El decano de la UPSA apuesta por una reflexión teológica que no sea irrelevante o para "grupos estufa" Pardo: "Destacaría la invitación del papa Francisco por realizar una teología de la calle"
"Si se me pregunta por dónde deben ir los proyectos del futuro de nuestras Facultades de Teología destacaría la invitación del papa Francisco por realizar una teología de la calle, una teología pastoral y social, inter y transdisciplinar, 'verdadera compañera de camino de las ciencias' y, actualmente, muy necesaria ante el desarrollo biotecnológico"
"Una teología abierta, del encuentro y del diálogo, para ayudar a construir, entre todos, un mundo mejor que sea reflejo de los sueños de Dios que se reflejarán en la 'nueva creación'"
"Creo que todos los teólogos de España estamos en la misma causa, no puede ser de otro modo, a no ser que queramos que la Teología sea irrelevante o para 'grupos estufa'”
"Creo que todos los teólogos de España estamos en la misma causa, no puede ser de otro modo, a no ser que queramos que la Teología sea irrelevante o para 'grupos estufa'”
| Román Ángel Pardo Manrique. Decano de Teología de la UPSA
Preguntado por Religión Digital a propósito de un balance sobre la teología y el quehacer teológico hoy en España, el nuevo decano de la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA), Román Ángel Pardo Manrique, sacerdote de la archidiócesis de Burgos y profesor titular de Teología Moral, ofrece la siguiente reflexión que, por su interés, reproducimos íntegra.
Creo que en general, todos los que nos dedicamos a la Teología en el momento actual, y de un modo especial en España, estamos de acuerdo en afirmar que no estamos en los tiempos y en la época de los grandes maestros. Pareciera que para encontrarlos debiéramos echar la vista atrás y sólo quedarían algunos eminentes teólogos en una situación de eméritos. Pero dicho esto, puede ser que los “signos de los tiempos” nos estén indicando que debemos desarrollar otro modo teológico, alimentándonos ciertamente de las grandes cosmovisiones teológicas que se nos han regalado por las generaciones anteriores; pero desde esta riqueza recibida, también creo que es el momento de continuar con el intento –ya iniciado en la segunda mitad del siglo XX- de proponer la razón teológica a los grandes dilemas que se le presentan al hombre contemporáneo en su habitar la sociedad actual, la cual, como es sabido, no es nada fácil de comprender, sino todo lo contrario.
Además, creo que los profesores de Teología, conscientes de nuestra vocación y misión, estamos intentando crear una ciencia teológica, que en un mundo globalizado, vuelva a poner a la persona en el centro de la reflexión, acercando a Dios al hombre, contemplando el misterio de Cristo de tal manera que la Teología -manteniendo el deseo del Concilio Vaticano II de interrogar “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres” (GS 1)- sea indicativa del sentido del ser humano y de toda la creación; volviendo a ser capaces de narrar la buena nueva de Jesús, anunciar y enunciar la propuesta del Reino de Dios, y convocar a la praxis cristiana.
Y todo esto, sabiendo realizar una Teología que esté abierta a las preocupaciones de los hombres y mujeres de hoy, al encuentro entre los distintos pueblos y a las distintas teologías, así como al diálogo ecuménico y religioso, y a la promoción de la paz; porque -no olvidemos la clave definitiva- en la revelación en Cristo de la Trinidad, la diferencia relacional divina en la unidad nos muestra el mensaje y el camino único de la paz y el amor.
Ciertamente que la Teología no puede dejar de pensar en el Misterio de Dios y lo que ello significa para el ser humano. Por eso, es tan necesaria la investigación en el campo bíblico y la reflexión de la Teología Dogmática sobre los ámbitos de los tres grandes misterios: Dios, el hombre y el mundo. Esto implica reconocer que el horizonte teológico es sapiencial, más allá del modo en que estamos acostumbrados a comprender las ciencias actualmente. Se trata de mirar con asombro hacia un horizonte de búsqueda de lo verdadero y lo bondadoso que se encuentra en todo lo que existe, incluso atreviéndose a mirar a la misma “nada” y a lo que pueda significar el “vacío” y el “silencio”.
Los cristianos tienen mucho que mejorar en su aprecio por la labor teológica y, por su parte, la sociedad laica debe dejar de ignorar la reflexión teológica, en la medida que muchas cuestiones que le preocupan bordean la Teología
Por eso, la Teología tiene una función que es “poner lo que falta” a todas las ciencias y saberes humanos, aquello que implica pensar la realidad en toda su profundidad. En este sentido, creo que la reflexión teológica tiene mucho que aportar, pero, a su vez, los cristianos tienen mucho que mejorar en su aprecio por la labor teológica y, por su parte, la sociedad laica debe dejar de ignorar la reflexión teológica, en la medida que muchas cuestiones que le preocupan bordean la Teología como, por ejemplo: con respecto el sentido y los límites de la vida y de la existencia. En estos últimos ámbitos, la voz creyente se presenta como inevitable y necesaria, por lo que es justo que reclame ser escuchada para poder realizar posteriormente un verdadero diálogo constructivo desde la pluralidad, y no unilateralmente dirigido por las ideologías y los teóricos políticos de cada momento.
Como puede observarse, la labor es inmensa, es posible que ahora estemos debilitados, por eso creo que es necesario que todo el pueblo de Dios seamos conscientes de la necesidad de la reflexión teológica, lo que sólo es factible desde la dedicación de personas y recursos.
Si se me pregunta por dónde deben ir los proyectos del futuro de nuestras Facultades de Teología destacaría la invitación del papa Francisco por realizar una teología de la calle, una teología pastoral y social, inter y transdisciplinar, “verdadera compañera de camino de las ciencias” y, actualmente, muy necesaria ante el desarrollo biotecnológico. Una teología abierta, del encuentro y del diálogo, para ayudar a construir, entre todos, un mundo mejor que sea reflejo de los sueños de Dios que se reflejarán en la “nueva creación”. Creo que todos los teólogos de España estamos en la misma causa, no puede ser de otro modo, a no ser que queramos que la Teología sea irrelevante o para “grupos estufa”.
Los proyectos de Teología en la UPSA
Pero mejor hablo de lo que conozco, es decir, de los proyectos de mi propia Facultad. Así, en la UPSA, nuestros esfuerzos pasan por la consolidación del alumnado, preparando no solo ministros ordenados para la Iglesia, sino también líderes cristianos que desde su bautismo sean corresponsables de la misión evangelizadora de la misma. Hay proyectos de creación de puentes internacionales con distintas instituciones y abriéndonos a dar voz eclesial en los campos sociales, por ejemplo, en la facilitación del debate y el diálogo en la política, la economía, en la gerencia de los conflictos internacionales, en el diálogo interreligioso y la paz, y todo ello desde una centralidad en la persona de Cristo que como teólogos sabemos que revela al hombre el misterio de Dios y lo que el mismo hombre es.
Desde esta perspectiva, todas las ramas teológicas deben coincidir sinérgicamente. Los estudios bíblicos -donde tiene una importancia propedéutica tanto el dominio de las lenguas latina, griega y el hebreo como el conocimiento de todo una metodología histórico crítica- nos deben permitir acercarnos con rigor a los textos de la Biblia y así poder descubrir qué es lo que la tradición judeocristiana nos revela de Dios, del hombre y del mundo, partiendo del sentido literal de los textos y alcanzando un nivel que nos permita desarrollar contenidos y sentidos espirituales y éticos que iluminen la vida de los hombres, especialmente de los que por la fe reconocen en dichos textos un mensaje sagrado a través del cual Dios habla y actúa.
Dicho mensaje es recibido por los seres humanos y depositado en la comunidad de los creyentes, la Iglesia, la cual, alentada por el Espíritu, descubre que dicho mensaje es salvífico y sano, desde el cual se explica la realidad y se enseña a vivir en ella sin miedos paralizantes. Por su parte, creo que la Teología Dogmática debe seguir profundizando en cuestiones sobre lo que Dios es y significa para el ser humano, así como sobre la comprensión de todo lo existente, pero aquí, lógicamente, desde la clave teológica, atreviéndose a seguir explicando el misterio originante no originado de todo lo que “es” y donde toma peso específico la misma esencia y existencia de cada realidad concreta, especialmente en su dignidad más profunda.
En continuidad con lo anterior, en el amplio campo de la Teología Práctica debemos intentar comprender e interpretar nuestra propia historia una y otra vez como Pueblo de Dios entre los demás pueblos, para hacerla comprensible en el aquí y ahora, y, por supuesto, también dando respuestas a cómo se vive la fe éticamente, tanto a nivel personal como comunitario, ofreciendo una propuesta al mundo entero como tradición que, sin dejar de presentarse humildemente, está segura de que puede dar respuestas convincentes y prácticas a los dilemas que surgen en la historia de los hombres y mujeres de todos los tiempos, de tal modo que en esta dimensión práctica también cobra una importancia destacada el estudio del modo en que los cristianos proponemos ese mensaje: trasmitiendo nuestra fe, consolidando el mensaje dentro de la comunidad cristiana e iluminando desde el compromiso evangelizador y caritativo a la sociedad civil.
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