"Eclesiasticologías" (1)

. Con conocimiento de causa, la semántica abre de par en par las puertas del concepto IGLESIA – “ekklesía” en griego, y “reunión- asamblea” en español-, y adoctrina al personal advirtiéndole que en principio no se trataba de ningún término referido al culto, sino de carácter cívico, político y cultural. Por supuesto que, como no podía ser de otra manera, la idea de “democracia” le era inherente. ¿Necesitaría una profunda y veraz revisión la Iglesia para serlo, en conformidad con el inicial proyecto de sus fundadores y el mensaje- testimonio de Cristo Jesús?

. De San Juan-Pablo II se asegura que, decidido a renunciar al “solio pontificio” en la última etapa de su vida, “heroica y ejemplarmente no lo hizo por no querer BAJARSE DE LA CRUZ” . ¿Acaso tuvo menor sentido teológico de la cruz –redención su sucesor Benedicto XVI. ¿Son, fueron y serán auténtica cruz la Curia y los alrededores vaticanos, quienes además dictaminan y “teologizan” como tales, hasta las resoluciones de los mismos Papas, no raras veces en función de sus propios intereses, por legítimos y canónicos que estos parezcan? ¿Es posible que, tanto la razón como la cruz, compartan, a partes iguales, el gobierno de la Iglesia?

. Sería de lamentar verse obligados a reconocer que determinadas SEDES EPISCOPALES, como en el caso de la de Madrid, tuvo que seguir siendo regida “a perpetuidad” e irrenunciablemente por el Cardenal Rouco Varela “por no encontrase en el episcopologio español ningún otro obispo, o candidato a serlo, capacitado para sustituirlo…” ?Tantas o más letanías y jeremiadas habrían sido necesario recitar en el caso en el que las explicaciones verdaderas residieran en argumentos políticos, “intra” o “para” eclesiásticos, sin tener en cuenta ni la participación de los sacerdotes , ni del pueblo de Dios?

. ¿Es atrevido en cristiano aseverar que, de aquí en adelante, ningún Papa lo será ya VITALICIAMENTE, sino que se jubilará, tal y como demanda el sentido común, aunque, por ahora, al margen o en contra de los preceptos canónicos? Con tal convencimiento, y al dictado de la sensatez y de los índices impuestos por la ley de la vida, ¿se convertirá el Vaticano en un recinto de “eméritos”, todos vestidos de blanco? ¿No parece más consecuente y previsible, que, por ejemplo, el Papa Francisco termine sus días entre los amigos de su “Buenos Aires querido”, y Benedicto XVI lo haga en algún monasterio de su añorada y católica Baviera?

. Allá por el año 1973 en su “Introducción al cristianismo”, teologizaba el entonces J. Ratzinger que “hoy la Iglesia se ha convertido para muchos en el principal obstáculo para la fe. En ella solo puede verse la lucha por el poder humano, el mezquino teatro de quienes, con sus observaciones quieren absolutizar el cristianismo oficial y paralizar su verdadero espíritu…” Cristianos, y no tan cristianos, nos permitimos dudar si el Ratzinger, autor del citado libro, fue el “Póntifex Máximus” barroco y contradictorio, o el que tomó la sacrosanta decisión histórica de ABANDONAR LA SEDE APOSTÓLICA.

. En plenas facultades teológicas, y con el santo atrevimiento que confiere la juventud, como tal, el mismo J. Ratzinger en “Los nuevos cristianos y la Iglesia, publicado en 1958, escribió que “más bien hay que hablar de “IGLESIA DE PAGANOS” , pero en el sentido de una Iglesia de los que se llaman nominalmente cristianos, aunque en verdad se han hecho, son y ejercen como paganos…” ¿Qué hacemos con las estadísticas? ¿Es oro todo cuanto reluce? ¿Nos engañamos a nosotros mismos y, de paso, pretendemos engañar a los otros? ¿Es que el índice de ingenuos crece, o decrece?

. Clama al cielo que algunos, aún en las más altas esferas jerárquicas de la Iglesia, invoquen a favor de sus CONSERVADURISMOS ECLESIALES argumentos extraídos al pie de la letra, del Concilio Vaticano II, cuando fueron, y son ellos mismos, quienes desnaturalizaron su sentido y su contenido primigenio, con documentos y praxis “oficiales” distintas.

. El término “DIÁLOGO”, recomendado, elogiado y empleado por la jerarquía eclesiástica ronda con frecuencia los linderos del sarcasmo. Con el Código de Derecho Canónico como vector, guía o ay, instructor o mentor, resulta difuso sobrehumano el diálogo dentro y desde la Iglesia. Aseveración tan odiosa y tajante aguantaría toda clase de pruebas, incluida la del algodón. Es posible que, aún la misma insistencia jerárquica en la necesidad del diálogo acuse y registre como veraz, aseveración tan malsonante, anticívica y anticristiana.

. ¿Ah, pero CAMARILLAS DE PODER es también término eclesiástico en activo y con vigencia floreciente en algunos de sus estamentos? ¿Qué espacios les son concedidos al Espíritu Santo y cuales y cuantos a los curiales y a quienes abusaron de sus dones y atributos y así hacerlo en su nombre y “para mayor gloria de Dios?
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