ECLESIASTICOLOGÍAS (3)
. Para la mujer, al Dios de Cristo Jesús, ni exhaustiva ni preferentemente podrán DEFINIRLO conceptos tales como “Omnipotente”, “Omnisciente”, “Principio y Fin de todas las cosas”, “Creador de cielos y tierra”, “Dominador del Universo”, “Señor”, “Altísimo”, “Gran Arquitecto”, “Ser Supremo”, “Divinidad”, “Causa Prima”….La mujer tiene más cercanos los conceptos y vivencias de “Hermano”, “Amigo”. “Compañero” y otros.
. Partiendo del adulterado principio socio- cultural de que lo femenino es sistemáticamente algo negativo, y de inferior categoría, -también dentro de la Iglesia-, es posible que no sean pocos los cristianos, presididos por sus jerarquías, que censuren como aproximadamente execrables y blasfemas afirmaciones como las apuntadas respecto a Dios “Padre” o “Madre”. En esta temática, y en sus alrededores, es elementalmente evangélico profesar un CÓDIGO DE FE que rechace cualquier discriminación de la que la mujer –o el hombre-, sea sujeto paciente.
. A los TRAPOS – trapos, como capisayos, telas, lienzos, tapices y doseles, les ha conferido la Iglesia inmoderada importancia. Diríase que irreligiosa, pagana y además inculta y adolescente. Vanidosa, arrogante y fatua, hasta haber llegado sus usuarios y donantes al convencimiento de que los mismos trapos, con el moto despilfarrador de “ornamentos sagrados”, eran “signos de religiosidad y de culto, del agrado de Dios y edificación de los hombres”. Los trapos, litúrgicos o protocolarios, han pervertido la idea de Dios, “pasando” del evangelio y de la teología y profanando lo divino y lo humano.. “Hora es ya de que los trapos se guarden en el baúl de los recuerdos litúrgicos, o para- litúrgicos, se vendan algunos, o se exhiban con reverencial adoctrinamiento, cultura, arte e historia en las colecciones museísticas.
. Constituida, con todos los requisitos canónicos, la “ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE EXORCISTAS”, es de obligado y bíblico cumplimiento prestar primorosa atención catequística al articulado de “mundo, demonio y carne”. Con el “mundo” y la “carne” no se juega. Con el “demonio”, tampoco. El demonio no es ni objeto de sujeto de juego, pese a que frecuentemente se dé la impresión de que, por exceso o por defecto, se le frivolice superficial e irreflexivamente. De todas maneras, la catequesis acerca del demonio precisa revisión denodada y urgente.. El demonio no es solo cita o referencia de miedo, o de miedos. El miedo corrompe y deprava la idea y el concepto de “persona”, y sin esta, no hay sociedad y menos, Iglesia.
.Muchos, y aún máximos, representantes de la Iglesia VIVEN Y SE SIRVEN de ella. Es su profesión, oficio y carrera. Crece, no obstante, el número de cristianos que cada día se aleja más de su estructura y gobierno, encarnado sobre todo en las Curias, diocesanas y romana. En la mayoría de las ocasiones, esto no les significa ya, felizmente, problema religioso alguno, aunque a veces les desasosiegue e irrite.
. A personas, grupos, organismos e instituciones intituladas ”religiosas”, lo que de verdad les salvó en su fama y en su consideración social, en largos y untuosos periodos de su historia, fue el absoluto desconocimiento ajeno de cómo vivían, del volumen y adiposidad de sus cuentas corrientes y de las exenciones de las que disfrutaban, así como de los privilegios de los que fueran poseedores. El misterio, el secreto y la discreción, la reserva y el disimulo, fueron, y son, su armadura, con olvido impiadoso de que toda verdad –y más la religiosa- se fundamenta en la transparencia, en la claridad y en la limpieza. “LOS LIMPIOS DE CORAZÓN VERÁN A DIOS” y solamente ellos serán sus mediadores y espejos.
. Fueron, y todavía no son pocos, los colegios y centros con la Iglesia, en los que los temas de la PEDERASTIA no fueron extirpados desde sus más profundas raíces. Tampoco acerca de los mismos se aportaron explicaciones que ilustraran y aclararan los porqués de tan oscuras, escandalosas y antinaturales situaciones.
. Movimientos religiosos como el Opus, los Legionarios de Cristo, y los Neocatecumenales, Comunión y Liberación y nuevas Congregaciones definidas por acentuados signos de conservadurismo, poco o nada adeptos y adictos al CONCILIO VATICANO II, proliferaron en la Iglesia en los últimos años, con todo lujo de indulgencias, a la vez que a los “filoconciliares” se les dificultaba su implantación y desarrollo. El “reino de Dios”, al menos teóricamente, hay muchas moradas, pero en la práctica reciente, no a todas colorean tonalidades y bendiciones jerárquicas idénticamente fervorosas.
. Partiendo del adulterado principio socio- cultural de que lo femenino es sistemáticamente algo negativo, y de inferior categoría, -también dentro de la Iglesia-, es posible que no sean pocos los cristianos, presididos por sus jerarquías, que censuren como aproximadamente execrables y blasfemas afirmaciones como las apuntadas respecto a Dios “Padre” o “Madre”. En esta temática, y en sus alrededores, es elementalmente evangélico profesar un CÓDIGO DE FE que rechace cualquier discriminación de la que la mujer –o el hombre-, sea sujeto paciente.
. A los TRAPOS – trapos, como capisayos, telas, lienzos, tapices y doseles, les ha conferido la Iglesia inmoderada importancia. Diríase que irreligiosa, pagana y además inculta y adolescente. Vanidosa, arrogante y fatua, hasta haber llegado sus usuarios y donantes al convencimiento de que los mismos trapos, con el moto despilfarrador de “ornamentos sagrados”, eran “signos de religiosidad y de culto, del agrado de Dios y edificación de los hombres”. Los trapos, litúrgicos o protocolarios, han pervertido la idea de Dios, “pasando” del evangelio y de la teología y profanando lo divino y lo humano.. “Hora es ya de que los trapos se guarden en el baúl de los recuerdos litúrgicos, o para- litúrgicos, se vendan algunos, o se exhiban con reverencial adoctrinamiento, cultura, arte e historia en las colecciones museísticas.
. Constituida, con todos los requisitos canónicos, la “ASOCIACIÓN INTERNACIONAL DE EXORCISTAS”, es de obligado y bíblico cumplimiento prestar primorosa atención catequística al articulado de “mundo, demonio y carne”. Con el “mundo” y la “carne” no se juega. Con el “demonio”, tampoco. El demonio no es ni objeto de sujeto de juego, pese a que frecuentemente se dé la impresión de que, por exceso o por defecto, se le frivolice superficial e irreflexivamente. De todas maneras, la catequesis acerca del demonio precisa revisión denodada y urgente.. El demonio no es solo cita o referencia de miedo, o de miedos. El miedo corrompe y deprava la idea y el concepto de “persona”, y sin esta, no hay sociedad y menos, Iglesia.
.Muchos, y aún máximos, representantes de la Iglesia VIVEN Y SE SIRVEN de ella. Es su profesión, oficio y carrera. Crece, no obstante, el número de cristianos que cada día se aleja más de su estructura y gobierno, encarnado sobre todo en las Curias, diocesanas y romana. En la mayoría de las ocasiones, esto no les significa ya, felizmente, problema religioso alguno, aunque a veces les desasosiegue e irrite.
. A personas, grupos, organismos e instituciones intituladas ”religiosas”, lo que de verdad les salvó en su fama y en su consideración social, en largos y untuosos periodos de su historia, fue el absoluto desconocimiento ajeno de cómo vivían, del volumen y adiposidad de sus cuentas corrientes y de las exenciones de las que disfrutaban, así como de los privilegios de los que fueran poseedores. El misterio, el secreto y la discreción, la reserva y el disimulo, fueron, y son, su armadura, con olvido impiadoso de que toda verdad –y más la religiosa- se fundamenta en la transparencia, en la claridad y en la limpieza. “LOS LIMPIOS DE CORAZÓN VERÁN A DIOS” y solamente ellos serán sus mediadores y espejos.
. Fueron, y todavía no son pocos, los colegios y centros con la Iglesia, en los que los temas de la PEDERASTIA no fueron extirpados desde sus más profundas raíces. Tampoco acerca de los mismos se aportaron explicaciones que ilustraran y aclararan los porqués de tan oscuras, escandalosas y antinaturales situaciones.
. Movimientos religiosos como el Opus, los Legionarios de Cristo, y los Neocatecumenales, Comunión y Liberación y nuevas Congregaciones definidas por acentuados signos de conservadurismo, poco o nada adeptos y adictos al CONCILIO VATICANO II, proliferaron en la Iglesia en los últimos años, con todo lujo de indulgencias, a la vez que a los “filoconciliares” se les dificultaba su implantación y desarrollo. El “reino de Dios”, al menos teóricamente, hay muchas moradas, pero en la práctica reciente, no a todas colorean tonalidades y bendiciones jerárquicas idénticamente fervorosas.