La propiedad privada

¿DERECHO A LA PROPIEDAD PRIVADA?

Desde que el primer hombre clavó unas estacas y cerró con una sebe un trozo de tierra y dijo. “esto es mío”, empezaron las luchas y guerras en el mundo, y cada vez fueron más grandes y más mortíferas, espoleadas por la ambición de tener cada vez más poder, tanto económico como político. Si ahora viniera la Tercera Mundial, ¿quedará alguien para contarlo?. Esperemos que no venga.

Para el sistema neoliberal de mercado, la propiedad privada es un concepto económico y del ámbito legal. Este establece el derecho del individuo, o las organizaciones, a la posesión, el control y la disposición de un bien. Se interpreta la propiedad privada como una protección o defensa frente al Estado, o frente a otras personas o instituciones, lo que implica el pleno poder jurídico del propietario frente a terceros sobre lo que posee, que puede emplear en lo que quiera dentro de la legalidad vigente en cada momento. Es por tanto, un Derecho subjetivo, ratificado como tal por el artículo 17 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, que establece que la propiedad privada es un derecho inalienable, del que nadie puede ser privado, salvo por necesidad pública ineludible, con la condición de la correspondiente indemnización.

Este derecho ejercido sin límite, como prácticamente se ejerce en la actualidad, conduce a unas grandes asimetrías sociales, haciendo a unas minorías cada vez más ricas y poderosas y a unas mayorías muy importantes a no tener ni lo necesario para la vida. De hecho actualmente estamos viendo cada vez más riqueza concentrada en menos manos y a los ricos enriquecerse cada vez más.

Los bienes que produce constantemente la naturaleza, por sentido común se debe entender que los produce para TODOS, y por tanto su propiedad debe ser común por igual para hombres y mujeres, siendo muchos de ellos necesarios para la vida de todo ser humano, de los cuales cada uno toma lo necesario para vivir, pero si no lo puede hacer su vida peligra o incluso muere. Por tanto deben ser considerados como vienes de derecho natural, comunes a todos los hombres. Son bienes universales. Esos bienes necesarios para la vida, constituyen el derecho de propiedad privada, como el trabajo, la salud, la alimentación, la vivienda y los conocimientos necesarios para desenvolverse en la vida. Son bienes necesarios para llevar una vida humana, y por tanto propios de la naturaleza humana, de ahí que los califiquemos como bienes de derecho natural de cada individuo. Son bienes básicos de uso común, y por tanto pueden y deben estar al servicio de todo ciudadano.

Otros bienes que no son necesarios para la vida, los calificamos de bienes superfluos, y por tanto ya no son de derecho natural. Los bienes básicos son míos, porque son una necesidad ineludible, pero los superfluos ya no son míos, porque no me son necesarios para mi vida, y no me pertenecen, porque no forman parte de mi propiedad privada.

   Esos bienes superfluos deben ser de propiedad común, o sea, de todos aquellos seres humanos que todavía no han cubierto sus necesidades básicas, es decir, de los que pasan hambre, los que no tienen techo, no tienen los conocimientos básicos para la vida, como no saber leer ni escribir, no pueden acceder a un médico ni unas medicinas, no tienen un techo donde cobijarse. Por tanto, todo aquello que me sobra, después de tener cubiertas mis necesidades fundamentales, se convierte en un deber para la necesidad del prójimo.

Cuando nos apropiamos de algo que no es nuestro, decimos que eso es un robo, y lo tenemos que devolver. Los bienes que nos sobran no son nuestros, aunque los poseamos legalmente, porque hay leyes que no son justas. Son bienes superfluos y por tanto pertenecen a quien los necesita. La inmensa mayoría de los necesitados, no son pobres, sino que son empobrecidos, sobre todo los del Tercer Mundo, porque casi todo lo que nos sobra en el Primer Mundo, se lo estamos sustrayendo al Tercer Mundo. Por tanto, cuando damos algo a los empobrecidos, lo que estamos haciendo es devolverles lo que es suyo. Es decir, el pobre empobrecido,  es un robado. Por tanto lo que nos sobra ya no es un derecho de propiedad privada.

 Pongamos unos ejemplos: todos necesitamos una casa para vivir, y por eso a esa casa le llamamos vivienda, que es de derecho natural. Pero, tener varias casas, pisos o viviendas, como un chalet para los fines de semana o ir de vacaciones, o un apartamento en la playa, estas segundas viviendas ya no son de derecho natural, porque no las necesito para vivir.

Tener un coche normal para ir al trabajo, o atender las diferentes necesidades de la familia, es de derecho natural, pero tener más de uno, y no digamos si es de lujo, eso no es de derecho natural, eso ya es un abuso, abuso hacia los demás que no lo pueden tener y abuso de la naturaleza, porque el nivel de vida que llevan los que usan bienes superfluos, no es universalizable ni es sostenible, pues le estamos exigiendo a la naturaleza más de lo que puede producir. De hecho los países desarrollados estamos consumiendo mucho más de lo que nos corresponde, y ya estamos consumiendo más de lo que la naturaleza puede producir, y la estamos desequilibrando. Al ritmo que vamos acabaremos con los hidrocarburos, acabaremos con el gas natural, acabaremos con el agua dulce, así acabaremos con el oxígeno, acabaremos con los árboles, acabaremos con la biodiversidad. El cambio climático nos lo está diciendo, pero no le hacemos caso. Si en todo el mundo hubiera tantos coches como hay en los países desarrollados y todos los ciudadanos tuvieran tantos coches como tienen las clases medias y sobre todo altas, el tráfico sería insoportable e insostenible. En vez de una sociedad de uso, hemos creado una sociedad de abuso. Hemos creado una sociedad de tener, no una sociedad de ser.

El sistema neoliberal de mercado, el capitalismo, nos crea infinidad de necesidades de tener, y nos bombardea con la propaganda y la publicidad para que lleguemos a sentir la necesidad de tener muchas cosas que no nos hacen falta. Miremos, por ejemplo, a los roperos de casa: seguro que tenemos prendas en perfecto uso que apenas hemos usado y hemos comprado otras nuevas para la misma función, y nos hemos dicho: “llega el verano y no tengo nada que ponerme”. O decimos: “esto que tengo está pasado de moda, ya no se lleva”. La moda no es más que un invento publicitario para ir sacando o repitiendo cíclicamente algo nuevo, para enganchar al consumidor. Miremos cuántos zapatos tenemos que hemos gastado a medias, que no nos atrevemos ni a poner ni a tirar.

 El capitalismo tiene avidez incesante de beneficios, y por eso quiere que sintamos como plenamente necesarios todos los bienes superfluos, y así acumulemos cada vez más cosas que no necesitamos y en consecuencia dejamos a otros sin los bienes necesarios: mientras unos abusan de casas abundantes y lujosas, dejan a otros sin vivienda. Mientras unos compran  coches de muchos millones, otros no llegan ni a un utilitario para lo más necesario.  El abuso de lo superfluo de unos deja a otros sin el uso de lo necesario. Mientras unos se gastan miles en cirugía estética (superfluo), otros no tienen acceso ni a médicos ni a medicinas (necesario). Como superfluo hay que calificar también los viajes de turismo o de recreo, los espectáculos, las fiestas, las comilonas, los deportes pasivos, como los que pagan por ver futbol en la tele o en los estadios, o tenis, o toros… mientras 1300 millones de seres humanos pasan o mueren de hambre.  Pero el capitalismo bien se ha encargado de que sintamos como vienes necesarios los bienes superfluos, todo para aumentar el máximo los beneficios. Convertir todo en propiedad privada es el objetivo del capitalismo, y por eso quiere que se privatice todo: la enseñanza, la sanidad, los medios de comunicación, las industrias energéticas, el agua, el aire, la tierra, los servicios sociales, la banca.

 Para el capitalismo, la propiedad privada es sagrada, algo divino y eso no se toca. Los que se atreven a tocarla son malos, revolucionarios, populistas, comunistas...

 Los que tienen una mentalidad capitalista no quieren devolver nada. Ellos dicen que no quitaron nada a nadie. Para ellos todo lo conseguido legalmente ya es ético. No quieren aceptar que ninguna riqueza es inocente, porque seguro que dejó víctimas por el camino, y por tanto no es ética. Dicen, y tienen razón, que hay que elevar el nivel de los pobres, pero no quieren ni oír que para elevar el nivel de los pobres hay que bajar el nivel de los ricos. Dicen que lo haga el Estado, pero que a ellos no les toquen el bolsillo, porque su propiedad está por encima de todo, incluso en situaciones de extrema necesidad. No pensaba así Tomás de Aquino cuando escribió “in extrema necesitate omnia sunt conmunia”:  en necesidad extrema todo es común.

 Los que nos decimos seguidores de Jesús de Nazaret, también ignoramos su enseñanza, pues le dijo al joven rico que lo quería seguir: “vende todo lo que tienes, dalo a los pobres y tu ven y sigue. Así tendrás un tesoro en el cielo”. Pero el Evangelio dice que el joven se marchó porque era muy rico”. Jesús también afirmó: “No podéis servir a Dios y al dinero”. Jesús se identificó con los que carecen de los bienes necesarios: hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos, emigrantes, encarcelados.

 Los grandes cristianos de los primeros siglos, escribieron:

SAM AMBROSIO (C.340-397):”¡Ay ricos! ¿Hasta dónde pensáis llevar vuestra codicia insensata? ¿Es que sois acaso los únicos habitantes de la tierra? ¿Por qué expulsáis de vuestras posesiones a los que tienen vuestra misma naturaleza y reivindicáis para vosotros solos la posesión de toda la tierra? [...] Cuanto más tie­nes más deseas. Y aunque lo adquirieras todo seguirías siendo un indigente: pues la avaricia se inflama con el lucro en lu­gar de extinguirse.

     "¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: 'Este es mi cuerpo', y con su palabra afirmó nuestra fe, dijo también: 'Me vieron hambriento y no me dieron de comer'. Y: 'Lo que no hicieron con uno de mis hermanos más pequeños, tampoco lo hicieron conmigo'... ¿Qué le aprovecha al Señor que su mesa esté llena de vasos de oro, si Él se consume de hambre? Sacien primero su hambre y luego, con lo que les sobra, adornen también su mesa".[7]

“Es un homicidio negar a un hombre el salario que le es necesario para su vida”.

"La naturaleza suministra su riqueza a todos los hombres en común. Dios ha creado todas las cosas para que todos los seres vivientes las gocen en común, y para que la tierra se convierta en una posesión común a todos. La propia naturaleza es la que ha creado el derecho de la comuni­dad, y es la usurpación injusta la que ha creado el derecho a la propiedad privada".

SAN CIPRIANO (C.200-258): “-Cuando los ricos no llevan a la misa lo que los pobres necesitan, no celebran la Eucaristía del Señor”.

SAN BASILIO (C.330-379): “Abrid de par en par las puertas de vuestros graneros, dad salida a vuestras riquezas en todas las direcciones. Dime, ¿qué es lo que te pertenece?, ¿de dónde trajiste nada a la vida?, ¿de quién lo recibiste? Así son los ricos: se apoderan los primeros de lo que es de todos y se lo apropian, sólo porque se han adelantado a los demás... Si cada uno se contentase con lo indispensable para atender a sus necesidades y dejara lo superfluo a los indigentes, no habría ricos ni pobres”.

 “Ea, pues, reparte de modo vario tu riqueza, sé ambicioso y magnífico en gastar en favor de los necesitados. No vendas a altos precios, aprovechándote de la necesidad. No aguardes a la carestía de pan para abrir entonces tus almacenes. No esperes, por amor al oro, a que venga el hambre, ni por hacer negocio privado la común indigencia. No seas traficante de las calamidades humanas. Tú miras el oro, y no miras a tu hermano: reconoces el cuño de la moneda y disciernes la genuina de la falsa, y desconoces de todo punto a tu hermano en el tiempo de necesidad.”

SAN GREGORIO DE NISA (C.330-394): “Por lo tanto, si alguien desea convertirse en el amo de toda la riqueza, poseerla y excluir a sus hermanos, incluso a la tercera o cuarta generación, tal desgraciado  no es un hermano sino un tirano bárbaro y cruel, una best­ia feroz cuya boca siempre está abierta dispuesta a devorar pa­ra su uso personal la comida de los otros hermanos”.

“Considera quiénes son los pobres y descubrirás su dignidad: el Señor, por su bondad, les restó su propia persona a fin de que conmuevan a los que son duros de corazón y enemigos de los pobres que son los despenseros de los bienes que esperamos, los porteros del reino de los cielos, los que abren a los buenos y cierran a los malos. Mientras hay todos esos lujos en tu casa, ahí a la puerta están tendidos mil Lázaros [...] y si llegan a molestar un poco más en las puertas, salta de cualquier rincón un portero canallesco del amo cruel y los echa a palos o llama a los perros [...]. Y así, los amigos de Cristo tienen que marcharse llevándose de propina insultos y golpes, ellos que son el resumen de todos los mandamientos”. (Homilía sobre el amor a los pobres)

SAN JERÓNIMO (C.340-420): ““Si quieres ser perfecto vende, no parte de tus bienes, sino todos.

“Con razón habla el evangelio de rique­za injusta, pues todas las riquezas no tie­nen otro origen que la injusticia y no se puede uno hacer dueño de ellas a no ser que otro las pierda o se arruine. [...] Por tanto, si tienes más de lo que necesitas pa­ra vestir, distribúyeselo a los que no tie­nen y reconoce que eres deudor de ello”. (Carta a Hebidia)

SAN JUAN CRISÓSTOMO (347-407: "No pensemos que basta para nuestra salvación presentar al altar un cáliz de oro y pedrería después de haber despojado a viudas y huérfanos. ¿Queréis de verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consintáis que esté desnudo. No le honréis en el templo con vestidos de seda y fuera le dejéis perecer de frío y desnudez.

Porque el mismo que dijo: "Esto es mi cuerpo", dijo también: "Me visteis hambriento y no me disteis de comer"; "cuando no lo hicisteis con uno de esos más pequeños, tampoco conmigo lo hicisteis".

“Forzosamente, el principio y raíz de tus riquezas proceden de la injusticia. Porque Dios, al principio, no hizo al uno rico y al otro pobre, sino que dejó a todos la misma tierra. ¿De dónde, pues, siendo la tierra común tienes tú tantas yugadas de tierra y tu vecino ni un palmo de terreno?”

“El Señor añadió que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos”

“Si las riquezas producen pobreza en lugar de resolverla, no son riquezas, sino armas de destrucción de aquello que por la naturaleza es el ser humano”.

SAN AGUSTÍN (354-430): “Investiga las cosas que son necesarias y verás cuán pocas son. Ved que no sólo es poco lo que os es suficiente, sino que ni siquiera Dios os exige mucho. Pide lo que te dio, de ello quita lo que te sea necesario; los demás bienes, que son superfluos para ti, a otros son necesarios. Los bienes superfluos de los ricos son necesarios a los pobres. Posees lo ajeno cuando posees lo superfluo.”

“Las riquezas son injustas o porque las adquiriste injustamente o porque ellas mismas son injustas ya que tú tienes y otro no tiene, tú abundas y otro vive en la mi­seria. [...]Y quien no usa justamente no posee legíti­mamente [...] y si se proclama dueño de algo no será esta palabra de poseedor jus­to sino de usurpador sinvergüenza”

 ¡¡¡Cómo nos hemos olvidado del mensaje del Evangelio, incluida la misma Iglesia, que se rodeó de tantos bienes, la mayoría superfluos, e incluso dañinos para la causa del Evangelio, y con las inmatriculaciones quiere asegurarse todavía más!!! ¡Qué mal hemos entendido a Jesucristo y su mensaje!

El Papa Francisco quiere una Iglesia coherente con el Evangelio, que le falta mucho para serlo, y dice: el derecho a la propiedad privada no es "intocable" ni "absoluto". Y reclama una profunda reforma de la economía mundial: “El Papa volvió a relativizar el derecho a la propiedad privada, pidió una reforma “a fondo” de la economía, reivindicó el valor del sindicalismo, advirtió que las mujeres de todo el mundo siguen llorando frente a la injusticia y la desigualdad y pidió soluciones para construir un futuro digno para los trabajadores”.

Fuentes: Alandar, La Ley, Consumoteca, Vientosur, El Derecho de Propiedad, edi. Tirant, Dialnet, Teología de los Santos Padres Internet.

 Un cordial abrazo a tod@s.-Faustino

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