Educación Liberadora
Educación Liberadora frente a Asistencialismo alienador
Juan 6, 24-35:
Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?". Jesús les contestó: "Os lo aseguro: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios". Ellos le preguntaron: "¿Cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?", Respondió Jesús: "Éste es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que Él ha enviado". Ellos le replicaron: "¿ Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo". Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mi no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed".
Jesús hizo muchos signos, que antes llamábamos milagros, para atender las necesidades de la gente. Lo importante es comprender lo que significan. Casi todos eran para curar enfermedades de todo tipo o dar de comer a la gente. Son las dos necesidades básicas que tenemos todos: estar sanos y tener qué comer. Aun hoy millones de seres humanos están muy lejos de tenerlas cubiertas, por ejemplo, en América Latina, Africa o la India.
En América Latina en 2013 había 164 millones de pobres, con 68 millones en extrema pobreza, y con una enorme desigualdad social según refleja el Indice de GINI, pues salvo tres países están todos por encima del 0,450 (0 = igualdad total, 1 desigualdad total), lo cual es signo y peligro de profundas convulsiones sociales.
La India tiene un 30 % de su población en extrema pobreza y su IDH es del 0,586 en el año 2013. Dada su alta población tiene proporcionalmente el mayor número de pobres del mundo.
En Africa la media de pobres, a fecha del 2013, es del 52 %, pero en quince países pasa de ese porcentaje, en 11 supera el 60 %, y en 5 el 70 %, alcanzando el 80 % en el Chad y Liberia. Una media del 47 % viven en extrema pobreza (menos de 1 € al día). El IDH medio en 2013 era solo del 0,513 (0 = nulo; 1= máximo); por comparación, España en 2013 estaba en el 0,869.
Jesús dio de comer a aquella multitud, pero se da cuenta de que lo siguen porque les dio de comer, pero no comprenden que lo que Jesús busca es otra cosa. Jesús se movía por Galilea, pero en el imperio romano y fuera de él había muchos miles de personas con hambre y enfermas a las que Jesús no llegaba.
Jesús lo que busca es un cambio total de sociedad, una conversión profunda de las personas, todo un orden nuevo que es la construcción del Reino de Dios, o sea, la justicia, la igualdad, la fraternidad, el amor, la solidaridad, la paz, la unidad entre todos, porque esta es la base esencial para que todo ser humano pueda vivir dignamente como ser humano y por tanto como hijo de Dios.
Hoy también, en muchos casos, caemos en el mismo fallo que aquellos galileos: en el asistencialismo. En la mayoría de las veces damos solo asistencialismo a quienes solo buscan asistencialismo. Así no contribuimos al cambio social que Jesús quería, así no construimos Reino de Dios. Tan solo perpetuamos un sistema que por su estructura, produce pobres, oprimidos, marginados, encarcelados. Genera injusticia, desigualdad, asimetría, marginación, pobreza, violencia, corrupción... No nos comprometemos para nada en la Educación Liberadora.
Toda educación, para ser LIBERADORA tiene que ser:
Educación Crítica
Educación Comunitaria
Educación Comprometida
Educación Solidaria
Educación Ecológica
Educación Política
Educación Integral
Educación Histórica
Educación Gratificante
Se pueden tener muchos conocimientos técnicos, matemáticos, médicos, científicos, literarios, históricos, filosóficos, económicos, y carecer por completo de educación LIBERADORA. Todos esos conocimientos son muy importantes pero si la persona que los tiene no tiene Educación Liberadora, en vez de servirle de bien para él y para los demás, pueden servirle de mal, y mucho mal, para él y para los demás. Cuántas personas conocemos que, después que la Sociedad, a través de sus centros de estudios, sus universidades, sus instituciones científicas, les facilitó una gran preparación técnica, luego utilizan todo eso para aprovecharse de los demás, para enriquecerse, para dejar privados de sus servicios a los que no pueden pagarlos. Es triste comprobar como después de pagar estudios a quien no tenía medios para ellos, le ayudamos a alcanzarlos y cuando los tiene se convierte en explotador de los pobres de los cuales él era uno de tantos.
Por eso solo es verdadera educación la que es liberadora. El neoliberalismo no quiere desaparecer y por eso no quiere educación liberadora, y produce opresores, no liberadores. Quiere individuos para tener, no personas para ser, y que tengan en el opresor su modelo de hombre. La liberación solo la puden hacer los oprimidos, nunca el opresor, pues si este la hiciera ya no sería opresor.
Ese proceso educativo liberador va a tardar años y años en implantarse en el mundo, pero tiene que llegar. Cuando llegue hará posible que todo ser humano pueda vivir dignamente, y que toda la creación, cada ser vivo, sea cuidado, respetado y cultivado como un hermano más de la fraternidad universal que Dios quiere para todos y para todo.
Pero, entre tanto ¿qué hacer con el hambriento, con el enfermo, con el desnudo, con el encarcelado, con el emigrante? Dos cosas:
-Hay que atenderlos (es el asistencialismo), como lo hizo Jesús, pero cada gesto de atención tiene que ir acompañado de un compromiso educativo liberador para que no sea alienador, aunque sea muy pequeño, igual que hacía Jesús que acompañaba todo gesto asistencial con una reflexión y un compromiso.
-Denunciar a los causantes de los opresores del pueblo, como lo hizo Jesús de forma clara y contundente con los fariseos, los letrados, los senadores, los escribas, porque sin luchar contra las causas y los causantes de la opresión no hacemos nada por el oprimido más que perpetuar su situación.
Nunca seremos plenamente lo que debemos ser mientras los demás no lo sean también.
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino
Juan 6, 24-35:
Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo has venido aquí?". Jesús les contestó: "Os lo aseguro: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura, dando vida eterna, el que os dará el Hijo del Hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios". Ellos le preguntaron: "¿Cómo podremos ocuparnos en los trabajos que Dios quiere?", Respondió Jesús: "Éste es el trabajo que Dios quiere: que creáis en el que Él ha enviado". Ellos le replicaron: "¿ Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo". Jesús les replicó: "Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo. Entonces le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan". Jesús les contestó: "Yo soy el pan de vida. El que viene a mi no pasará hambre, y el que cree en mí no pasará nunca sed".
Jesús hizo muchos signos, que antes llamábamos milagros, para atender las necesidades de la gente. Lo importante es comprender lo que significan. Casi todos eran para curar enfermedades de todo tipo o dar de comer a la gente. Son las dos necesidades básicas que tenemos todos: estar sanos y tener qué comer. Aun hoy millones de seres humanos están muy lejos de tenerlas cubiertas, por ejemplo, en América Latina, Africa o la India.
En América Latina en 2013 había 164 millones de pobres, con 68 millones en extrema pobreza, y con una enorme desigualdad social según refleja el Indice de GINI, pues salvo tres países están todos por encima del 0,450 (0 = igualdad total, 1 desigualdad total), lo cual es signo y peligro de profundas convulsiones sociales.
La India tiene un 30 % de su población en extrema pobreza y su IDH es del 0,586 en el año 2013. Dada su alta población tiene proporcionalmente el mayor número de pobres del mundo.
En Africa la media de pobres, a fecha del 2013, es del 52 %, pero en quince países pasa de ese porcentaje, en 11 supera el 60 %, y en 5 el 70 %, alcanzando el 80 % en el Chad y Liberia. Una media del 47 % viven en extrema pobreza (menos de 1 € al día). El IDH medio en 2013 era solo del 0,513 (0 = nulo; 1= máximo); por comparación, España en 2013 estaba en el 0,869.
Jesús dio de comer a aquella multitud, pero se da cuenta de que lo siguen porque les dio de comer, pero no comprenden que lo que Jesús busca es otra cosa. Jesús se movía por Galilea, pero en el imperio romano y fuera de él había muchos miles de personas con hambre y enfermas a las que Jesús no llegaba.
Jesús lo que busca es un cambio total de sociedad, una conversión profunda de las personas, todo un orden nuevo que es la construcción del Reino de Dios, o sea, la justicia, la igualdad, la fraternidad, el amor, la solidaridad, la paz, la unidad entre todos, porque esta es la base esencial para que todo ser humano pueda vivir dignamente como ser humano y por tanto como hijo de Dios.
Hoy también, en muchos casos, caemos en el mismo fallo que aquellos galileos: en el asistencialismo. En la mayoría de las veces damos solo asistencialismo a quienes solo buscan asistencialismo. Así no contribuimos al cambio social que Jesús quería, así no construimos Reino de Dios. Tan solo perpetuamos un sistema que por su estructura, produce pobres, oprimidos, marginados, encarcelados. Genera injusticia, desigualdad, asimetría, marginación, pobreza, violencia, corrupción... No nos comprometemos para nada en la Educación Liberadora.
Toda educación, para ser LIBERADORA tiene que ser:
Educación Crítica
Educación Comunitaria
Educación Comprometida
Educación Solidaria
Educación Ecológica
Educación Política
Educación Integral
Educación Histórica
Educación Gratificante
Se pueden tener muchos conocimientos técnicos, matemáticos, médicos, científicos, literarios, históricos, filosóficos, económicos, y carecer por completo de educación LIBERADORA. Todos esos conocimientos son muy importantes pero si la persona que los tiene no tiene Educación Liberadora, en vez de servirle de bien para él y para los demás, pueden servirle de mal, y mucho mal, para él y para los demás. Cuántas personas conocemos que, después que la Sociedad, a través de sus centros de estudios, sus universidades, sus instituciones científicas, les facilitó una gran preparación técnica, luego utilizan todo eso para aprovecharse de los demás, para enriquecerse, para dejar privados de sus servicios a los que no pueden pagarlos. Es triste comprobar como después de pagar estudios a quien no tenía medios para ellos, le ayudamos a alcanzarlos y cuando los tiene se convierte en explotador de los pobres de los cuales él era uno de tantos.
Por eso solo es verdadera educación la que es liberadora. El neoliberalismo no quiere desaparecer y por eso no quiere educación liberadora, y produce opresores, no liberadores. Quiere individuos para tener, no personas para ser, y que tengan en el opresor su modelo de hombre. La liberación solo la puden hacer los oprimidos, nunca el opresor, pues si este la hiciera ya no sería opresor.
Ese proceso educativo liberador va a tardar años y años en implantarse en el mundo, pero tiene que llegar. Cuando llegue hará posible que todo ser humano pueda vivir dignamente, y que toda la creación, cada ser vivo, sea cuidado, respetado y cultivado como un hermano más de la fraternidad universal que Dios quiere para todos y para todo.
Pero, entre tanto ¿qué hacer con el hambriento, con el enfermo, con el desnudo, con el encarcelado, con el emigrante? Dos cosas:
-Hay que atenderlos (es el asistencialismo), como lo hizo Jesús, pero cada gesto de atención tiene que ir acompañado de un compromiso educativo liberador para que no sea alienador, aunque sea muy pequeño, igual que hacía Jesús que acompañaba todo gesto asistencial con una reflexión y un compromiso.
-Denunciar a los causantes de los opresores del pueblo, como lo hizo Jesús de forma clara y contundente con los fariseos, los letrados, los senadores, los escribas, porque sin luchar contra las causas y los causantes de la opresión no hacemos nada por el oprimido más que perpetuar su situación.
Nunca seremos plenamente lo que debemos ser mientras los demás no lo sean también.
Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino