Para los Políticos del 20D

Séptimo Mandamiento: "No robarás"

La corrupción es como un cáncer: siempre hay peligro de metástasis


A los ciudadan@s que vais a ser elegidos el próximo 20 de diciembre permitidnos recordaros el Séptimo Mandamiento: No robarás. Seguro que os dais bien cuenta de por qué lo hacemos.

El catecismo de la Iglesia Católica explica este Mandamiento literalmente así (solo añadimos algún breve comentario en cursiva):

“El séptimo mandamiento prohíbe el robo, es decir, la usurpación del bien ajeno contra la voluntad razonable de su dueño”.

“Toda forma de tomar o retener injustamente el bien ajeno, aunque no contradiga las disposiciones de la ley civil, es contraria al séptimo mandamiento. Así, retener deliberadamente bienes prestados u objetos perdidos, defraudar en el ejercicio del comercio, pagar salarios injustos, elevar los precios especulando con la ignorancia o la necesidad ajenas”. El dinero que se le pide y exige al pueblo debe ser justo y legal y escrupulosamente administrado, aun más que el propio.

“Son también moralmente ilícitos, la especulación mediante la cual se pretende hacer variar artificialmente la valoración de los bienes con el fin de obtener un beneficio en detrimento ajeno; la corrupción mediante la cual se vicia el juicio de los que deben tomar decisiones conforme a derecho; la apropiación y el uso privados de los bienes sociales de una empresa; los trabajos mal hechos, el fraude fiscal, la falsificación de cheques y facturas, los gastos excesivos, el despilfarro. Infligir voluntariamente un daño a las propiedades privadas o públicas es contrario a la ley moral y exige reparación”. ¿Dónde está todo el dinero fruto de los cientos de corruptos de la legislatura pasada: primero queremos el dinero, después la cárcel. (¡Cuánto daño no se hizo con esto en la legislatura pasada! ¿Dónde está la reparación del daño causado por los corruptos y corruptores que ejercieron el poder y la administración de los bienes públicos durante la misma, sino también por la desmoralización de los ciudadanos así como por el desprestigio y descrédito de la clase política?). Ojo a la corrupción: es como un cáncer: siempre hay peligro de metástasis.



Os pedimos combatir el fraude fiscal, tanto el legal como el ilegal porque pagar lo que está establecido con justicia es un deber, pero hay leyes injustas hechas solo para los grandes y poderosos, para los ricos y especuladores, como la que regula las SICAV, (Sociedades de Inversión Colectiva de Capital Variable). Aquí encontramos directivos de bancos y cajas, exministros, directivos de clubes y exfutbolistas de primera división, presentadores de Tv, cineastas, organizaciones religiosas, grandes empresarios, gentes de la nobleza, etc., sin que su actividad pueda ser fiscalizada por el Ministerio de Hacienda, y que pagan tan solo el 1 % de impuestos. ¿Vais a cambiar la Ley para que tributen como el resto de los ciudadanos? Son los que más tienen, menos pagan y reciben más servicios de la sociedad. Esto es muy injusto. Peor aun los que lo llevan a paraísos fiscales ¡cuándo acabaréis con ellos!

“Las promesas deben ser cumplidas, y los contratos rigurosamente observados en la medida en que el compromiso adquirido es moralmente justo. Una parte notable de la vida económica y social depende del valor de los contratos entre personas físicas o morales. Así, los contratos comerciales de venta o compra, los contratos de arriendo o de trabajo. Todo contrato debe ser hecho y ejecutado de buena fe”.

“En virtud de la justicia conmutativa, la reparación de la injusticia cometida exige la restitución del bien robado a su propietario: Jesús bendijo a Zaqueo por su resolución: Si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo” Todo lo robado tan solo en los cuatro últimos años multiplicado por cuatro, ¿a cuánto subiría?)

“Los que, de manera directa o indirecta, se han apoderado de un bien ajeno, están obligados a restituirlo o a devolver el equivalente en naturaleza o en especie si la cosa ha desaparecido, así como los frutos y beneficios que su propietario hubiera obtenido legítimamente de ese bien”.

“Están igualmente obligados a restituir, en proporción a su responsabilidad y al beneficio obtenido, todos los que han participado de alguna manera en el robo, o que se han aprovechado de él a sabiendas; por ejemplo, quienes lo hayan ordenado o ayudado o encubierto”.

¿Por qué los robagallinas y similares van a la cárcel de inmediato y los grandes defraudadores de los bienes públicos tardan años en pisarla? Por qué la justicia es tan rápida para unos y tan lenta para otros?

“El séptimo mandamiento proscribe los actos o empresas que, por una u otra razón, egoísta o ideológica, mercantil o totalitaria, conducen a esclavizar seres humanos, a menospreciar su dignidad personal, a comprarlos, a venderlos y a cambiarlos como mercancía. Es un pecado contra la dignidad de las personas y sus derechos fundamentales reducirlos por la violencia a la condición de objeto de consumo o a una fuente de beneficio. San Pablo ordenaba a un amo cristiano que tratase a su esclavo cristiano “no como esclavo, sino [...] como un hermano [...] en el Señor”



“El séptimo mandamiento exige el respeto de la integridad de la creación. Los animales, como las plantas y los seres inanimados, están naturalmente destinados al bien común. El uso de los recursos minerales, vegetales y animales del universo no puede ser separado del respeto a las exigencias morales. El dominio concedido por el Creador al hombre sobre los seres inanimados y los seres vivos no es absoluto; está regulado por el cuidado de la calidad de la vida del prójimo incluyendo la de las generaciones venideras; exige un respeto religioso de la integridad de la creación”.

“Los animales son criaturas de Dios, que los rodea de su solicitud providencial. Por su simple existencia, lo bendicen y le dan gloria. También los hombres les deben aprecio. Recuérdese con qué delicadeza trataban a los animales san Francisco de Asís o san Felipe Neri”.

“Dios confió los animales a la administración del que fue creado por él a su imagen. Por tanto, es legítimo servirse de los animales para el alimento y la confección de vestidos”, pero necesarios, no de lujos y presunciones. “Se los puede domesticar para que ayuden al hombre en sus trabajos y en sus ocios. Los experimentos médicos y científicos en animales son prácticas moralmente aceptables, si se mantienen en límites razonables y contribuyen a cuidar o salvar vidas humanas”.

“Es contrario a la dignidad humana hacer sufrir inútilmente a los animales y sacrificar sin necesidad sus vidas”. (Por tanto las juergas, fiestas y diversiones a costa de hacer sufrir a los animales deben ser total y radicalmente prohibidas). “Es también indigno invertir en ellos sumas que deberían remediar más bien la miseria de los hombres. Se puede amar a los animales; pero no se puede desviar hacia ellos el afecto debido” especial y “únicamente a los seres humanos”.

“Todo sistema según el cual las relaciones sociales deben estar determinadas enteramente por los factores económicos (como el Neoliberalismo), resulta contrario a la naturaleza de la persona humana y de sus actos”.

“Una teoría (el Neoliberalismo) que hace del lucro la norma exclusiva y el fin último de la actividad económica es moralmente inaceptable. El apetito desordenado de dinero no deja de producir efectos perniciosos. Es una de las causas de los numerosos conflictos que perturban el orden social”.

“Un sistema (el Neoliberalismo) que sacrifica los derechos fundamentales de la persona y de los grupos en aras de la organización colectiva de la producción” es contrario a la dignidad del hombre Toda práctica que reduce a las personas a no ser más que medios con vistas al lucro esclaviza al hombre, conduce a la idolatría del dinero y contribuye a difundir el ateísmo. “No podéis servir a Dios y al dinero”.



Con todo esto, amigos políticos del 20D, y las conclusiones que fácilmente todos podemos sacar, creo que tenéis y tenemos criterios de sobra para saber cómo actuar, tanto vosotros como responsables del bien común, como nosotros los ciudadanos para exigiros un comportamiento digno y coherente con la misión que os encomendamos en las urnas.



(Para más información ver Catecismo de la Iglesia Católica, Séptimo Mandamiento)
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