La "Rota" de Las Ventas

A quienes se precien de ser intelectualmente serios les han de molestar que les tachen de frívolos por ser y exteriorizar estar informados acerca de noticias relacionadas con la llamada “prensa del corazón”, “pasto cultural”, dicen, que del género femenino, de mujeres frustradas y ociosas, aunque la realidad sea bastante distinta.. El índice de lectores, oyentes y televidentes de tan petulantes y vanidosas reseñas y “crónicas de sociedad” es tan escandalosa y significativamente alto que, por ejemplo, ante el hecho de haber logrado la reciente declaración de nulidad del sacramento de su matrimonio uno de los personajes protagonistas en estas publicaciones sociales, en la tertulia de los curas jubilados se le reservó un hueco al tema, de tanta categoría y aristocracia, con repercusiones de tan variopintos colores.

En términos generales, y como sacerdotes, estuvimos de acuerdo en que la Iglesia –y
sus máximos responsables pastorales, nos prestamos a administrar el sacramento del matrimonio con ligereza e irreflexión, a la vez que, en el caso de declaración de nulidad, si este se presenta, se exigen tiempos, legajos e inversión de dinero, ciertamente excesivos y al alcance de pocos. Los Tribunales Eclesiásticos, la administración de la justicia en ellos impartida, los privilegios de los que han disfrutado, y disfrutan muchos “en el nombre de Dios”, se corresponden con otras tantas lacras graves padecidas en “Nuestra Santa Madre la Iglesia”.

Como información excepcional, rigurosamente constatada, aunque no suficientemente difundida en los tiempos anteriores a la firma y promulgación de la ley de divorcio civil en España – 7 de julio del año 1981-, uno de los colegas expertos en estas cuestiones hizo referencia a la madrileña llamada “Rota de las Ventas”. Resulta que, a las escandalosas noticias generadas en los Tribunales Eclesiásticos de la archidiócesis de Madrid, y a los de la Rota Romana, facilitándoles la nulidad –“divorcios encubiertos”- a determinadas parejas de la farándula, “alta” sociedad y nombres frecuentados en los medios de comunicación, había que añadirse otra fuente perversa de desenfrenos y desvergüenzas “canónicas”.

En una iglesia parroquial del barrio de las Ventas – Ciudad Lineal- madrileña, y en dependencias alquiladas al efecto, “ monseñores y abogados matrimonialistas romanos” cursaban e impartían “nulidades” con efectos civiles… El dato de que estas eran tramitadas por el Vicariato de Roma, “con un noventa por ciento de probabilidades de disolución del vínculo” , engrosó la picaresca y sus pingües rendimientos económicos “profesionales” de manera ciertamente espectacular. La denuncia de unos “ex contrayentes”, la sensibilidad del Cardenal entonces al frente de la archidiócesis, así como su referencia, aunque tímida entonces, en los medios de comunicación, explicaron la clausura flagrante de la llamada “Rota de las Ventas”, fraudulenta sucursal de “sagrados tribunales eclesiásticos”…

La disciplina encarnada, y vivida por estos tribunales “sagrados” están faltas de evangelio y de principios verazmente religiosos. La mayoría de ellos son paganos y además, expuestos a corrupciones “legalizadas” y “santificadas” por intereses y por interpretaciones anti católicas y hasta blasfemas. El Papa Francisco hizo ya referencias a tema de tanta significación e importancia en la Iglesia, y es de esperar que este se afronte con urgencia y en profundidad. La declaración oficial de nulidades matrimoniales, tanto “en el nombre de Dios”, como socialmente, jamás podrá exponerse a interpretaciones discriminatorias en las que primen el dinero y la fama.

En los Tribunales Eclesiásticos, en la Rota Romana, -y en la ya felizmente extinta Rota de las “Ventas”-, el dinero sonó y suena con sonrojo, y con bochornosa frecuencia. Hora es ya de que la conciencia, la piedad, la comprensión, la ternura y la misericordia sean y actúen como jueces infinitos en la administración de las limitaciones , equivocaciones, desaciertos y yerros de los “judiciables”, y más cuando las resoluciones eclesiásticas tuvieron consecuencias civiles.
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