POETA DEL PAPA

Pocos, muy pocos, Papas fueron poetas. Y, precisamente por serlo, en menos “papábiles”, los cardenales electores contribuyeron con sus votos a favor de que el Espíritu Santo fijara su atención sobre ellos. La mayoría de los Papas fueron teólogos, canonistas, diplomáticos o economistas. La poesía es disciplina y carisma que con dificultad se descubre y cultiva en territorios en los que, aunque oficialmente se hable del Espíritu Santo, a este ni se le ve, ni se escucha el eco de su voz con ejemplaridad y evangelio. Los cánones, las mitras y las titulitis impiden, o dificultan, percibir y aprovechar el hálito de lo divino. Entre la maleza de los superlativos litúrgicos, o para-litúrgicos, lo divino se esfuma o pervierte.

Pero, por fin, en el Papa Francisco encontramos un verdadero poeta. La elección de su nombre así lo asegura y refrenda, con indelebles referencias al “loco de Asís”, poeta universal, que ejerció su vocación- ministerio entrañado en la misma esencia de la Iglesia con argumentos de ecología- naturaleza, de pobreza, de salmos, del “Cantar de los Cantares”, de parábolas evangélicas de misericordia y de conscientes transgresiones sabáticas. En consonancia con las reacciones y expresas citas ítalo-argentinas, el Papa acapara de vez en vez, pensamientos, nombres y apellidos, entre otros, de Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Lope de Vega, Quevedo, Fray Luis, García Lorca y Miguel Hernández.

Con diligente y santa oportunidad, “Religión Digital- Libros” acaba de publicar “La mirada impar”, cuyo autor es Alejandro Guillermo Roemmers, de quien, de muy buena tinta, se asegura que es uno de los poetas actuales más estimados y leídos por el Papa Francisco. Autor de libros, como “Soñadores”, “Más allá”, “Poemas elegidos”, “Ancla fugaz” y otros títulos, premio “Alba de América”, “Puma de Oro” y “Cóndor de Plata”, es miembros del Real Instituto de Cultura de México y del Literario y Cultural Hispánico.

“Un regalo para Francisco”, última composición de “La mirada impar”, del poeta del Papa, está fechada el día 18 de septiembre del 2013 en la Ciudad del Vaticano y en ella –en la composición, un árbol de despoja de todas sus palabras,” como compasiva bendición inacabada, dispuesto a entregarse por entero y desnudar sus ramas, con tal de consolarme…”

Emociona participar de pensamientos y sentimientos acunados en las estrofas de A.G.R, con hondo y comprometido ritmo poético, experimentados por el mismo Papa con amistad y reconocido regocijo literarios: “No hay amor entre los dioses, a los que siempre están y estará en mí” ; “Abrígame, silencio”; “ Habítame, blancura2; “Busqué un collar de palabra y silencios, de sonidos de verdad y belleza, mezcla de fraternidad y extrañamiento…”; “El arte de vivir consiste, amigo, en desterrar el parloteo ausente con que intoxica del tiempo nuestra mente”; “Sufrí, amé, me siento bendecido, aunque no sepa cómo ni por qué, ni a quien dar gracias por haber vivido. Del olvido venimos y al olvido vamos”; “No dejes que te encierren en una iglesia”; “Tú eres la flor, el río y la poesía, la música, la lanza y la batalla”, enmarcado con santa frecuencia en el “Compañero del alma, compañero” de nuestro mártir Miguel Hernández.

“Eran solo esos momentos cuando uno no “está”, sino que “es””; “Soy pura actualidad: si llueve, lluevo, si nieva, nievo, si hay sol, brillo, y si es noche, oscurezco”,;”Quedará un rastro de amor en el silencio…Gracias por el amor, que es muerte y vida, misterio, fe y abismo consagrado y este aliento que es sureño y despedida”; “Dios te salve, poesía, llena eres de gracia”.

Las ilustraciones de Adriana Badesisich, rutilantes, asaeteadoras y valientemente didácticas, le confieren a “La mirada impar” del poeta amigo del Papa Francisco un fervoroso complemento de vivacidad, pedagogía y profetismo, así comoy de actualidad sonora y decidida.

Un buen obsequio bibliográfico para quienes, insatisfechos con los objetivos de sus miradas cotidianas, intentan insistir en el empeño y en la esperanza de poder hacerlo de aquí en adelante con la limpia y transformadora “mirada impar” de tan acreditado poeta, amigo del Papa.
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