuriosas. No podemos seguir así. Como dice el profesor bautista, ¡hay que atreverse a hablar con ellos!

Como siempre que se habla de movimientos así, hay que hacer la distinción de Chancellor entre discípulos que han sido regenerados espiritualmente y la pregunta de si la Familia es un grupo cristiano. Muchos de los que ha conocido fueron convertidos por Agapé (Campus Crusade), iglesias presbiterianas y luteranas, o Asamblea de Dios. Uno de los que habló fue incluso pastor bautista del sur. Estamos hablando de una secta de origen evangélico, ¿cómo no va a haber cristianos en ella? Otra cosa es si la Familia es un grupo cristiano. Desde luego tienen que ver con el cristianismo histórico. No son mormones, pero ¿es su teología ortodoxa?

La Confesión de Fe de la Familia se esfuerza por aparentar ortodoxia, pero han cruzado barreras que les alejan del cristianismo histórico, como la llamada “ley del amor” que todo lo justifica, o la reconocida “Profecía del Padre David”, aunque sus cartas no tengan la autoridad de la Biblia. Si a eso le añadimos la feminización del Espíritu Santo, su peculiar idea del Nacimiento Virginal, o la actividad de los “espíritus ministradores” de Berg, muy ortodoxo no es todo esto. Aunque el mayor problema sigue siendo la ortopraxis. Y en esto creo que tenemos mucho que aprender.

ORTODOXIA Y ORTOPRAXIS

Si hay algo que deja claro la Escritura, es que doctrina y práctica son inseparables. Estamos llamados a practicar la verdad, no sólo creerla y confesarla. Mi problema con la Familia no es que son demasiado radicales. Es que no son lo suficiente. Sólo así se puede entender como cualquier aberración se justifica en nombre del amor. Si a veces apelamos a la “pureza” y a la “verdad”, para actuar sin amor, otras veces evitamos confrontar nuestro pecado, cubriéndolo con supuesto “amor”. Al final de su vida, Francis Schaeffer nos advirtió sobre los dos peligros.

Hay cristianos que se aferran a la “sana doctrina” para vapulear a todos sin ningún amor, pero hay otros que justifican lo injustificable en nombre del “amor”. Todos somos pecadores e inconsecuentes (Romanos 3:9-20), pero al pecado hay que llamarlo pecado, porque si no, ¡nos confundimos! El pecado ha de ser confesado, para ser perdonado (1 Juan 1:9). Es cierto que “el amor cubre muchas faltas” (1 Pedro 4:8), pero hay que reconocerlas, no ocultarlas. Sólo así son cubiertas por la sangre de Jesús, que limpia todo pecado (1 Juan 1:7).

No son versículos aislados para aprender de memoria, como hace la Familia, sino la Escritura toda, la que nos lleva a “andar en la luz”. Para eso debemos reconocer las tinieblas que hay en nuestro propio corazón, “engañoso sobre manera” (Jeremías 17:9). He intentado dar una mirada algo más compasiva a Berg y la Familia, pero no podemos justificar lo injustificable. Ahora bien, “el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga” (1 Corintios 10:12).

Volver arriba